Prevalencia de autismo en Estados Unidos se eleva a 1 de cada 31 niños según nuevos datos del CDC

El aumento de la prevalencia del autismo en EE.UU. exige políticas públicas que garanticen acceso equitativo al diagnóstico y los apoyos necesarios a lo largo de la vida.

Mariana Mestizo Hernández

    Prevalencia de autismo en Estados Unidos se eleva a 1 de cada 31 niños según nuevos datos del CDC

    El diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA) sigue en aumento en Estados Unidos. Según el más reciente informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en 2022 se identificó con autismo a 1 de cada 31 niños de 8 años.

    Dos años antes, la cifra era de 1 en 36. Aunque para algunos esto puede sonar alarmante, los expertos lo interpretan como un signo de avance: más conciencia, mejores herramientas diagnósticas y mayor acceso.

    No es una epidemia, es mejor diagnóstico

    Este crecimiento sostenido ha dado lugar a interpretaciones equivocadas. El secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., aseguró recientemente que "esta generación entera de niños está perjudicada por enfermedades crónicas" y sugirió que "el número de niños con autismo se duplicó en los últimos dos años", insinuando un posible vínculo con las vacunas.

    Frente a estas declaraciones, varias organizaciones han reaccionado con firmeza. La Sociedad de Autismo de Estados Unidos respondió que "los datos de prevalencia deberían impulsar equidad y acceso, no miedo, desinformación o retórica política". 

    Su presidente, Christopher Banks, fue enfático: "Necesitamos investigación creíble y basada en la ciencia para comprender mejor las causas, identificar estrategias de intervención eficaces y mejorar los resultados a lo largo de la vida".

    De hecho, el propio informe de los CDC aclara que las diferencias de prevalencia entre comunidades pueden estar asociadas a "la disponibilidad de servicios para la detección temprana, la evaluación y las prácticas de diagnóstico".

    Tendencias que revelan más inclusión

    El informe, como lo señala el medio CNN, muestra además una transformación relevante: por primera vez, los niños asiáticos, negros e hispanos tienen una prevalencia de diagnóstico más alta que los niños blancos. También se detectó un cambio en el perfil socioeconómico: el diagnóstico es ahora más común en comunidades con desventajas sociales que en las más acomodadas.

    Para los CDC, este cambio "es consistente con una mayor provisión de servicios de identificación entre grupos previamente desatendidos". En otras palabras, el acceso se está democratizando, y eso ha hecho que muchos niños que antes no eran diagnosticados ahora sí lo sean.

    Aun así, persisten inequidades preocupantes. "Más del 50% de los niños negros con TEA también tienen una discapacidad intelectual, en comparación con menos del 30% de los niños blancos", advierte el informe. Esto no significa necesariamente que haya diferencias reales en la población, sino que puede reflejar sesgos persistentes en el proceso de evaluación y en los servicios disponibles.

    California, un modelo que resalta

    Uno de los casos que más llama la atención es el de California. Allí, la tasa de autismo en niños de 8 años alcanza 1 en 19, muy por encima del promedio nacional. ¿La razón? No es un aumento espontáneo de casos, sino una política pública proactiva. Como destaca el nuevo informe, en ese estado "una iniciativa financiada por el gobierno ha capacitado a más de 300 pediatras para identificar y referir a niños con sospecha de autismo".

    Además, los expertos subrayan que los datos no se deben interpretar como una indicación de que hay más autismo en ciertas regiones. El informe de los CDC lo deja claro: "La investigación no ha demostrado que vivir en ciertas comunidades ponga a los niños en mayor riesgo de desarrollar TEA. Las diferencias en las tasas reflejan diferencias en la identificación".

    Un llamado urgente a la inversión pública

    Para los especialistas, estos datos deben traducirse en acción. Andy Shih, director científico de Autism Speaks, dijo que "una mayor conciencia, criterios de diagnóstico más amplios y herramientas de evaluación más consistentes y estandarizadas han contribuido a que más niños sean identificados más temprano y con mayor precisión". 

    Pero advirtió que no basta con identificar: se necesita un compromiso sostenido. "Este aumento constante en la prevalencia exige una inversión más profunda y sostenida en la investigación del autismo, no solo para entender sus causas, sino también para apoyar al creciente número de personas diagnosticadas hoy".

    Por su parte, la Dra. Kristin Sohl, presidenta del subcomité de autismo del Consejo de Niños con Discapacidades de la Academia Americana de Pediatría, subrayó: "Los niños autistas aportan valor a nuestras comunidades. Abogar por recursos y financiamiento para apoyar a las personas autistas a lo largo de su vida es esencial para un Estados Unidos productivo y saludable".

    El reto, entonces, no está en reducir las cifras, sino en garantizar que quienes reciben un diagnóstico cuenten con apoyos adecuados en la infancia, la adolescencia y la adultez. El número crece, sí. Pero lo hace porque cada vez más niños pueden ser vistos, comprendidos y acompañados. Y eso, aunque desafiante, es una buena noticia.



    Más noticias de Neurología