La hiperuricemia está relacionada con el desarrollo de diabetes, síndrome metabólico, hipertensión, obesidad, entre otros.
La enfermedad de gota, causada por los depósitos de ácido úrico en las articulaciones, está fuertemente asociada a la enfermedad cardiovascular.
De hecho, en los últimos años, las investigaciones se han centrado en entender la relación de estas dos afecciones hasta el punto de generar debates sobre si se debe considerar a la hiperuricemia como un factor de riesgo de la enfermedad cardiovascular.
Durante el Congreso de la Liga Europea contra el Reumatismo (EULAR), se presentó el estudio que indaga el riesgo de los eventos cardiovasculares después de la primera consulta por brote de gota en atención primaria con base en el análisis de algunos casos autocontrolados mediante la atención primaria del Reino Unido (Cipolletta, E), en el que se trabajó con datos de pacientes diagnosticados con la enfermedad entre 1997 y 2020, y que desarrollaron enfermedad cardiovascular.
Para minimizar el riesgo de incluir casos prevalentes de gota, consideramos sujetos con un nuevo diagnóstico de gota al menos 2 años después del registro del paciente en la práctica general actual, sin hospitalización por gota, sin prescripciones de terapia reductora de urato (ULT, por sus siglas en inglés), o sin mención de códigos que indiquen antecedentes de gota antes o en la primera consulta por brote de gota en atención primaria.
De 77.440 pacientes con un nuevo diagnóstico de gota que cumplieron con los criterios de inclusión, 1,870 pacientes fueron incluidos en el estudio SCCS. Su edad media era de 75.2 (11.0) años, 609 (32.4%) eran mujeres, 1.609 (86.0%) de los pacientes tenían un riesgo cardiovascular alto o muy alto, y 627 (33.5%) tenían antecedentes de síndromes coronarios agudos, enfermedades cerebrovasculares o ataques isquémicos transitorios.
Además, 147 (7.9%) tenían una receta para medicamentos antiinflamatorios (AINEs, colchicina o corticosteroides) en los 60 días anteriores. La incidencia de eventos cardiovasculares fue mayor en los 30 días después de la primera consulta por brote de gota que en el período basal, con una diferencia de tasa cruda de 0.38 eventos/1,000 personas-día (IC95%: 0.09-0.66) y un aIRR de 1.40 (IC95% 1.09-1.80).
El aIRR de eventos cardiovasculares durante los primeros 15 días después del primer brote de gota fue de 1.52 (IC95% 1.10-2.11) en comparación con el período basal (diferencia de tasa cruda de 0.48 eventos/1,000 personas-día (IC95%: 0.08-0.89).
A partir de diferentes investigaciones se ha comprobado que l os niveles altos de ácido úrico pueden generar cambios en la función de algunos órganos, como el corazón, los riñones, la piel, el hígado y ser detonante de síndrome metabólico (diabetes tipo 2, obesidad, resistencia a la insulina, hipertensión arterial y dislipidemia).
De todos modos, hasta el momento, varios científicos destacan la importancia de continuar adelantando investigaciones en esta área.