Esta intervención tuvo una duración aproximada de 4 horas, un tiempo más prolongado de lo normal debido a la delicadeza del caso.
Una menor de 12 años fue la primera paciente puertorriqueña en recibir el catéter de mapeo OPTRELL el pasado lunes 24 de junio en el Centro Cardiovascular de Puerto Rico y el Caribe, a manos del Dr. Juan Carlos Sotomonte, cardiólogo y electrofisiólogo.
Según mencionó el especialista en una pequeña conferencia de prensa realizada en el establecimiento, la paciente padecía Síndrome de Wolff-Parkinson-White (WPW), una afección en la cual existe una ruta eléctrica adicional del corazón que lleva a períodos de taquicardia.
“Los pacientes tienen conexiones eléctricas de sobra que producen que el corazón tenga dos vías de conducción, y eso frecuentemente resulta en palpitaciones o taquicardia, otros pacientes experimentan dolor de pecho, falta de aire, desmayos o clínicamente tener síncope”, explicó.
“Esta paciente tenía localización un poco complicada de la conexión eléctrica extra, porque estaba demasiado cerca al sistema natural de conducción, por esa razón se optó por realizar el procedimiento con una tecnología que permita tener mayor exactitud en determinar la localización y el mecanismo de la arritmia, de manera que el procedimiento sea más efectivo, y se disminuya la posibilidad de recurrencia”.
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Esta intervención tuvo una duración aproximada de 4 horas, un tiempo más prolongado de lo normal debido a la delicadeza del caso.
“Usualmente un procedimiento de estos puede durar 2 horas o 2 horas y media”, mencionó. “En el caso de esta paciente, el riesgo de que pudiera llegar a necesitar un marcapasos al cauterizar en el área donde estaba la conexión eléctrica, era muy alto, por esa razón se hace el estudio bien detallado y se utilizó, no solo la tecnología actual, sino también una manera de cauterizar que no es de calor sino con frío, de esa manera tenemos un poco más de seguridad”.
Este síndrome ocasiona en los pacientes dolor en el pecho, opresión, vértigo, mareo, desmayos, palpitaciones y dificultad para respirar. Por lo tanto, tras la recuperación de este procedimiento se espera una resolución completa de los síntomas para que la paciente pueda retornar a su vida normal.
La tecnología de este dispositivo permite visualizar en tiempo real la zona que lo rodea, y clasifica por colores los tejidos dependiendo de si están sanos o no.
De hecho, previamente en una conferencia exclusiva, se mencionó que OPTRELL cuenta con vectores de conducción locales que permiten calcular y visualizar en tiempo real la detección y la velocidad de propagación de la onda en la superficie del catéter para diferenciar el mecanismo de la enfermedad y facilitar su diagnóstico.
Este proceso se divide en tres herramientas, como la direccionalidad, los colores y la velocidad.
“Estos catéteres nos ayudan a, primero, detectar a través de voltaje, que posteriormente se transforma en color, un tejido sano de un tejido enfermo que son los centros donde se desarrollan las arritmias”, explicó el Dr. Sotomonte.
Pero además, a través de esta clasificación se puede identificar el punto de activación de una arritmia y, “de acuerdo al punto de activación y a la velocidad de la activación misma, el sistema le adjudica un color, y un color es más temprano y otro más tardío”.
Como es bien sabido, las enfermedades del corazón van en aumento, no solo en Puerto Rico, sino a nivel global. Por ende, el experto señala que el principal objetivo de la especialidad es detener la progresión de la enfermedad en los pacientes.
“Todavía no estamos en un punto donde se pueda decir que ha tenido un éxito suficiente para disminuir otras consecuencias negativas de estas condiciones, en este caso arritmias”, expresó.
La incidencia de las enfermedades cardiovasculares en la población pediátrica está estrechamente ligada a la tasa de natalidad, pues “entre más niños tengamos, hay más posibilidad de que haya pacientes con arritmias”, concluyó.