La obesidad en niños y adolescentes está influenciada por diversos factores, entre ellos la predisposición familiar.
El sobrepeso y la obesidad infantil representan un desafío creciente para la salud pública. De acuerdo con las últimas estimaciones de UNICEF, la OMS y el Banco Mundial, el 33,6 % de los niños y adolescentes de entre 5 y 19 años presentan estas condiciones, mientras que el 8 % de los menores de cinco años también se ven afectados.
Para profundizar en este tema, la Dra. Sheila Pérez Colón, endocrinóloga pediátrica, en una entrevista exclusiva para la Revista Medicina y Salud Pública, señaló que la obesidad es actualmente una epidemia, ya que su prevalencia ha aumentado con el paso de los años.
"Según el CDC, para el año 2020 la prevalencia de la obesidad en casos pediátricos era de aproximadamente un 20%. Actualmente más de 14 millones de niños y adolescentes en los Estados Unidos padecen de la condición", aseveró.
Por otra parte, la especialista explicó que la obesidad en niños y adolescentes está influenciada por diversos factores, entre ellos la predisposición familiar. "Sabemos, por ejemplo, que si mamá o papá padecen obesidad, el niño o adolescente tiene un alto riesgo de desarrollarla", señaló.
Además, destacó el impacto de factores socioeconómicos y hábitos alimentarios, señalando que la dieta actual se basa en gran medida en alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, en lugar de opciones más saludables como el agua.
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Asimismo, advirtió sobre el aumento del sedentarismo en la población infantil, lo que contribuye al incremento de esta condición. "Años atrás, usualmente los niños estaban siempre afuera, jugando, activos, pero con la llegada de la tecnología, pues los niños se pasan más en las pantallas y no tienen tanto tiempo para hacer ejercicio".
La experta enfatizó que una alimentación no saludable aumenta el riesgo de sobrepeso en la infancia, lo que a su vez puede derivar en complicaciones como la diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina. Por ello, destacó la importancia de fomentar desde temprana edad hábitos alimenticios adecuados en el hogar, no solo para los niños, sino para toda la familia.
Además, recomendó una dieta equilibrada, baja en carbohidratos y bebidas azucaradas—idealmente sin su consumo—y rica en proteínas, fibra y alimentos naturales. Asimismo, subrayó la relevancia de la actividad física, sugiriendo al menos 60 minutos de ejercicio diario, tanto para los niños como para los adultos.
Las principales complicaciones de salud asociadas con la obesidad pueden clasificarse según los sistemas del organismo. En el ámbito metabólico, se incluyen la resistencia a la insulina y el desarrollo de diabetes tipo 2, una condición que, lamentablemente, se ha vuelto cada vez más común en pacientes pediátricos.
"Esta condición de diabetes tipo 2 se veía antes en los adultos y se llamaba, o se conocía como la diabetes de adultos, pero eso ya no es así, porque hoy en día debido a la epidemia de la obesidad estamos viendo casos a temprana edad", enfatizó la endocrinóloga pediátrica.
Además, la Dra. Pérez Colón señaló que otra de las complicaciones metabólicas asociadas con la obesidad es la dislipidemia, que implica un aumento en los niveles de colesterol. En cuanto a las afecciones respiratorias, explicó que la obesidad está relacionada con el asma y la apnea del sueño. También advirtió que a nivel metabólico puede presentarse hígado graso, una condición cada vez más frecuente en niños y adolescentes.
Asimismo, destacó el impacto de la obesidad en la movilidad, señalando que algunos pacientes pediátricos experimentan dolores en las rodillas a una edad temprana debido al exceso de peso. Subrayando la importancia de comprender que la obesidad es una condición médica y no simplemente una característica física. "Cuando la comunidad, las familias y los profesionales de la salud logran reconocerla como tal, es posible intervenir a tiempo y prevenir sus complicaciones", añade.
La especialista explicó que, como endocrinóloga pediátrica, siempre se descartan posibles causas hormonales de la obesidad antes de establecer un diagnóstico definitivo. Una de estas condiciones es el hipotiroidismo, un trastorno en el que la glándula tiroides, ubicada en la parte anterior del cuello, funciona más lentamente y no produce la cantidad suficiente de hormonas tiroideas.
Esto puede generar síntomas como fatiga, estreñimiento, ralentización del crecimiento y, en algunos casos, un leve aumento de peso. Sin embargo, aclaró que no toda obesidad está relacionada con problemas tiroideos, aunque esta condición puede contribuir a la ganancia de peso.
Otra alteración hormonal que se evalúa es el síndrome o la enfermedad de Cushing, caracterizado por un exceso de la hormona cortisol, la cual favorece el aumento de peso y el desarrollo de obesidad. Asimismo, mencionó que otras condiciones hormonales, como la resistencia a la insulina o la deficiencia de leptina, pueden influir en el desarrollo de la obesidad.