El estrés, la multitarea y los malos hábitos podrían estar acelerando la aparición de enfermedades neurodegenerativas, según expertos.
El acelerado ritmo de vida contemporáneo, caracterizado por el estrés crónico, la multitarea excesiva y los hábitos poco saludables, podría estar incrementando el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el párkinson.
Así lo alertó el neurólogo José A. Obeso, académico de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANME), quien acuñó el término "estilo de vida pro-parkinsoniano" para describir esta preocupante tendencia.
Mucho antes de que aparezcan los temblores característicos, el párkinson envía señales de alerta que pocos saben interpretar. Trastornos del sueño donde la persona "actúa" sus sueños, pérdida gradual del olfato, problemas digestivos persistentes y cambios inexplicables en el estado de ánimo pueden ser los primeros mensajes de un cerebro en proceso neurodegenerativo.
Estos síntomas, que pueden manifestarse hasta 20 años antes del diagnóstico clínico, representan una ventana crítica para intervenciones preventivas.
Según el experto, aunque el principal factor de riesgo sigue siendo el envejecimiento (la enfermedad afecta al 1-2% de mayores de 65 años), el estilo de vida moderno estaría actuando como acelerador.
El párkinson se manifiesta inicialmente con síntomas motores como temblores en reposo, rigidez muscular y lentitud de movimientos, causados por la pérdida de neuronas productoras de dopamina. Sin embargo, el especialista destacó que hasta el 30% de los pacientes presentan depresión incluso antes del diagnóstico, siendo este un síntoma temprano frecuente pero poco reconocido.
Frente a este escenario, el neurólogo hizo un llamado a adoptar medidas preventivas:
- Mantener controlados los factores de riesgo cardiovascular
- Evitar el sobrepeso
- Realizar ejercicio físico regular
- Estimular la actividad cognitiva
- Reducir el estrés y la multitarea excesiva
El equipo del HM CINAC, liderado por Obeso, ha desarrollado una innovadora técnica que permite la apertura temporal de la barrera hematoencefálica mediante ultrasonidos. Esto, probado ya en pacientes, facilitaría la administración dirigida de tratamientos al cerebro.
Actualmente trabajan en dos líneas de investigación:
1. Terapias génicas para aliviar síntomas motores
2. Tratamientos neurorestauradores para reparar tejido dañado
"Estamos ante una nueva era en el tratamiento del párkinson, pero la prevención sigue siendo nuestra mejor arma", concluyó el especialista, destacando el concientizar sobre los riesgos del estilo de vida moderno para la salud cerebral.