En la actualidad, una de cada seis personas mayores de 60 años vive con un trastorno mental, como la depresión o la demencia. Este es un dato alarmante que subraya la necesidad de prestar mayor atención a la salud mental en la tercera edad.
Según Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), la soledad y el aislamiento social en los adultos mayores son un riesgo grave de salud pública que afecta a una cantidad significativa de personas en los EE. UU. Para abordar este tema crucial, conversamos con el Dr. Ángel Alemán, psicólogo clínico y experto en neuropsicología.
En la edad avanzada, vemos condiciones como la depresión, la ansiedad, y el trastorno obsesivo-compulsivo. "Hay una comorbilidad significativa entre la salud mental y la salud física. Sin embargo, las condiciones que discutimos con mayor frecuencia son la depresión y la ansiedad, que afectan aproximadamente al 15% de los pacientes mayores de 65 años, y ese número sigue creciendo. Es fundamental dialogar sobre estos temas para saber cómo abordarlos y qué herramientas utilizar", explicó el experto.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea que la soledad y el aislamiento social, que afectan a cerca de una cuarta parte de las personas mayores, son factores de riesgo clave para desarrollar afecciones de salud mental en etapas posteriores de la vida.
Según el Dr. Angel, "desde una perspectiva neuropsicológica, la soledad tiene un impacto considerable. El sistema límbico, y específicamente el hipocampo, que regula las emociones y la memoria, muestra atrofia en situaciones de aislamiento. No es solo el aislamiento social lo que afecta; hay cambios medibles en el cerebro que traen secuelas a largo plazo en la salud mental. Estos efectos se observan en personas que se aíslan de sus círculos sociales, ya sea por pérdida de seres queridos o por distanciamiento de la familia y amigos."
Por su parte MedlinePlus, el servicio de información en línea de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, señala que la soledad "se ha relacionado con índices más altos de depresión, ansiedad y suicidio. También puede debilitar el sistema inmunitario, que nos protege de las enfermedades."
La relación entre la salud física y la salud mental es crucial. Las personas con problemas de salud física tienen una mayor probabilidad de sufrir problemas de salud mental, y viceversa. Por ejemplo, la falta de adherencia a tratamientos médicos puede ser un indicador de problemas de salud mental. Si un paciente no sigue su plan de tratamiento, como tomar sus medicamentos o asistir a terapias, vemos un deterioro en su salud física. Es una reacción bilateral; cuando una se afecta, la otra también sufre.
Según el Dr. Ángel, "la demencia y el Alzheimer son problemas graves y crecientes. Es importante entender que la demencia no es una parte normal del envejecimiento. El Alzheimer es solo un tipo de demencia, aunque es el más comúnmente diagnosticado".
Existen otros tipos, como la demencia frontotemporal y la vascular, cada una con sus propios indicadores y métodos de tratamiento. Además, hay un creciente enfoque en el bienestar de los cuidadores, quienes experimentan altos niveles de estrés que pueden llevar a problemas de salud mental. Cuidar a los cuidadores es crucial porque su bienestar impacta directamente en la calidad de atención que pueden brindar.
Para aquellos que cuidan a personas con demencia, es vital identificar el tipo de demencia, buscar ayuda profesional y desarrollar estrategias de tratamiento adecuadas tanto para los pacientes como para los cuidadores y su entorno familiar.