Aspirina podría ayudar a frenar la metástasis cancerosa al reactivar células T del sistema inmune

Cada año se consumen alrededor de 120.000 millones de tabletas de aspirina en el mundo, en gran parte por sus beneficios cardiovasculares.

Mariana Mestizo Hernández

    Aspirina podría ayudar a frenar la metástasis cancerosa al reactivar células T del sistema inmune

    La aspirina es uno de los medicamentos más antiguos y ampliamente utilizados en todo el mundo. A pesar de haber sido lanzada hace más de 125 años, sigue siendo esencial en millones de hogares y hospitales. Con más de 120.000 millones de tabletas consumidas anualmente, la aspirina se mantiene como uno de los fármacos más empleados globalmente. 

    Su impacto ha sido tan profundo que el filósofo José Ortega y Gasset la denominó "la era de la aspirina", destacando la presencia de este medicamento como un símbolo de la modernidad. 

    Aunque originalmente se usaba para aliviar el dolor y la fiebre, hoy se reconoce su relevancia en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares y más recientemente en la investigación sobre su potencial contra el cáncer, como señala el portal Agencia SINC.

    De analgésico a anticoagulante

    El uso de la aspirina se remonta más de 3.500 años, cuando la corteza de sauce se empleaba en Egipto y Sumeria para tratar diversas molestias. Este remedio tradicional contenía ácido salicílico, el principio activo de la aspirina.

     Sin embargo, el medicamento tal como se conoce hoy no fue desarrollado hasta el siglo XIX, cuando se modificó el ácido salicílico para hacerlo más tolerable al cuerpo humano, creando así el ácido acetilsalicílico. En 1899, la compañía Bayer comenzó a comercializarlo bajo el nombre de "Aspirina", consolidándose rápidamente como el analgésico más utilizado.

    En la segunda mitad del siglo XX, la aspirina vivió un renacimiento cuando se descubrió su capacidad para prevenir la formación de trombos sanguíneos, reduciendo el riesgo de eventos cardiovasculares. 

    Este efecto anticoagulante, que se debe a la inhibición de las enzimas ciclooxigenasas (COX), es bien conocido y se explica por la disminución de la producción de tromboxano A2, una sustancia que favorece la agregación de plaquetas en la coagulación sanguínea.

    Un nuevo campo: la aspirina contra el cáncer

    En las últimas décadas, la aspirina ha atraído la atención de los investigadores debido a su potencial en la prevención y el tratamiento del cáncer. Un reciente estudio dirigido por el inmunooncólogo Rahul Roychoudhuri de la Universidad de Cambridge ha revelado un mecanismo molecular por el cual la aspirina podría frenar la metástasis cancerosa. 

    En sus palabras, "la mayoría de las inmunoterapias se desarrollan para tratar a los pacientes con un cáncer metastásico establecido, pero en la expansión inicial del cáncer hay una ventana única de oportunidad terapéutica, cuando las células cancerosas son especialmente vulnerables al ataque inmunitario". 

    Este hallazgo sugiere que la aspirina podría intervenir en las primeras etapas del cáncer, cuando las células tumorales son más vulnerables a la respuesta inmunitaria.

    El descubrimiento, basado en la interacción de la aspirina con el tromboxano A2, señala que la inhibición de esta sustancia activa las células T del sistema inmune, responsables de eliminar las células tumorales. En modelos animales, se observó que la aspirina redujo la diseminación de células tumorales a órganos como los pulmones y el hígado.

    Jie Yang, primer autor del estudio, describe el hallazgo como un "momento de eureka" al encontrar que el tromboxano A2 era la señal molecular clave para activar las células T en la lucha contra la metástasis.

    Un hallazgo inesperado

    Este avance, aunque significativo, no es el primero en identificar la relación entre la aspirina y la prevención del cáncer. Investigaciones anteriores también han demostrado que la aspirina inhibe la metástasis a través de la vía de COX y tromboxano A2. 

    Sin embargo, el nuevo estudio amplía el conocimiento al mostrar cómo la aspirina también influye directamente en las células inmunitarias, abriendo nuevas perspectivas para su uso en el tratamiento del cáncer

    Tal como explicó Roychoudhuri, "la aspirina podría ofrecer una intervención temprana durante la fase de expansión del cáncer, un momento clave en el que las células cancerosas son especialmente vulnerables a los ataques inmunitarios".

    Beneficios y riesgos: un debate pendiente

    El uso prolongado de la aspirina ha sido defendido por varios estudios, incluyendo el del epidemiólogo Peter Elwood, quien ha sido un firme proponente del uso regular de la aspirina para prevenir ciertos tipos de cáncer.

    En 2023, Elwood y su equipo publicaron una revisión de 118 estudios, concluyendo que el consumo regular de aspirina podría reducir la mortalidad en un 20% al prevenir la metástasis y mejorar las complicaciones vasculares. 

    No obstante, los expertos advierten que el uso continuo de la aspirina también puede acarrear riesgos, principalmente relacionados con el aumento del riesgo de hemorragias, especialmente en el tracto gastrointestinal.

    Aunque Elwood y sus colaboradores no encontraron evidencia sólida de que la aspirina cause hemorragias graves, otros investigadores, como Gareth Morgan del Welsh Aspirin Group, señalan que "probablemente haya otros mecanismos de la aspirina contra el cáncer, ya que la aspirina afecta a muchos procesos biológicos que parecen relevantes para la enfermedad". 

    El futuro de la aspirina en la medicina moderna

    A pesar de que la aspirina ha sido utilizada durante más de un siglo, sigue siendo objeto de intensas investigaciones. Su papel en la prevención del cáncer está lejos de estar completamente definido, pero los estudios recientes revelan su potencial en este campo. 

    "No parece que esta sea toda la historia de la inhibición de la metástasis por la aspirina", concluyen Ruth Muschel y Serena Lucotti, lo que sugiere que el medicamento tiene aún mucho que ofrecer en términos de nuevas aplicaciones terapéuticas.



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