Salud y equidad para los gerontos

Determinantes sociales desempeñan un rol importante en el bienestar de esta población.

Marga Parés Arroyo

    Salud y equidad para los gerontos

    Los determinantes sociales inciden en la salud de la población, con mayor fuerza en la de los gerontos de 60 años o más, sector que representa casi un 30 por ciento de los habitantes de Puerto Rico.

    Las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen se relaciona directamente con su supervivencia y riesgo de morir. Mientras, factores como la tenencia o carencia de dinero, poder y recursos mundiales, nacionales y locales, unido a políticas gubernamentales, pueden ayudar a mejorar o empeorar su bienestar general y salud.

    Así salió a relucir durante una ponencia ofrecida por el doctor José Rodríguez Gómez, gerontólogo y epidemiólogo, titulada “Los determinantes sociales de la salud y la equidad en salud en la población gerontológica”.

    Según el profesor del programa de doctorado en Psicología Clínica de la Universidad Albizu, se estima que un 44 por ciento de los adultos mayores de 60 años o más que residen en el país viven bajo el nivel de pobreza, lo que resalta la importancia de una mayor atención a sus necesidades.

    “En el siglo 20 se advirtió que si Puerto Rico no se agilizaba en la prestación de servicios y sensibilidad a adultos mayores, se iba a convertir en un ghetto de ancianos pobres”, comentó Rodríguez Gómez durante la conferencia coordinada por el Fideicomiso de Salud Pública, con el apoyo de la Asociación de Educadores en Salud de Puerto Rico.

    Algunos determinantes sociales pueden mediar en sus patologías y prevalencia de enfermedades, advirtió al agregar que hace once años (2014) la Organización Mundial de la Salud (OMS) había anticipado que los determinantes sociales de la salud explican la mayor parte de las inequidades sanitarias.

    “La inequidad es sistemática, es el resultado de normas, políticas y prácticas sociales que toleran o incluso favorecen una distribución injusta del poder, la riqueza y otros recursos sociales y de acceso a estos”, dijo el investigador y catedrático.

    Ante esta preocupación, sostuvo, la OMS estableció hace veinte años (2005) la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud, con el fin de brindar asesoría de cómo mitigarlas.

    En su primer informe, para el 2008, este organismo emitió tres recomendaciones: mejorar las condiciones de la vida cotidiana, luchar contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos y generar medición y análisis del problema. 

    Para el 2009 este organismo concluyó que, para ese momento, entre los países más ricos y los más pobres había más de 40 años de diferencia en la esperanza de vida.

    Aunque ha habido mejorías, las desigualdades producto de los determinantes sociales continúan, especialmente entre los adultos mayores, reiteró Rodríguez Gómez.

    “Es cuestión de vida y muerte, afecta la forma en que viven, su calidad de vida”, sostuvo.

    Según explicó, actualmente hay dos “olas generacionales” entre los adultos mayores. Una, dijo, está compuesta por gerontos más pobres, con bajo nivel de alfabetismo, mayor dependencia de sus familiares, con muchos hijos y problemas de salud. La otra ola, indicó, la componen adultos mayores con más solvencia económica y educación, activos, con pocos hijos y más saludable o con mayor conciencia del manejo de sus condiciones.

    “Me gustaría ver más actividad en las relaciones entre las diferentes agencias (gubernamentales), incluyendo el elemento privado (para atender este asunto)”, dijo.

    Entre las situaciones por trabajar, Rodríguez Gómez destacó los retrasos en las autorizaciones de los planes médicos, particularmente las relacionadas a la atención de condiciones de salud que deben tratarse con premura.

    De acuerdo con el gerontólogo, la OMS ya había advertido que la justicia social es una cuestión “de vida o muerte”. Mientras, dijo, la población de adultos mayores seguirá aumentando, con una expectativa de vida actualmente de unos 80 años en Puerto Rico.  


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