La terapia antirretroviral reduce la cantidad de VIH en el cuerpo, lo que evita que dañe el sistema inmunitario. Este tratamiento ha llevado a que las infecciones oportunistas ocurran con mucho menos frecuencia.
Datos de organizaciones como OMS, estiman que 1.2 millones de personas en Estados Unidos viven con VIH. Sin embargo, el número de personas que reciben un nuevo diagnóstico cada año se ha reducido en más de dos tercios desde mediados de la década de 1980.
El Virus Inmunodeficiencia Humana, sin tratamiento, puede dañar el sistema inmunitario y aumentar el riesgo y los efectos de otras infecciones. Como resultado, el virus puede afectar a todas las partes del cuerpo, incluyendo la piel, el sistema respiratorio y el sistema nervioso.
Es una infección viral que ataca y debilita gradualmente el sistema inmunitario del cuerpo dañando células llamadas células T CD4. Dicho daño, significa que, con el tiempo, el cuerpo se vuelve menos capaz de combatir otras infecciones.
Para hablar más sobre las razones por las cuales es importante saber sobre la relevancia de vacunarse frente a otras enfermedades, conversamos con el Dr. Lemuel Martínez, infectólogo y ex presidente de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Puerto Rico, quien nos explica sobre las etapas del virus y los factores de atención como métodos de prevención.
Pandemias y preocupación sobre el control de los virus
Desde hace 40 años se dio el aviso de un virus que terminó siendo mortal en su momento y del cual aún se desconoce vacuna alguna, pero al que se ha estudiado al punto que se han logrado establecer tratamientos para reducir los impactos en la calidad de vida de las personas.
"Cuando hablamos de las pandemias, todas usualmente empiezan en la misma onda, es un tiempo de desconocimiento, de mucha preocupación como pasó con el COVID-19. El riesgo es incierto sobre la infección. Todo eso es una repetición de lo que pasó con el VIH, había mucha preocupación", asegura Martínez.
Explica el experto que los avances han permitido que el manejo de los virus sea más enfocado en el individuo y se abordan diferentes aspectos multidisciplinarios.
VIH y otros virus: Neumococo
En el caso del paciente con VIH, este ve afectado su sistema inmunológico y esto puede generarle complicaciones porque es propenso a desarrollar otras afectaciones derivadas de virus y bacterias en su entorno. Si el sistema inmunitario está bastante dañado, las infecciones que son típicamente leves pueden llegar a poner en riesgo la vida. Estas se conocen como infecciones oportunistas.
"El paciente va transicionando de un estado donde su sistema inmunológico es débil, a uno que va mejorando para convertirse en normal. Hoy en día un paciente que está en tratamiento tiene una expectativa de vida normal", dice.
En el caso de estos pacientes, hay un riesgo adicional porque la respuesta del sistema inmunológico al recibir una vacuna alterna puede no ser la mejor con relación a otras vacunas.
"En el caso del neumococo, sabemos que hay unas estrategias donde hay vacunas que son más inmunogénicas. Esto quiere decir que el paciente con VIH, que tiene su sistema inmunológico debilitado, va a responder mejor a unas vacunas que a otras". Explica Martínez.
"La bacteria de neumococo sigue siendo una de las causas que más deriva en neumonía, otitis, meningitis y en esta población (pacientes con VIH), tiene mayor mortalidad", detalla el experto.
Pacientes que tienen factores de riesgo sobre Neumococo y VIH
Ante el debilitamiento del sistema inmunológico, los pacientes con VIH son más propensos a ser afectados por el hongo que produce el neumococo: "estas personas tienen mayor riesgo a ciertas condiciones infecciosas, la más clásica es la neumocistosis. Un paciente que tenga HIV en su sistema inmunológico sí le afecta", aclara Martínez.
"Aparte de su condición de HIV, sabemos que hay unas condiciones innatas en la sociedad, que son prevalentes independientemente a que este paciente padece de HIV, ya tiene riesgo de tener neumococo, estos pacientes son personas que fuman, que tienen condiciones hematológicas, cáncer y pacientes diabéticos", afirma.
Estos pacientes tendrán intervenciones por fuera del campo del médico tratante de su condición de HIV o su médico primario: "Es bien importante que todos los médicos entendamos que la vacunación no le toca solamente al médico primario, o al que está tratando el caso, o al infectólogo. Esto le toca a todos los médicos, en toda intervención", destaca Martínez.
