Se hallaron partículas nanométricas de creatinina junto a hidrato de hierro en la fibra de lino del Sudario de Turín, lo cual sugiere un politraumatismo severo y una muerte violenta.
El Sudario de Turín, o Santo Sudario, es un paño de lino que, presuntamente, ostenta la imagen de un hombre que muchos creen que es Jesús de Nazaret. Las dimensiones de esta reliquia son de 4,4 metros de largo, y 1,1m de ancho, y muestra la doble imagen de un hombre muerto, flagelado, coronado de espinas al que le traspasaron en el lado izquierdo del tórax un objeto cortante y fue crucificado.
Un estudio reciente realizado por la Revista Cubana de Ortopedia y Traumatología, realizó una revisión bibliográfica para determinar las lesiones traumato-ortopédicas de Jesucristo, según los documentos que reportan las marcas encontradas en el Sudario de Turín.
El hombre del Sudario de Turín presenta evidencia de sangrado en múltiples regiones de la cabeza, relacionado con una corona de espinas. Estas espinas, hechas de material perteneciente a la familia de las Ramnáceas, provocaron sangrado debido a la intensa irrigación del cuero cabelludo y la causalgia ocasionada por la perforación de los nervios. Durante la caminata con la cruz, es probable que la madera presionara aún más las espinas, agravando las lesiones.
Además, se observan lesiones en los ojos, con el ojo derecho retraído en la órbita y el izquierdo discretamente abierto. Un golpe violento en el hombro y la parte inferior del cuello causó la lesión total del plexo braquial, generando el Síndrome de Claude Bernard-Horner.
Se plantea la posibilidad de que esta lesión en el cuello haya sido causada por la caída con la cruz. Además, se identificaron asimetrías faciales, incluido un desplazamiento de la mandíbula hacia la izquierda, posiblemente causado por lesiones de la articulación temporo-mandibular.
Varios estudios relatan una ligera rotación de la cabeza hacia la derecha, posiblemente debido a una caída que resultó en parálisis de los músculos posteriores del cuello. Además, se observan desalineaciones en los hombros y una posición inusual de las manos, con la mano izquierda en forma de garra, sugiriendo una lesión del plexo braquial. Esta lesión también podría explicar la posición de los dedos de la mano derecha, con excepción del pulgar, en extensión.
Los estudios también indican lesiones neuromusculares en los hombros y el cuello, posiblemente causadas por el peso de la cruz y una caída violenta. La posición de las manos sugiere una parálisis del nervio mediano y lesiones en el plexo braquial, especialmente en la mano izquierda. Además, la colocación de los clavos en la muñeca en lugar de la palma de la mano podría haber contribuido a estas lesiones.
Se planean futuras investigaciones para corroborar estas hipótesis, incluyendo experimentos con clavos y análisis en cadáveres o miembros amputados. Estos esfuerzos podrían arrojar más luz sobre las lesiones sufridas por el hombre del Sudario y ayudar a comprender mejor su historia clínica.
El Sudario de Turín evidencia una herida en el pecho, ubicada entre el sexto espacio intercostal y a unos 2 cm por debajo del borde de los músculos pectorales.
Esta herida muestra un flujo vertical de sangre post mortem, indicando que la sangre se derramó mientras el cuerpo estaba en la cruz, probablemente causada por una lanza insertada después de la muerte. La presencia de sangre y suero sugiere un hemotórax, posiblemente originado durante el traslado hacia el Calvario.
Además, se observan marcas de sangre alrededor de la cintura del hombre del Sudario, denominadas "cinturón de sangre". Estas marcas podrían estar asociadas con las heridas en los puños, ya que la sangre fluía desde los brazos hasta los codos, sugiriendo que el hombre estaba en posición horizontal con los brazos parcialmente elevados cuando la sangre se derramó.
Otra posibilidad es un drenaje de sangre debido a heridas laterales durante la flagelación o el posicionamiento de la cruz en el suelo del calvario con lanzas.
Científicos plantean la posibilidad de edema cerca de la patela derecha del hombre del Sudario de Turín, sugiriendo un posible trauma patelar con hemartrosis debido a un fuerte impacto contra una estructura rígida.
Respecto a los pies, Bevilacqua y otros sugieren una luxación en el tobillo derecho causada por la introducción del clavo, mientras que Caja y Boi discrepan, argumentando que se requeriría una fuerza considerable para desplazar el tobillo.
La marca de la suela del pie derecho indica la presencia de una luxación, aunque la ubicación exacta del clavo sigue siendo debatida, con diferentes interpretaciones sobre su inserción entre los huesos del tarso o los metatarsos.
La discusión sobre la posición y lesiones en los pies del hombre del Sudario ha generado diversas interpretaciones. Mientras Bevilacqua y otros plantean la perforación entre los huesos del tarso, Caja y Boi sugieren que el clavo atravesó la planta del pie a través de la articulación de Lisfranc.
La evidencia de lesiones en los nervios plantares mediales respalda la idea de que los clavos penetraron en ambos pies, aunque la ubicación exacta del punto de entrada sigue siendo objeto de debate entre los investigadores.
Fuente consultada aquí.