La ansiedad y el estrés, desencadenan un desequilibrio de neurotransmisores, afectando la salud mental y física.
La Dra. Millie González, farmacóloga y profesora asociada en la Universidad Interamericana de Puerto Rico, explora la neuroquímica de la ansiedad, destacando que "la ansiedad es una respuesta normal a los factores estresantes, ya sea la preocupación por el futuro o una situación difícil como una enfermedad en la familia.
Es la reacción que nos hace enfrentar los desafíos de la vida. Pero los problemas surgen cuando el estrés impide relajarse" enfatiza la Dra. González. Nuestro cerebro no puede mantener un alto nivel de actividad todo el tiempo. Necesita descansar. El cerebro permanece activo durante el sueño para consolidar y reparar recuerdos, pero niveles elevados de neurotransmisores pueden alterar estos procesos e impactar negativamente en nuestra salud mental.
El estrés y su impacto en el cerebro
El estrés se manifiesta a través de una variedad de emociones, como ansiedad e irritabilidad, y puede afectar su capacidad para concentrarse incluso en tareas simples. Además, puede provocar dolores de cabeza, dolores corporales, problemas estomacales y problemas para dormir.
La respuesta del cuerpo al estrés implica la liberación de sustancias que causan estos síntomas. En el caso del estrés crónico, esta situación puede causar otras condiciones médicas como depresión o empeorar problemas de salud existentes como la presión arterial alta, pero cuando el estrés es prolongado, los medicamentos no pueden estabilizarlo.
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La neuroquímica de la ansiedad
A nivel neuroquímico, neurotransmisores específicos desempeñan un papel importante en el desarrollo de la ansiedad. Estos incluyen GABA (ácido gamma-aminobutírico), serotonina, noradrenalina y dopamina. Estos neurotransmisores regulan nuestro estado de ánimo y nuestras emociones y participan en la respuesta del cerebro a la ansiedad.
La amígdala, una estructura clave del cerebro, interactúa con el hipotálamo y la corteza prefrontal para procesar estas respuestas. La corteza prefrontal es donde se toman las decisiones y los juicios, y es una función que madura por completo después de los 25 años.
El papel del sistema nervioso central
El sistema nervioso central, que consta del cerebro, la médula espinal y las neuronas que secretan neurotransmisores, es esencial para experimentar ansiedad. La amígdala y la corteza prefrontal son estructuras clave en este proceso de integración de información sensorial, memoria y procesos cognitivos.
Además, el sistema nervioso se divide en dos partes funcionales: el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. El sistema nervioso simpático se activa en situaciones peligrosas (respuesta de lucha o huida) y el sistema nervioso parasimpático se activa durante el reposo y promueve la digestión, la reparación de tejidos y la relajación.
El desequilibrio en la ansiedad
Cuando estás ansioso, tu sistema nervioso simpático se desregula, dejándote en un estado constante de alerta. Sin embargo, ambos sistemas deben estar en equilibrio para funcionar correctamente.
El sistema nervioso parasimpático es esencial para procesos como la digestión y la reparación de tejidos, que no ocurren cuando el sistema nervioso simpático está activado permanentemente.
En resumen, la ansiedad y el estrés no sólo afectan a nuestra salud mental, sino que también tienen un grave impacto en nuestra salud física. Comprender la neuroquímica subyacente a esta afección es el primer paso para abordarla eficazmente y restablecer el equilibrio en nuestras vidas.