Este descubrimiento ofrece una nueva esperanza en la lucha contra la osteoporosis y otras condiciones relacionadas con la salud ósea. Sin embargo, aún deben hacer más estudios para corroborarlo.
Un equipo de investigadores de la Universidad de California ha revelado un descubrimiento que podría cambiar la comprensión de cómo las mujeres lactantes mantienen su salud ósea a pesar de destinar grandes cantidades de calcio a la producción de leche materna. En un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature, los científicos han identificado una hormona denominada CCN3 que tiene la capacidad de fortalecer los huesos. Este hallazgo, aunque aún debe ser confirmado en humanos, abre la puerta a nuevas terapias contra la osteoporosis.
La osteoporosis es una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo, caracterizada por la disminución de la densidad ósea, lo que aumenta el riesgo de fracturas. Esta condición es particularmente prevalente entre las mujeres mayores de 50 años, quienes experimentan una caída en los niveles de estrógenos, las hormonas sexuales responsables de preservar la masa ósea. Sin embargo, durante la lactancia, a pesar de la caída de los niveles de estrógenos, las mujeres lactantes parecen mantener su salud ósea de manera sorprendente.
El equipo de investigación, liderado por Holly Ingraham, profesora de Farmacología Molecular Celular de la Universidad de California en San Francisco, ha trabajado durante más de cinco años para entender este fenómeno. En ratones genéticamente modificados, encontraron que al eliminar un receptor de estrógenos en neuronas del hipotálamo, las hembras (pero no los machos) mostraban un aumento significativo en la masa ósea. "Descubrimos que este fenotipo óseo se produjo debido a un factor circulante. Finalmente, redujimos los factores potenciales a CCN3", explicó Ingraham.
La hormona CCN3, también llamada "hormona cerebral materna", se encuentra en el hipotálamo, una región del cerebro que controla la producción de hormonas. Ingraham describe que esta sustancia actúa sobre las células madre esqueléticas, que se convertirán en hueso y cartílago. "El CCN3 se puede encontrar en varios tejidos, incluyendo el cerebro, pero creemos que se libera en la sangre solo en las madres lactantes porque se produce en las neuronas que residen cerca de una de las cuatro ventanas del cerebro, donde las hormonas pueden entrar o salir", señaló la investigadora.
El descubrimiento de CCN3 tiene un potencial terapéutico significativo. En experimentos, los investigadores demostraron que esta hormona mejora la reparación de fracturas cuando se administra en modelos de hueso en laboratorio y en ratones. "Le dimos esta hormona a ratones de control (hembras jóvenes y viejas, hembras sin estrógeno y machos). En todos los casos construimos y fortalecimos los huesos", indicó Ingraham. Además, en células madre óseas humanas, CCN3 ha mostrado ser anabólica y aumentar la mineralización u osteogénesis.
A pesar del entusiasmo por estos hallazgos, Ingraham advierte que las investigaciones están en fases muy iniciales y que aún deben medir esta hormona en mujeres. No obstante, la investigadora sugiere que la hormona CCN3 podría tener otras funciones aún por descubrir. "Una vez identifiquemos el receptor de esta hormona, sabremos más", comentó.
Este descubrimiento también pone de manifiesto la importancia de estudiar las fluctuaciones hormonales y las fases dinámicas de la fisiología femenina. "Creo firmemente que los esfuerzos por aprovechar las fluctuaciones hormonales y las fases dinámicas de la fisiología femenina durante la vida, conducirán a nuevos descubrimientos biológicos que serán relevantes tanto para mujeres como para hombres", reflexionó Ingraham. Añadió que resolver los enigmas científicos relacionados con las diferencias de sexo y condiciones femeninas mejorará la salud de todos.
Pilar Peris, reumatóloga del Hospital Clínic de Barcelona y miembro del grupo de trabajo de patología metabólica ósea de la Sociedad Española de Reumatología, calificó la investigación como "muy interesante" para explicar el vínculo entre el cerebro, las hormonas y el hueso durante el embarazo y la lactancia. Sin embargo, Peris llamó a la cautela con la interpretación de los resultados, recordando que aún hay mucho por explorar.
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