Investigadores confirman una conexión entre el colesterol y el desarrollo de la enfermedad de Parkinson

El equipo de investigación confirmó que los niveles de 24-OHC eran más altos en la sangre de pacientes con enfermedad de Parkinson.

Katherine Ardila

    Investigadores confirman una conexión entre el colesterol y el desarrollo de  la enfermedad de Parkinson

    Un equipo de investigadores de la Universidad de Wuhan, en China, ha descubierto un vínculo crucial entre el colesterol y la enfermedad de párkinson.

    El estudio, publicado en la revista PLOS Biology y dirigido por el Dr. Zhentao Zhang, revela que un metabolito del colesterol, conocido como 24-OHC, desempeña un rol importante en el desarrollo de esta enfermedad neurodegenerativa. 

    Se cree que este hallazgo podría abrir nuevas vías para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo.

    El papel del 24-OHC en la enfermedad de Parkinson

    Esta condición se caracteriza por dos fenómenos principales: la formación de cuerpos de Lewy, que son agregados de proteínas alfa-sinucleína (a-Syn) en el cerebro, y la muerte de neuronas dopaminérgicas, las cuales son esenciales para el control del movimiento. 

    El estudio se centró en entender cómo se propaga la a-Syn patológica, es decir, cómo las fibras dañinas de esta proteína se extienden de una célula cerebral a otra, causando la degeneración neuronal.

    Los investigadores plantearon la hipótesis de que el 24-OHC, un metabolito del colesterol, podría ser el responsable de este proceso. 

    Este metabolito está presente en niveles elevados en los cerebros de personas con enfermedad de Parkinson y aumenta con la edad, lo que sugiere una conexión directa con el envejecimiento y la progresión de la enfermedad.

    Resultados clave del estudio

    El equipo de investigación confirmó que los niveles de 24-OHC eran más altos en la sangre de pacientes con enfermedad de Parkinson, así como en un modelo de ratón de la enfermedad

    Para probar su hipótesis, los científicos bloquearon la producción de 24-OHC en los ratones al eliminar la enzima CYP46A1, responsable de convertir el colesterol en este metabolito. 

    Este bloqueo redujo significativamente la propagación de las fibras a-Syn dañinas y disminuyó el daño a las neuronas dopaminérgicas en una región crítica del cerebro conocida como la sustancia negra.

    Además, realizaron experimentos en neuronas cultivadas en laboratorio, donde observaron que la adición de 24-OHC transformaba las fibras a-Syn normales en fibras patológicas. Cuando estas fibras dañinas se inyectaron en ratones, se observó una mayor propagación de los cuerpos de Lewy, una mayor degeneración de las neuronas dopaminérgicas y un empeoramiento de los déficits motores, en comparación con los ratones que recibieron fibras a-Syn formadas en ausencia de 24-OHC.

    Implicaciones terapéuticas

    Los hallazgos sugieren que el 24-OHC no solo está involucrado en la formación de las fibras a-Syn dañinas, sino que también acelera su propagación y la muerte neuronal. 

    Esto convierte a la enzima CYP46A1, que produce el 24-OHC, en un objetivo terapéutico prometedor. 

    "Nuestros hallazgos indican que la colesterol 24-hidroxilasa CYP46A1 desempeña un papel fundamental en la progresión de la patología de la a-sinucleína en la enfermedad de Parkinson, lo que destaca su potencial como objetivo terapéutico para la enfermedad de Parkinson", afirmaron los autores del estudio.

    Los investigadores proponen que los medicamentos que bloquean la producción de 24-OHC o inhiben su actividad podrían ser estrategias eficaces para tratar la enfermedad de Parkinson

    Este enfoque podría ralentizar o incluso detener la progresión de la enfermedad al prevenir la formación y propagación de las fibras a-Syn patológicas.

    Una nueva esperanza para los pacientes

    Este descubrimiento plantea una nueva comprensión de la enfermedad de Parkinson y ofrece nuevas esperanzas para el desarrollo de tratamientos más efectivos.

     Actualmente, las terapias disponibles se centran en aliviar los síntomas, pero no detienen la progresión de la enfermedad. Si se confirman estos hallazgos en estudios clínicos con humanos, los fármacos dirigidos a la enzima CYP46A1 podrían convertirse en una opción terapéutica revolucionaria.


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