Entre los síntomas más comunes se encuentran: cambios de humor repentinos, tendencia a ver las situaciones en términos absolutos (todo es bueno o todo es malo), y la autoimagen distorsionada.
El trastorno límite de la personalidad (TLP) es una afección de salud mental caracterizada por una profunda inestabilidad en las emociones, las relaciones interpersonales y la autoimagen.
"El manejo de emociones es un poco complejo y podemos variar en lo que son los cambios de humor, como somos receptivos ante cierta información, también tenemos lo que son las fases depresivas, fases de ansiedad, y otras cosas", así lo explica Yolie Vélez, paciente de trastorno límite de la personalidad.
Esto puede llevar a comportamientos impulsivos y autolesivos, como un mecanismo para evitar la soledad o para lidiar con el dolor emocional. Paradójicamente, estas conductas pueden alejar a las personas cercanas, reforzando el ciclo de miedo y aislamiento.
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El testimonio de Yolie Vélez, una estudiante graduada de Psicología diagnosticada con TLP a los 32 años, explica, desde una perspectiva personal, lo que significa vivir con este trastorno.
Después de un largo proceso en busca de respuestas, Yolie encontró que los síntomas que había estado experimentando durante años no eran simples episodios de depresión y ansiedad, sino parte de un cuadro más complejo.
"Yo comencé a llegar a terapia psicológica porque estaba enfrentando muchos problemas, ataques de pánico y ansiedad. Inicialmente, me trataron por depresión y ansiedad, pero fue un profesional más incisivo quien finalmente realizó pruebas especializadas que revelaron mi verdadero diagnóstico", explicó Yolie.
Además, señaló el gran impacto que el TLP ha tenido en sus relaciones y cómo ha perdido amistades y trabajos debido a su condición: "He perdido de todo, todo un poco. Al no tener conocimiento de la condición, la impulsividad es algo bien común del trastorno. Así que he tomado decisiones bien impulsivas que me han traído varias consecuencias".
Los problemas relacionados con la autoimagen y el miedo al abandono, así como las dificultades en las relaciones interpersonales que deja esta condición, tienden a persistir a lo largo de toda la vida.
A pesar de que los síntomas y comportamientos pueden variar en intensidad y duración, los más comunes son los cambios de humor repentinos y la tendencia a ver las situaciones en términos absolutos (todo es bueno o todo es malo), aunque algunas veces, por consecuencia viene acompañado de ataques de pánico, ansiedad, depresión, desórdenes alimenticios y pensamientos intrusivos.
"En mi caso, vino acompañado de problemas en la alimentación, eventos donde tuve pensamientos suicidas y tenía constantes problemas en mi familia por comportamientos y actitudes mías específicamente, yo era una persona sumamente agresiva, bien volátil", comenta Yolie.
Por otro lado, el camino hacia un diagnóstico preciso fue largo y desafiante para Yolie, quien reflexiona sobre las dificultades que enfrentan las personas con TLP: "Yo tuve las herramientas y el capital para poder costear las pruebas y el profesional, son muy costosas", dice.
"Yo tengo la bendición de contar con los recursos para poder tratar mi condición, pero, ¿cuántas personas tenemos que no tienen la capacidad de los recursos para diagnosticar y trabajarlo?, yo creo que es importante abordar esto", puntualizó.
A pesar de los retos, ha aprendido a manejar su condición y a vivir una vida más equilibrada. Pero también es consciente de que no todos tienen el mismo acceso a los recursos necesarios para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado, y esto es un gran problema de salud pública.
A través de su experiencia, Yolie aboga por la importancia de la empatía y la educación en torno a los trastornos de salud mental: "yo siempre digo que soy mucho más grande que mi trastorno. No nos limitemos a que solamente nos suceden las cosas por el trastorno, o que es lo que define nuestras vidas. Nosotros somos mucho más grandes", afirmó, a la vez que explicaba que con el conocimiento, la educación y el tratamiento adecuados, las personas con TLP pueden llevar una vida plena y funcional.
Yolie concluye con un mensaje para quienes podrían estar luchando en silencio: "Si están pasando por esa situación, no tengan miedo, rompan el estigma, vayan al psicólogo. La terapia es vital, así como la alimentación, así como ir a cualquier médico especialista".
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