A la hija de la paciente, de 38 años, también se le detectaron varices similares, lo que hace temer una etiología hereditaria.
Una mujer de 54 años recurrió al centro médico para realizarse una colonoscopia diagnóstica por una prueba inmunoquímica fecal positiva. La historia clínica de la paciente era significativa, con un antecedente remoto de hemorragia gastrointestinal de gran volumen sin estudio. La colonoscopia inicial mostró una masa sigmoidea no obstructiva con depresión central y vasculatura azul serpiginosa en la parte superior del recto que se extendía por todo el colon, se relata en un caso clínico de la literatura.
Las biopsias de la paciente fueron compatibles con adenocarcinoma, y el estudio previo a la resección colónica segmentaria incluyó una biopsia hepática en la que se observó esteatosis sin cirrosis y un gradiente de presión portal de 4 mm Hg. También realizaron una resonancia magnética en la que se observaron várices colónicas persistentes.
Por otra parte, se descubrió que la hija de la paciente, de 38 años, experimentó una hemorragia rectal intermitente que la llevó a una evaluación endoscópica 12 años antes, en las que también se observaron várices colónicas con extensión ileal.
Para entonces, la angiografía abdominal por TAC no mostró evidencias de enfermedad vascular o trombosis, y la biopsia hepática no presentaba observaciones. A través de estudios realizados posteriormente, la hija de la paciente negó dolor abdominal, pérdida de peso, fiebre, escalofríos, hematoquecia (paso de sangre por el recto) o melena (heces oscuras y alquitranadas con o sin sangre visible).
Debido a su nueva neoplasia de colon, la hija de la paciente se sometió a una colonoscopia de cribado, que reveló columnas de grandes varices no sangrantes que se extendían desde el recto hasta el ciego. También había indicios de extensión de las varices a la mucosa del íleon. Se siguió un tratamiento conservador y se recomendó repetir la colonoscopia de cribado en 5 años.
Esta afección surge como respuesta a la hipertensión portal (aumento de la presión sanguínea en la vena porta, que conduce la sangre desde el intestino hasta el hígado), asociada a disfunción hepática o sistémica y los pacientes pueden presentar hemorragia rectal o anemia oculta.
En ausencia de cirrosis, las várices colónicas idiopáticas son poco frecuentes, y pueden afectar a todo el colon. El diagnóstico puede realizarse mediante colonoscopia o angiografía por tomografía computarizada.
En la mayoría de los casos, las venas colónicas se limitan al intestino grueso, y muy pocos casos se extienden a la mucosa del intestino delgado. Los pacientes suelen ser diagnosticados de forma incidental o debido a hemorragias recurrentes, que pueden asociarse a una morbilidad significativa y a resultados adversos para la salud.
Aunque los datos son limitados debido a su rareza, las varices colónicas idiopáticas también pueden tener una asociación hereditaria, con hasta un 33% de casos que demuestran afectación familiar.
Aunque ha habido casos individuales con varices intestinales y presiones portales normales, las series de casos familiares en adultos son infrecuentes.
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