Experto aborda el diagnóstico diferencial del trastorno de ansiedad. Aprende a reconocer y diferenciar los síntomas para un enfoque de tratamiento más preciso.
La ansiedad es una respuesta emocional común, pero cuando sus síntomas se intensifican y afectan la vida diaria, puede convertirse en un trastorno y afectar la vida diaria del paciente.
En una entrevista exclusiva con la revista Medicina y Salud Pública, el Dr. Ángel Alemán, neuropsicólogo, profundiza en los efectos de la ansiedad y cómo podemos diferenciarla del estrés normal. Además, ofrece consejos sobre cómo manejarla y cuándo es necesario buscar ayuda profesional.
"La ansiedad es caracterizada por una activación fisiológica importante, algo que nosotros llamamos el 'globus effect'. Las personas suelen describirlo como una sensación de presión en el pecho, sudoración, dolor de cabeza y tensión muscular." Explica el Dr. Alemán.
Estas son señales comunes de un episodio de ansiedad, que muchas veces puede confundirse con un ataque al corazón. Sin embargo, la diferencia clave radica en la activación de nuestro sistema torácico, que responde ante la ansiedad y no ante un problema cardiaco.
"Es fundamental poder diferenciar entre un ataque de ansiedad y un ataque cardíaco. Para ello, los psicólogos clínicos nos apoyamos en el diagnóstico diferencial, para ayudar a los pacientes a comprender mejor lo que están viviendo", comenta el Dr. Alemán.
Si los síntomas de ansiedad están afectando las funciones diarias, el Dr. Alemán nos da algunos parámetros clave para saber cuándo buscar ayuda:
"Cuando la intensidad de los síntomas sobrepasa una escala de 1 a 10, y te impide realizar tus tareas cotidianas, es hora de considerar la ayuda de un profesional. La ansiedad no solo afecta nuestra concentración, sino también nuestra capacidad de análisis y nuestras relaciones interpersonales. Si te sientes constantemente irritable o incapaz de manejar las tensiones diarias, es un indicio claro de que necesitas apoyo."
Ansiedad: Un trastorno físico y emocional
"Estudios epidemiológicos muestran que entre un 10% y un 20% de la población general puede experimentar algún trastorno de ansiedad en algún momento de su vida," explica.
Las mujeres, según algunas investigaciones, parecen ser más vulnerables a estos trastornos, aunque esto puede variar según el contexto cultural y social.
La ansiedad no solo afecta a nivel psicológico, sino que también puede manifestarse en una serie de síntomas físicos.
El Dr. Alemán destaca que problemas digestivos como el síndrome de intestino irritable (IBS, por sus siglas en inglés) y el reflujo gastroesofágico (GERD) son comúnmente exacerbados por niveles elevados de estrés y ansiedad.
"Nuestro sistema nervioso está fuertemente conectado con el sistema digestivo, y cuando una persona experimenta ansiedad, es común que sus problemas gastrointestinales empeoren," señala.
Por otro lado, el dolor de cabeza es otro síntoma frecuente asociado con la ansiedad. "Cuando los niveles de ansiedad son altos, pueden desencadenar dolor en la cabeza debido a la tensión muscular y el aumento de la actividad en las áreas cerebrales asociadas con el estrés."
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Diferenciando el estrés normal de la ansiedad patológica
Una de las preguntas clave que muchas personas se hacen es cómo diferenciar entre el estrés normal y la ansiedad patológica.
"El estrés es una respuesta natural ante situaciones desafiantes, como un informe de trabajo o una competencia deportiva. La ansiedad, en cambio, surge cuando los síntomas se vuelven desproporcionados y afectan la capacidad de la persona para funcionar de manera adecuada," explica el Dr. Alemán.
El estrés puede ser útil y funcional, ayudándonos a afrontar desafíos y tareas. Sin embargo, cuando se convierte en ansiedad, los síntomas pueden ser más intensos y duraderos, afectando nuestra memoria, concentración y capacidad de tomar decisiones.
"Una persona ansiosa puede tener dificultades para concentrarse, y su capacidad para organizar pensamientos y realizar tareas se ve afectada", afirma el Dr. Alemán.
"Esto puede llevar a un deterioro en las relaciones laborales y personales, ya que la persona se vuelve más irritable y menos capaz de manejar el estrés cotidiano."
Para aquellos momentos en los que la ansiedad se vuelve abrumadora, el Dr. Alemán recomienda algunas técnicas rápidas y fáciles de aplicar.
"La respiración diafragmática y la relajación muscular progresiva son dos de las estrategias más efectivas. Estas técnicas ayudan a calmar el sistema nervioso y a reducir la intensidad de la ansiedad."
La respiración diafragmática consiste en inhalar profundamente durante 4 segundos, llenando los pulmones desde el abdomen, y luego exhalar lentamente durante 2 segundos. "Este tipo de respiración activa el sistema nervioso parasimpático, lo que ayuda a reducir la frecuencia cardíaca y la presión arterial, facilitando la relajación."
Por su parte, la relajación muscular progresiva implica tensar y relajar distintos grupos musculares del cuerpo, comenzando desde los dedos de las manos hasta los pies.
"Esta técnica ayuda a liberar la tensión acumulada en el cuerpo, que es común en las personas que experimentan altos niveles de ansiedad," comenta el Dr. Alemán.
El Dr. Alemán también enfatiza que existen alternativas no farmacológicas efectivas para manejar la ansiedad, siendo la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) una de las más investigadas y recomendadas. "La TCC se centra en identificar y modificar los patrones de pensamiento distorsionados que alimentan la ansiedad. Cuando logramos cambiar nuestra forma de pensar, podemos influir directamente en nuestras emociones y conductas."
El Dr. Alemán también destaca la importancia de abordar los factores neurobiológicos que subyacen en la ansiedad.
"El desequilibrio de neurotransmisores como la serotonina, noradrenalina y GABA juega un papel crucial en los trastornos ansiosos. Aunque el tratamiento farmacológico puede ser necesario en algunos casos, la psicoterapia y otras intervenciones pueden ser igualmente efectivas."