Además, también se utiliza ocasionalmente para tratar las náuseas y vómitos relacionados con el tratamiento del cáncer.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se calcula que un 4% de la población mundial padece, actualmente, de un trastorno de ansiedad. Para el 2019, 301 millones de personas en el mundo padecían ansiedad, lo que lo convierte en el trastorno mental más común.
Para el tratamiento de esto, dicho organismo menciona a las intervenciones psicológicas, medicamentos antidepresivos y las benzodiacepinas, en este último es donde se enmarca el proceso fisiológico del lorazepam.
Lorazepam y su proceso fisiológico
Este fármaco es clasificado como una benzodiazepina, la cual se prescribe principalmente para aliviar la ansiedad. Además, encuentra aplicación en el tratamiento del insomnio vinculado al estrés temporal o ansiedad.
"Es un ansiolítico que actúa incrementando la actividad del ácido gamma-aminobutírico (un neurotransmisor inhibidor que se encuentra en el cerebro), al facilitar su unión con el receptor GABAérgico y posee actividad hipnótica, anticonvulsivante, sedante, relajante muscular y amnésica.", explica el Vademecum.
Presentaciones y suministro
El lorazepam está disponible en tabletas, cápsulas de liberación prolongada y concentrado líquido para administración oral, con o sin alimentos.
Según las indicaciones que receten los expertos de la salud la ingesta de estos medicamentos podría variar, es por ello que las tabletas y el concentrado generalmente se toman dos o tres veces al día, mientras que las cápsulas de liberación prolongada se ingieren una vez al día en la mañana.
Uso para el tratamiento de náuseas y vómitos
Además de la función principal antes descrita, este también se utiliza ocasionalmente para tratar las náuseas y vómitos relacionados con el tratamiento del cáncer, así como para controlar la agitación durante la abstinencia al alcohol. Sin embargo, se recomienda una discusión detallada con el médico sobre los riesgos asociados con estos usos adicionales.
Precauciones
Antes de comenzar el tratamiento, es crucial informar al médico sobre posibles alergias a benzodiacepinas o cualquier otro componente. Además, se debe proporcionar información detallada sobre otros fármacos y condiciones médicas preexistentes.
De igual manera, previo al consumo de este, tenga en cuenta informar distintas situaciones para que el galeno las tenga en cuenta y así evitar riesgos asociados a la ingesta. Es por esto que debe detallar consumo de medicamentos, vitaminas o suplementos; si tiene glaucoma de ángulo estrecho, insomnio, apnea del sueño, convulsiones, si está o planea quedar en embarazo, si amamanta o si se someterá a alguna cirugía".
Almacenamiento y desecho responsable
Recuerde mantenerlo en su envase original, fuera del alcance de los niños, a temperatura ambiente y lejos de la humedad es esencial. El manejo adecuado y la correcta disposición de los tratamientos no utilizados se deben realizar siguiendo las pautas locales de devolución o programas de eliminación.
Posibles efectos secundarios y sobredosis
Los efectos secundarios comunes incluyen somnolencia, mareos y cambios en el apetito, pero algunos pueden ser graves, como dificultades respiratorias o ritmo cardíaco irregular.
Por lo que se recomienda que en caso de una sobredosis se comunique de forma inmediata con las líneas de emergencias locales, recuerde que la medicación siempre debe ser autorizada y vigilada por los expertos de la salud. Algunos de los síntomas de sobredosis son: "Somnolencia, confusión, cansancio, respiración y ritmo cardíaco lento, problemas con la coordinación, dificultad para caminar y pérdida del conocimiento".
Fuente consultada: aquí.