Agrega que es importante que se visibilice y se entienda que "no todos los procesos de prevención caigan en la medicina primaria", afirma.
Etapas del VIH
Cabe resaltar que, cuando una persona contrae VIH, si no recibe tratamiento, la infección normalmente avanza a través de tres etapas: infección aguda, crónica y la etapa tres que es conocida como SIDA.
En el caso de la primera, está se da poco después de contraer el virus, la persona tiene una gran cantidad de VIH en la sangre, y el riesgo de que el virus se transmita a otros es alto. Algunas personas pueden experimentar síntomas similares a los de la gripe, pero otras no tendrán síntomas.
Por otra parte, la segunda etapa puede durar una década o más. Las personas podrían no tener ningún síntoma, pero el virus aún puede transmitirse a otras personas.
Finalmente, en la etapa más grave (SIDA), el sistema inmunitario de una persona está gravemente dañado, y su recuento de células CD4 cae por debajo de 200 células por milímetro cúbico (células/mm3) de sangre. El paciente será vulnerable a las infecciones oportunistas, y el riesgo de transmisión viral puede ser alto.
Tratamientos y alternativas
Sin embargo, la disponibilidad de un tratamiento efectivo ha hecho que muchas personas con VIH puedan tener una expectativa de vida típica y nunca desarrollar la etapa 3. Además, la incidencia de infecciones oportunistas es mucho menor que antes.
"Hoy día los tratamientos son de una vez al día. Antes hablábamos de un montón de pastillas, hoy se habla de una diaria, de inyecciones que duran meses. Hay otras estrategias que no solamente hacen que el paciente responda a su condición, sino que su sistema inmunológico funcione adecuadamente y logre estar como nosotros", aclara.
La dificultad de la vacuna para el VIH
Existe una diferencia fundamental para que a la fecha no se haya logrado la vacuna contra el VIH, según explica el doctor Martínez "HIV es un virus completamente novel (nuevo), porque cuando llega no hay nada comparativo, versus cuando llega el COVID, que es el SARS-CoV-2, pues si hay un 2, quiere decir que ya había un ´1´. Mucho que lo que hemos logrado no sale espontáneo", dice.
Esto significa que en un momento se pudo controlar a tiempo la primera aparición del virus Sars. No obstante, los virus mutan y por ello es tan difícil establecer y desarrollar una vacuna efectiva al 100 por ciento.
"No podemos comparar ambas cosas, porque de cierta manera hicimos trampa con el Covid, que sí tenía un terreno que se había investigado. Por el contrario, cuando hablamos del HIV, a través del tiempo se han hecho vacunas, y los estudios no han dado luz sobre cuál es el modo o el área que hay que atacar", aclara.
Efectos tempranos del VIH en el cuerpo
Es importante saber que cuando una persona entra en contacto por primera vez con el VIH, puede desarrollar síntomas similares a la gripe. Estos síntomas suelen aparecer dentro de las 2 a 4 semanas de exposición y pueden durar varios días o semanas. Los médicos llaman a esto enfermedad de seroconversión.
La seroconversión es la etapa en la que el cuerpo de una persona produce anticuerpos contra el VIH, lo que significa que su sistema inmunitario está combatiendo la infección.
Muchas personas no experimentan ningún síntoma en esta etapa, lo que facilita tener el VIH sin saberlo. De hecho, se estima que 1 de cada 7 personas no sabe que tiene VIH, lo que hace que las pruebas sean muy importantes.
Si se presentan síntomas, la persona puede sentir como si tuviera gripe. Los síntomas de la infección aguda por VIH pueden incluir: fiebre y escalofríos, una erupción cutánea, dolor de garganta, inflamación de glándulas, dolor de articulaciones o músculos, sudoración nocturna, fatiga, úlceras en la boca.
Después del período de seroconversión, es posible que no se experimente ningún síntoma durante una década o más. Esta etapa se conoce como infección crónica por VIH. Aunque las personas tienden a sentirse bien durante esta etapa, la infección sigue activa. El virus continúa reproduciéndose, atacando nuevas células y dañando el sistema inmunitario. También es posible que el virus se transmita a otros.
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