Confirman a Robert F. Kennedy Jr., un incrédulo de las vacunas, como secretario de Salud

Kennedy asume en medio de una reestructuración del gobierno federal liderada por Elon Musk, que ha frenado temporalmente fondos para programas de salud pública.

Katherine Ardila

    Confirman a Robert F. Kennedy Jr., un incrédulo de las vacunas, como secretario de Salud

    Este jueves se confirmó que Robert F. Kennedy Jr. asumió oficialmente el cargo como secretario de Salud y Servicios Humanos en un momento marcado por la polémica y una masiva reestructuración del gobierno federal, liderada por el multimillonario Elon Musk. 

    Su nombramiento llega tras intensas audiencias en el Senado, donde los demócratas intentaron presionarlo para que negara la teoría desacreditada de que las vacunas causan autismo, una postura que ha defendido en el pasado y que ha generado preocupación entre expertos en salud pública.

    Durante las audiencias, algunos legisladores también expresaron su inquietud por los posibles conflictos de interés financieros que podrían beneficiar a Kennedy. El año pasado, Kennedy ganó más de $850,000 mediante un acuerdo por referir clientes a un bufete de abogados que ha demandado a fabricantes de Gardasil, una vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) que protege contra el cáncer de cuello uterino. 

    Kennedy prometió que, de ser confirmado, redirigiría las tarifas recaudadas de este acuerdo a su hijo, en un intento por disipar las críticas sobre su posible beneficio económico.

    Reestructuración federal y recortes en salud pública

    Kennedy asume el cargo en un contexto de profunda reestructuración del gobierno federal, impulsada por Elon Musk, quien ha implementado medidas que han frenado temporalmente miles de millones de dólares en financiamiento para programas de salud pública

    Esta situación ha dejado a miles de empleados federales en incertidumbre sobre sus trabajos y ha generado preocupación sobre el futuro de iniciativas clave en el sector salud.

    El viernes, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) anunciaron que limitarían miles de millones de dólares en investigaciones médicas otorgadas a universidades y estudios sobre el cáncer, los cuales son fundamentales para el desarrollo de tratamientos contra enfermedades como el cáncer y el alzhéimer. 

    Esta decisión ha sido criticada por expertos, quienes advierten que podría retrasar avances médicos cruciales.

    Además, Kennedy ha solicitado una reestructuración del personal en los NIH, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). 

    El año pasado, prometió despedir a 600 empleados en los NIH, la principal agencia de financiamiento de investigaciones biomédicas en el país, lo que ha generado preocupación sobre el impacto en la capacidad de estas instituciones para llevar a cabo su misión.

    Preocupaciones sobre políticas de vacunación

    Uno de los temas más controvertidos en la trayectoria de Kennedy ha sido su postura crítica hacia las vacunas. 

    Durante las audiencias, los legisladores cuestionaron si su nombramiento podría llevar a cambios en las directrices de vacunación o al debilitamiento de las protecciones legales federales para los fabricantes de vacunas, conocidas como el Programa Nacional de Compensación por Lesiones Ocasionadas por Vacunas (VICP). 

    Estas protecciones han sido fundamentales para garantizar que las compañías farmacéuticas sigan produciendo vacunas esenciales.

    Kennedy ha defendido su postura, argumentando que busca mayor transparencia y seguridad en los programas de vacunación, pero sus críticos temen que su liderazgo pueda socavar la confianza del público en las vacunas, que son una herramienta clave para prevenir enfermedades infecciosas.

    Un futuro incierto

    Con Kennedy al frente del Departamento de Salud y Servicios Humanos, el futuro de las políticas de salud pública en Estados Unidos se encuentra en una encrucijada. Mientras algunos celebran su enfoque crítico hacia las grandes farmacéuticas y su promesa de reformar las agencias federales, otros temen que sus decisiones puedan tener consecuencias negativas para la investigación médica y la salud de millones de personas.

    La reestructuración federal y los recortes anunciados por los NIH han añadido una capa adicional de incertidumbre, dejando a muchos en el sector de la salud pública preguntándose qué vendrá a continuación en esta nueva era bajo el liderazgo de Kennedy y Musk.



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