Tratar adecuadamente la fibrilación atrial puede disminuir el riesgo de padecer una accidente cerebrovascular por debajo del 1%
La fibrilación atrial es la afección más común en los pacientes que tienen una condición cardíaca, caracterizada por un aumento considerable en la cantidad de latidos por minuto como consecuencia de un desorden del sistema eléctrico del corazón.
De hecho, el Dr. Edmundo Jordan, cardiólogo y anterior presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología, señaló en exclusiva a la Revista Medicina y Salud Pública que cuando el paciente experimenta palpitaciones, “hay una contracción caótica en la parte arriba del corazón, y la frecuencia del latido cardíaco puede estar rondando sobre 400 latidos por minuto”.
Si bien la fibrilación atrial es una condición con alta prevalencia en Puerto Rico, el cardiólogo destacó que en la mayoría de los casos, los pacientes pueden evitar su desarrollo dando buen manejo a las comorbilidades asociadas, realizando un control médico riguroso y mejorando el estilo de vida.
“Son cinco cinco o seis factores de riesgo de los que el paciente tiene que estar pendiente: La presión descontrolada, más allá de 130/80, la diabetes, el colesterol alto, de más de 200 mg/dL, si usted fumador o si usted es obeso”.
Adicionalmente, se deben tener en cuenta los factores emergentes asociados principalmente a la obesidad, en los que se destaca la apnea del sueño.
Vea el programa completo aquí.
Dentro de los síntomas que se asocian a la enfermedad, se encuentran las palpitaciones, dolor en el pecho, fatiga, debilidad, aturdimiento y dificultad para respirar. Sin embargo, la fibrilación atrial puede no presentar síntomas, pero esto no significa que los pacientes no lleguen a presentar complicaciones.
“Puede haber pacientes que no sientan nada, que no tengan ningún síntoma pero debuten con derrame cerebral”.
Cuando un paciente es diagnosticado con esta afección, significa que, fisiológicamente, dentro de las cámaras del corazón, en la auriculilla izquierda, “esa contracción no adecuada está promoviendo la formación de coágulos, y eso es de suma importancia porque estos coágulos pueden migrar en el corriente sanguíneo y pasar del atrio izquierdo, al ventrículo izquierdo y posteriormente hacia la aorta y alojarse en diferentes áreas del cuerpo. Pero si un coágulo de estos migra y se aloja en una de las arterias del cerebro, pues vamos a tener el famoso derrame cerebral o el stroke, y esa es una de las entidades que todo cardiólogo y todo médico quiere evitar”.
Y es que no debemos olvidar que como quiera que sea, el pronóstico de una persona que ha sufrido un stroke no es favorable; si bien puede provocar la muerte, puede no hacerlo, pero afecta grandemente la calidad de vida de los pacientes incapacitándolos crónicamente.
“El derrame cerebral está altamente asociado a la fibrilación atrial, y sabemos que esta entidad es prevenible y tratable. Los anticoagulantes son la herramienta que tenemos los médicos para tratar la misma, pero el éxito en eventos cardiovasculares es la prevención y sin educación no hay prevención”.
Por ello, el Dr. Jordan exhorta a toda la población a acudir al médico oportunamente, monitorear los niveles de colesterol, tensión y azúcar en sangre para minimizar cualquier riesgo asociado a la condición.
“Por eso me gustan estos programas que son de instrucción y educación a la población, para que los pacientes puedan escuchar a sus médicos, ir al médico de manera temprana y, en este caso que estamos hablando de fibrilación atrial, que sepan que es una condición bien común y que se pueden tratar adecuadamente. Se pueden salvar de un infarto cerebral y eso estamos bien seguros de que, cuando el paciente está con tratamiento adecuado, el riesgo de un infarto cerebral asociada a fibrilación baja a menos de 1%”.