En la actualidad, la principal causa de la cirrosis hepática no es el consumo de alcohol, sino el hígado graso, según el especialista.
El índice de masa corporal (IMC) es la relación entre la masa corporal de un individuo y su estatura, según la Organización Mundial de la Salud. En la actualidad, es considerado como una de las principales herramientas para medir el estado nutricional de los pacientes.
Cuando este resultado se ubica entre 25 y 29.9, se puede decir que la persona se encuentra en sobrepeso, y si es mayor a 30, se hablaría automáticamente de obesidad.
Para ahondar esta última condición, la Revista Medicina y Salud Pública habló en exclusiva con el Dr. Mijail Tapia, médico especialista en diabetes, explicó que la obesidad es una enfermedad de suma importancia, dada su estrecha relación con desenlaces de salud, es decir, enfermedades con mayor mortalidad por ciertas causas.
"Decimos que la obesidad es una inflamación crónica de bajo grado, el término científico más actual es metafinlamación".
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La inflamación, a largo plazo, puede ser responsable de diferentes alteraciones y daños a largo plazo, como la resistencia a la insulina, por lo que es común escuchar que la obesidad está relacionada con la diabetes tipo 2.
Además, con esta condición aumenta la cantidad de ácidos grasos libres, derivados de los adipocitos, que pueden promover el estado inflamatorio.
"Esos eventos, generalmente, nos van a llevar a la acumulación de placas en las arterias (aterosclerosis) y pueden aumentar la incidencia de infartos cardíacos y eventos cerebrovasculares".
La inflamación metabólica, conocida también como inflamación sistémica de bajo grado, metainflamación, inflamación silenciosa tiene una estrecha relación con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, como la enfermedad cardiovascular o la hipertensión arterial.
A diferencia de la inflamación resultante de traumatismos como golpes o fracturas, así como de irritaciones y golpes, en la metainflamación el tejido no presenta destrucción estructural como una tendinitis o artrosis, y sigue siendo funcional.
La deposición de grasa ectópica, es decir, la acumulación de grasa fuera de su lugar es lo que causa el hígado graso, entorpeciendo o ralentizando las principales funciones del órgano.
"Una de las respuestas es la acumulación de gotas de grasa dentro del hígado. Cuando es más del 5%, hablamos de hígado graso. Esto nos puede llevar a fibrosis o cirrosis hepática, tanto así que ya una de las principales causas de la cirrosis no es el consumo de alcohol, sino por causas metabólicas".
Sin embargo, y a pesar de que el hígado es el órgano más afectado por esta causa, no significa que sea el único.
"Esta acumulación de grasa se da en otros órganos como el riñón que, de hecho en la actualidad ya estamos hablando de riñón graso, en los músculos (mioesteatosis) e, incluso en el corazón".
Todo esto, a largo plazo, contribuye al mal funcionamiento metabólico y al desarrollo de fibrosis.