Relación de la apnea del sueño con el envejecimiento por acumulación de tejido graso en cuello y lengua

La apnea del sueño no tratada aumenta el riesgo de enfermedad renal, demencia, diabetes, cáncer, entre otros.

María Camila Sánchez

    Relación de la apnea del sueño con el envejecimiento por acumulación de tejido graso en cuello y lengua

    Según datos de la American Medical Association, cerca 30 millones de personas en los Estados Unidos padecen apnea del sueño, pero solo 6 millones han sido diagnosticados con la condición.

    Si bien es cierto que esta condición muchas veces pasa inadvertida porque la sutilidad de los síntomas, las señales más obvias son roncar y despertarte respirando con dificultad. Pero hay otras señales de las que debes estar pendiente, como sentir que no descansaste cuando te despiertas, un dolor de cabeza matutino que se te quita después de que empiezas a moverte, problemas para concentrarte o no sentir la mente igual de ágil como antes", dice el Dr. Eric Olson, especialista en problemas del sueño en Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.

    ¿Quién está en riesgo de padecerla?

    La edad es un factor de riesgo importante para la enfermedad. Según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, el tejido graso puede acumularse en el cuello y la lengua a medida que envejeces, lo que aumenta el riesgo de apnea del sueño.

    "Al pensar en la apnea del sueño, las personas se imaginan a un hombre obeso que ronca, pero este estereotipo se elimina con la edad", dice la Dra. Reena Mehra, especialista en problemas del sueño y directora de Investigación sobre Trastornos del Sueño en la Cleveland Clinic. "Por ejemplo, las mujeres posmenopáusicas tienen mayores probabilidades en comparación con las mujeres premenopáusicas".

    Diagnóstico

    Para diagnosticar la apnea del sueño, se realizan pruebas que miden la frecuencia cardíaca, los niveles de oxígeno en la sangre, el flujo de aire y los patrones de respiración. Una de ellas es la polisomnografía, a través de la cual se miden varias funciones corporales durante el sueño, como la actividad cerebral, la frecuencia cardíaca, el movimiento de los ojos, la respiración, el flujo de aire y los niveles de oxígeno en la sangre.

    También se suele realizar una poligrafía respiratoria en el hogar del paciente donde, con un equipo portátil se mide el flujo de aire, los patrones de respiración y los niveles de oxígeno en la sangre.

    Bajo porcentaje de adherencia al tratamiento 

    Estudios publicados en la revista Journal of Otolaryngology – Head & Neck Surgery en el año 2016 aproximadamente, determinaron que más de un tercio de las personas a quienes se les recomendó el uso de una máquina de presión positiva continua de las vías respiratorias (CPAP, por sus siglas en inglés) no la utilizan con frecuencia.

    "Pueden ser incómodas de usar porque pueden causar síntomas como congestión en la nariz o resequedad en la boca", aseguró Mehra. "Pero si una máscara no te funciona, hay otras opciones".

    Una de ellas, por ejemplo, es que si el paciente tiende a respirar por la boca, una máscara facial que cubra la boca y la nariz podría darle mejores resultados. Asimismo, podría optar por un humidificador térmico que se conecte a la máquina de presión de aire para que humedezca el aire y reduzca la resequedad de la boca.

    Ahora bien, si el uso del CPAP genera una sensación de claustrofobia, el paciente puede optar por una máscara con almohadilla nasal que se coloca debajo de la nariz, cubriendo menos el rostro.

    Hábitos que puedes adoptar para disminuir los ronquidos

    "A medida que envejeces, el aumento de peso o la disminución del tono muscular en la garganta pueden causar que la garganta se te vuelva más angosta al dormir y empieces a roncar", dice Olson.

    Puedes encontrar alivio de las siguientes maneras:

    • Adelgaza: La grasa alrededor del cuello te comprime las vías respiratorias superiores.

    • Duerme de lado: Cuando te acuestas boca arriba, la lengua se cae hacia atrás y te bloquea las vías respiratorias. 

    • Eleva la cabeza: Elevar la cabecera de tu cama unas cuatro pulgadas o más puede eliminar la presión sobre las vías respiratorias.

    • Prueba una tira nasal: Si lo que te hace roncar es tener la nariz tapada, la irrigación nasal con una solución salina antes de dormir podría ayudarte. Después, usa una tira nasal para mantener abiertas las fosas nasales.

    • Evita las bebidas alicoradas en las noches: El alcohol relaja los músculos de la garganta, lo que puede causar ronquidos. 

    Fuente consultada aquí.

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