"Es posible que volvamos a tener a las bacterias como la causa número uno de muerte a nivel mundial"

La Neisseria gonorrhoeae podría convertirse en la primera bacteria resistente a todos los antibióticos disponibles.

Mariana Mestizo Hernández

    Es posible que volvamos a tener a las bacterias como la causa número uno de muerte a nivel mundial

    Actualmente se enfrenta un problema creciente de resistencia bacteriana a los antibióticos. Lo que en un principio parecía un fenómeno localizado en ciertas regiones, hoy se ha convertido en una situación común a nivel global. 

    En hospitales de todo el mundo se detectan, con mayor frecuencia, bacterias que presentan patrones de resistencia cada vez más marcados, lo cual representa un desafío importante para la salud pública.

    "Esto es claramente un problema porque a la velocidad que nosotros como grupo científico logramos crear antibióticos nuevos. Es una velocidad bien lenta comparado con la velocidad con que estas bacterias están transmitiéndose y creando resistencia a los antibióticos que usamos prácticamente en nuestro diario vivir", afirma el Dr. Lemuel Martínez, infectólogo.

    A esto se suma el aumento constante en la movilidad de las personas. El especialista señala que la conectividad global actual, sumada al turismo médico (tanto organizado como individual) ha facilitado la circulación de bacterias resistentes entre países y continentes. Esta dinámica permite que las infecciones viajen con la misma rapidez que los pacientes, ampliando el alcance del problema.

    Globalización: un aliado inesperado de las bacterias

    El experto advierte que la globalización también ha influido en la propagación de bacterias resistentes. 

    El aumento de los viajes internacionales y el turismo médico (no siempre en contextos organizados) han facilitado el traslado de infecciones de un lugar a otro con gran rapidez. A esto se suma el uso excesivo de antibióticos, no solo en entornos hospitalarios, sino también en la atención comunitaria, la medicina veterinaria y otros sectores.

    "En realidad, estamos en una sociedad globalizada; las personas cada vez se mueven más y, a medida que seguimos usando más antibióticos para diferentes razones (no solamente en hospitales o en personas enfermas), los hemos utilizado incluso para catarros comunes, cuando quizá no deberíamos. Hemos abusado de la bondad que tienen estas moléculas antimicrobianas y, con su uso excesivo en diferentes ambientes, hemos expuesto cada vez más a las bacterias al armamento que usamos para salvar vidas", añade.

    Abuso de antibióticos

    Por otra parte, el infectólogo advierte que, con el paso de los años, se empieza a evidenciar el costo del uso inadecuado de los antibióticos. Inicialmente se observaba la presencia de bacterias resistentes en forma de colonización, pero ahora son cada vez más los casos de enfermedad activa, resistente al tratamiento, incluso en pacientes provenientes de la comunidad.

    "Definitivamente es un reto bien grande, y no solamente es un reto, sino que los pronósticos no son alentadores. Es posible que volvamos a tener a las bacterias como la causa número uno de muerte a nivel mundial. Hoy en día, las principales causas de muerte tienden a ser eventos cardiovasculares, enfermedades malignas y otros padecimientos crónicos, pero podríamos enfrentar un resurgimiento de las enfermedades infecciosas como principales responsables de la mortalidad global", señala.

    Infecciones respiratorias

    Asimismo, el Dr. Martínez hizo énfasis en que muchas de las enfermedades que afectan el sistema respiratorio suelen ser virales y, aunque su impacto en la calidad de vida puede ser temporal, tanto pacientes como médicos tienden a reaccionar con premura ante los síntomas. Esa prisa por obtener alivio, explica, conduce frecuentemente al uso innecesario de antibióticos.

    "Respiratorio es un campo enorme. Muchas veces nos desesperamos y sentimos la necesidad de actuar, y ese error de desespero tanto de los pacientes como de los médicos nos lleva a prescribir antibióticos sin tener claro que probablemente se trata de un virus. Puede parecer trivial en uno, dos o tres pacientes, pero a escala poblacional, el mal uso de antibióticos es bien significativo", señala.

    Además de los cuadros respiratorios, menciona que lo mismo ocurre con afecciones cutáneas, en las que con frecuencia se recurre a antibióticos como primera opción, sin explorar alternativas como tratamientos tópicos o diagnósticos más precisos. 

    Para el especialista, esta tendencia responde, en parte, al ritmo acelerado de la vida moderna y a la presión de atender un alto volumen de pacientes, lo que genera una "tormenta perfecta" que favorece el uso inapropiado de estos medicamentos.

    El infectólogo también advierte que el problema no se limita al ámbito humano. El uso excesivo de antibióticos en medicina veterinaria y el acceso sin prescripción en algunos países agravan aún más la situación. 

    "En muchos lugares, las personas pueden ir a una farmacia y comprar antibióticos ´por si acaso´, porque se dieron un golpe o sintieron alguna molestia leve. Y eso se convierte en una bola de nieve que sigue creciendo. Cuando lo miramos como sistema, posiblemente más de la mitad de los antibióticos que usamos están mal utilizados", añade.

