El papiloma escamoso esofágico suele ser asintomático y afectar con mayor frecuencia a los hombres.
Un paciente de 49 años, aparentemente con buena salud y sin hábitos tóxicos, antecedentes patológicos personales ni familiares de enfermedades no transmisibles, consultó al servicio médico que desde aproximadamente tres meses atrás presentaba dificultad transitoria a la deglución de líquidos muy fríos o calientes, y desde el mes anterior a los sólidos.
Además, refirió dolor y señaló que llegó a presentar regurgitaciones ácidas, aunque no manifestó pérdida de peso y tampoco alteraciones en el apetito. Los exámenes realizados (físico, hemoquímica, hematología, pruebas de funcionamiento hepático) tampoco mostraron anomalías, por lo que los autores del caso empezaron a sospechar de un trastorno de la motilidad esofágica primaria y/o enfermedad por reflujo gastroesofágico.
El paciente se sometió a una radiografía de tórax a-p que no mostró alteraciones pleuropulmonares, un una radiografía esofagograma baritado bajo pantalla de TV en el que no se encontraron signos de hernia hiatal, y reflujo gastroesofágico.
Por otro lado, la endoscopia por video describió lesiones elevadas en número de 3 a 5 de color blanquecinos de milímetros de diámetro circunferenciales en el tercio inferior del esófago, además de gastritis eritematosa de cuerpo y antro.
El diagnóstico definitivo fue de papilomatosis esofágico y trastorno ligero de la motilidad esofágica, y gastritis eritematosa de antro y cuerpo. Se le indicó tratamiento con interferón alfa 2 recombinante a dosis de 3 millones de Uds. 3 veces por semana durante 3 meses, y seguimiento endoscópico con biopsia evolutiva que no se ha realizado porque al momento de terminar este trabajo el paciente se encontraba en el segundo mes de tratamiento.
La aparición de los tumores benignos del esófago son raros, pues constituyen únicamente del 0,5 al 0,8% de todos los tumores esofágicos reportados. Aproximadamente el 60 % de los tumores benignos del esófago son leiomiomas, el 20 % son quistes y el 5 % son pólipos. El resto de las lesiones ocurren con una frecuencia menor del 2 % y constituyen curiosidades y dentro de ellas tenemos al papiloma.
Los papilomas son tumores benignos fibrosos y sésiles cubiertos por epitelio escamoso producidos por el papilomavirus humano (VPH), que tienen la capacidad de producir lesiones proliferativas en piel y/o mucosas. En el tubo digestivo se localizan más frecuentes hacia los extremos proximales (boca) y dístales (recto).
Es un tumor benigno del epitelio escamoso, generalmente asintomático, con predominio en hombres, en una relación de 3:1, consistente en una lesión elevada, sesil, pequeña y redondeada, de superficie lisa o rugosa. En su génesis se ha involucrado irritación mecánica o química de la mucosa. Este se considera importante en la evolución del carcinoma escamoso, especialmente los tipos virales 16 y 18.
El diagnóstico de papiloma se realiza por biopsia o polipectomía endoscópica, pudiéndose detectar VPH por microscopio óptico tras observar los coilocitos (células escamosas, generalmente en las capas intermedias, con una vacuola perinuclear bien definida y su núcleo hipercromático retraído), o PCR que detecta el ADN viral (3), y técnicas de biología molecular (las más precisas y modernas utilizadas actualmente) y también han sido utilizadas técnicas inmuno histoquímicas.
La infección por virus del papiloma humano en esófago puede ser asintomática, o simular otras enfermedades. Por ello la importancia de demostrar por medio de la endoscopia superior la presencia de lesiones papulosas de esófago, para así diagnosticar de manera precoz de lesiones benignas, y más aún malignas, a través de la biopsia, con el objetivo de hacer seguimiento a los pacientes con VPH en esófago, para realizar un diagnóstico precoz de cáncer de esófago.
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