A pesar de que la cirugía es invasiva, el equipo médico de Puerto Rico, que ha estado realizando esta intervención desde 2015, ha logrado mantener una tasa de complicaciones graves por debajo del 5%, lo cual se considera seguro.
En el marco del segundo simposio de la Fundación Parkinson Puerto Rico, el Dr. David Lozada, neurocirujano especializado en la cirugía para pacientes con enfermedad de Parkinson, explicó sobre la estimulación cerebral profunda (DBS).
Esta técnica se recomienda en casos en los que los pacientes requieren dosis cada vez más altas de medicamentos, para controlar la condición. "Hay un número de pacientes, que usualmente ronda dentro del 10 al 15%, donde la cantidad de medicamentos que toman es demasiado y en adición a eso empiezan a tener efectos secundarios", señaló el Dr. Lozada. Estos pacientes, son candidatos aptos para esta cirugía.
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¿Qué es la estimulación cerebral profunda?
El neurocirujano, explicó que la estimulación cerebral profunda consiste en la implantación de un neuroestimulador, comparable a un marcapasos, aunque con cables más largos que llegan hasta el cerebro.
Este dispositivo se coloca debajo de la piel, generalmente en el área infraclavicular, y se conecta a través de extensiones que se insertan por los lóbulos frontales. A pesar de que la cirugía es invasiva, el equipo médico de Puerto Rico, que ha estado realizando esta intervención desde 2015, ha logrado mantener una tasa de complicaciones graves por debajo del 5%, lo cual se considera seguro.
De hecho, el Dr. menciona que "los números de nuestra estadística usualmente rondan entre un 60 y un 80% de mejoría". Además explica que esta mejora se manifiesta principalmente en los síntomas que ya responden bien a los medicamentos, como el temblor, la rigidez y la lentitud de movimiento.
Sin embargo, dejó en claro que "aquel síntoma del paciente que no mejora con el medicamento, tampoco va a mejorar con la cirugía".
Entre las complicaciones más comunes asociadas a la cirugía, el experto mencionó las infecciones, hemorragias y algunos problemas neurológicos. Además, puede ocurrir que algunos pacientes desarrollen hematomas en la zona donde se coloca el neuroestimulador o que el dispositivo sufra daños por caídas u otros accidentes.
Aunque recalcó que "el riesgo sigue siendo menor de 5%, todavía estamos en ese rango donde es seguro hacer la cirugía".
Por otro lado, el neurocirujano explicó que los beneficios de la DBS incluyen una mejoría significativa en los síntomas motores que los pacientes normalmente controlan con medicamentos. Pero, además de los síntomas motores, la cirugía también tiene un impacto indirecto en los síntomas no motores, como la depresión, la fatiga y los problemas del sueño.
Aunque la DBS no trata directamente estos síntomas, el hecho de que los pacientes experimenten una mejoría en su estado general los lleva a interactuar más, socializar y moverse mejor, lo que a su vez mejora su estado emocional y su calidad de vida.
Por supuesto, la DBS también requiere un seguimiento estricto en los primeros meses después de la cirugía, ya que la estimulación se ajusta gradualmente hasta encontrar el nivel adecuado para cada paciente.
Este proceso implica visitas mensuales al neurólogo para ajustar la intensidad del neuroestimulador. Una vez que se logra el equilibrio óptimo, se puede reducir la dosis de medicamentos, lo que supone otro beneficio importante para los pacientes, ya que disminuye la cantidad de fármacos que toman y, con ello, los efectos secundarios que estos pueden producir.
En cuanto a los avances más recientes en la cirugía de estimulación cerebral profunda, el experto comentó sobre la llegada de la tecnología de "circuito cerrado". Introducida en 2023, permite que el neuroestimulador no solo envíe estímulos al cerebro, sino que también capte información en tiempo real sobre la actividad cerebral del paciente.
Esta capacidad permite ajustar la estimulación de manera más precisa, basándose en los datos que se obtienen directamente del cerebro durante el día a día del paciente.
Finalmente, el experto recomendó no esperar demasiado para considerar esta opción quirúrgica, pues muchos pacientes pierden una "ventana" importante en la que la DBS podría ser más efectiva.
Aconsejó a aquellos pacientes que han estado más de cinco años bajo tratamiento exclusivamente farmacológico que consideren la cirugía: "Si su familiar que padece de la condición del Parkinson y lleva más de cinco años con algún especialista que lo único que le provee es medicamentos y no le provee otras alternativas... trate de contactarnos".
Los interesados podrán acudir al Instituto de Neurociencia de Puerto Rico, ubicado en el Manatí Medical Center, donde obtendrán más información sobre los tratamientos disponibles para la enfermedad de Parkinson.