    El especialista enfatizó que, si bien el entorno hospitalario es uno de los más exigentes para el control de bacterias resistentes, el problema se extiende mucho más allá. 

    En los hospitales, las limitaciones de espacio dificultan el aislamiento adecuado de los pacientes, lo que incrementa significativamente el uso de recursos como guantes, batas estériles y productos de limpieza especializados, elevando los costos del sistema de salud. 

    Además, incluso los pacientes colonizados (aunque no presenten una infección activa) requieren medidas especiales, como baños con clorhexidina o pruebas de tamizaje anticipadas, lo que supone una carga constante para las instituciones.

    "Definitivamente, ya de por sí, aunque los pacientes estén colonizados y no necesariamente infectados, la carga sobre las instituciones hospitalarias es bien grande", señaló Martínez, añadiendo que no en todos los centros se cuenta con servicios de infectología o profesionales especializados para evaluar con precisión quién realmente necesita tratamiento.

    Las bacterias que más preocupan

    En cuanto a las bacterias que más preocupan actualmente, el infectólogo mencionó la Acinetobacter baumannii, conocida por su capacidad de desarrollar múltiples mecanismos de resistencia, y bacterias como Escherichia coli y Klebsiella pneumoniae, que afectan con frecuencia a pacientes con patologías urológicas. 

    Por fuera del ámbito hospitalario, advirtió sobre el aumento de infecciones por Staphylococcus aureus resistente a meticilina (MRSA), especialmente en la comunidad, donde situaciones aparentemente simples como un golpe o un absceso pueden desencadenar cuadros clínicos graves.

    Ambientes cotidianos bajo amenaza

    El galeno también hizo referencia al riesgo creciente en ambientes cotidianos como gimnasios, donde el contacto constante con superficies compartidas puede facilitar la transmisión. 

    Además, alertó sobre las enfermedades de transmisión sexual: "Estamos viendo cómo la Neisseria gonorrhoeae está aumentando su tolerancia y resistencia a ciertos antibióticos. Es posible que sea la primera bacteria resistente a todos los antibióticos disponibles".

    En este contexto, el experto fue enfático, el problema ya no es exclusivo de los hospitales. Es un fenómeno social, profundamente arraigado en la vida diaria.

    El especialista advirtió que, en muchos casos de infecciones por bacterias altamente resistentes, los médicos se enfrentan a un escenario con armamento limitado. No solo hay pocos antibióticos eficaces disponibles, sino que algunos de ellos son tan costosos que muchos hospitales no pueden mantenerlos en reserva. Esto obliga a solicitarlos bajo demanda, lo cual retrasa el inicio del tratamiento oportuno. 

    "Hay veces que los tenemos que mandar a pedir, y eso ya retrasa la velocidad con que los pacientes pueden acceder a los antibióticos adecuados", explicó.

    Menos antibióticos, más cirugía

    Esta situación ha llevado a que infecciones que antes se trataban exclusivamente con antibióticos, como los abscesos, requieran ahora intervenciones quirúrgicas. De hecho, el experto advirtió que podríamos estar regresando a una etapa en la que las infecciones severas demandaban cirugía para remover el tejido comprometido. Esto ya se está evidenciando en casos de infecciones cutáneas, del tracto urinario e incluso intraabdominales, donde los antibióticos por sí solos no resultan suficientes.

    Además, la medicina moderna, que incluye múltiples procedimientos invasivos y dispositivos implantables para mejorar la calidad de vida de los pacientes, también ha creado nuevos puntos de entrada para bacterias resistentes. Estos dispositivos, aunque necesarios, aumentan el riesgo de colonización bacteriana, lo que complica aún más el tratamiento.

    Falta de adherencia como uno de los problemas principales

    A este panorama se suma un problema persistente: la mala adherencia a los tratamientos antibióticos. Muchas personas interrumpen su medicación antes del tiempo indicado, ya sea porque se sienten mejor o por efectos adversos. En otros casos, los antibióticos sobrantes se guardan o se comparten con familiares y amigos sin ninguna indicación médica.

    "Estamos exponiendo a las bacterias a medicamentos cuando no los necesitan, y ninguna terapia mata al 100%: siempre queda alguna que aprende y sobrevive", señaló Martínez. Además, recordó que usar dosis incorrectas o por menos tiempo del indicado facilita la aparición de resistencia bacteriana.

    Por último, hizo un llamado a la conciencia colectiva sobre el uso de estos medicamentos: "Tenemos que empezar a romper con esas costumbres de guardar antibióticos en la alacena por si acaso. Los antibióticos deben usarse cuando realmente se necesitan, en el tiempo prescrito, y desechar lo que sobre. Solo así podremos preservar su eficacia en el tiempo", concluyó.



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