Según el especialista, cerca del 24% de la población puertorriqueña tendría dermatitis atópica, aunque se prevé que el porcentaje sea mayor.
La dermatitis atópica va mucho más allá del enrojecimiento, la picazón, inflamación y el ardor de la piel, sino que hay una implicación sistémica e inmunológica importante que condiciona algunas de las comorbilidades conocidas.
Desde la convención anual de la Sociedad Dermatológica de Puerto Rico, la Revista Medicina y Salud Pública conversó en exclusiva con el Dr. Rogelio Mercado, pasado presidente de esta entidad, quien recordó que dentro de las principales comorbilidades de la dermatitis atópica, se encuentra la rinitis alérgica, el asma y la esofagitis eosinofílica.
Y la lista no termina aquí. Dada la severidad de los síntomas, esta condición puede afectar gravemente la calidad de vida de los pacientes, interrumpiendo el sueño o limitando labores del día.
"Hay muchos pacientes que tienen picor severo y no pueden dormir y al no dormir se les afecta su funcionamiento diario. Tenemos otros pacientes a los que les da depresión al ver que su piel no es igual que la piel de otras personas, es decir, que es una condición con un amplio espectro de manifestaciones".
Ahora bien, en términos de estadísticas, esta condición podría estar afectando al 24% de la población, comparado con Estados Unidos, donde su incidencia está cerca del 16%. Sin embargo, según el especialista, en la isla este porcentaje podría ser incluso mayor.
La dermatitis atópica suele detectarse durante la primera infancia, y puede mantenerse constante durante el crecimiento, o bien desaparecer y reactivarse mediante diferentes variantes durante la adultez.
En cuanto a la severidad, en los casos más leves, esta condición se manifiesta con manchas blancas en la piel, afección científicamente conocida como pitiriasis alba, que en muchos casos pueden incluso no ser relacionados con la dermatitis atópica.
Otra manifestación es la queratosis pilaris, "que es la pápulas ásperas en brazos y muslos que muchas personas lo tienen y no saben que es el inicio de la dermatitis atópica", explicó. "Luego está el paciente que tiene picor severo o enrojecimiento".
El primer indicio de la dermatitis es la picazón, que ocasiona el enrojecimiento y antecede otras manifestaciones secundarias como la "excoriación, liquenificación, que es cuando el rascado crónico hace que la piel se ponga gruesa. Luego las infecciones y otras complicaciones".
En los casos severos, o cuando ya hay un engrosamiento de la piel, explica el Dr. Mercado, se intensifica la potencia de los esteroides para una mayor efectividad.
"La primera línea para dermatitis atópica son los esteroides tópicos. Si la dermatitis es leve, uno empieza con los esteroides de baja potencia, y va aumentando sucesivamente dependiendo de la necesidad del paciente", aclaró. "Cuando con el tópico no resolvemos, vamos a medicamentos sistémicos".