El sarampión, una de las enfermedades más infecciosas a nivel mundial, se está propagando por Estados Unidos, con casi 200 casos registrados en nueve estados.
La mayoría de casos confirmados se han dado en menores y en personas que no recibieron la vacuna, según informan las autoridades sanitarias.
Se han reportado casos de sarampión en nueve estados de EE. UU. (Alaska, California, Georgia, Kentucky, Nueva Jersey, Nuevo México, Nueva York, Rhode Island y Texas). La mayoría de los contagios provienen de tres brotes, siendo el más grave en el oeste de Texas, con más de 156 casos y la primera muerte asociada.
Texas enfrenta el peor brote de sarampión en 30 años, con al menos 22 hospitalizados. El brote, que comenzó en enero en el condado de Gaines, se ha expandido a nueve condados cercanos. Las autoridades advierten que podría durar meses.
En el estado, el 18% de los menores en edad preescolar no están vacunados. El sarampión se transmite por contacto directo y los síntomas aparecen de una a dos semanas después del contagio.
¿Qué causa el sarampión?
El sarampión está causado por un virus del género Morbillivirus, familia Paramyxoviridae, es una enfermedad viral transmitida por vía aérea altamente contagiosa, más que el SARS-CoV-2.
De hecho, se ha calculado que un niño que entre en una habitación (una guardería, por ejemplo) dos horas después de que lo haya hecho otro niño con sarampión, podría quedar infectado. Una persona con sarampión puede ser contagiosa durante unos ocho días, incluso antes de que se manifieste la enfermedad.
El virus afecta solo al ser humano y genera inmunidad de por vida tras la infección. El primer síntoma es fiebre alta, seguido de tos, secreción nasal, ojos rojos y manchas blancas en las mejillas, con un exantema que se extiende por el cuerpo.
Las complicaciones graves, como encefalitis, ceguera y neumonía, son más comunes en niños pequeños, adultos mayores y personas malnutridas. La infección también debilita el sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a infecciones secundarias.
Eficacia e importancia de la vacunación
A pesar de los avances en vacunación, el sarampión sigue siendo una amenaza, especialmente en zonas con baja cobertura vacunal.
No existe tratamiento específico para el sarampión, y la única medida preventiva es la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola), administrada en dos dosis: a los 12 meses y entre los 3-4 años.
La vacuna tiene una eficacia del 93 % con una dosis y casi del 100 % con la segunda. Confiere inmunidad de por vida. Entre 2000 y 2015, evitó más de 20 millones de muertes a nivel mundial. Para erradicar la enfermedad, la cobertura vacunal debe ser del 95 %. El objetivo global es eliminar el sarampión para 2030.
¿Por qué están aumentando los casos de sarampión?
A pesar de tener una vacuna con aproximadamente 93% de eficacia en la primera dosis, ¿por qué están aumentando los casos en una escala global?
La realidad es que el aumento de casos de sarampión globalmente tiene diversas causas. Aunque la vacuna es eficaz, segura y gratuita, el rechazo a las vacunas y la falta de inmunización en algunas personas, especialmente niños, contribuyen al aumento.
A nivel nacional, en Estados Unidos, un 95 % de las personas contagiadas no estaban vacunadas o se desconoce su estatus de vacunación, según datos de los CDC. El grueso de los contagios, además, se ha dado entre los menores de 29 años.
Así mismo, algunos casos ocurren por falta de la segunda dosis de la vacuna o por infecciones en personas inmunodeprimidas que no pueden vacunarse. Por ejemplo, los adultos nacidos entre 1971 y 1981, que recibieron solo una dosis de la vacuna, son más susceptibles.
También influyen los casos importados de países con baja cobertura vacunal, como Rumanía y Marruecos. Los brotes son más comunes en lugares con alta vulnerabilidad, como guarderías o centros de salud, lo que explica el aumento de infecciones en personal sanitario.
Preocupación por recomendaciones polémicas de Robert Kennedy Jr.
La recomendación del Departamento de Salud de EE. UU. de usar vitamina A para tratar el sarampión en Texas, impulsada por Robert Kennedy Jr., ha generado preocupación entre profesionales de salud pública.
Kennedy, conocido por sus teorías antivacunas, criticó en su época como activista las vacunas contra el sarampión y promovió la vitamina A como tratamiento, una postura que ahora está impulsando desde su actual posición, como Secretario de Salud, expertos como Sue Kressly advierten que confiar en esta vitamina en lugar de la vacuna es peligroso.
El Departamento de Salud actualizó sus directrices para recomendar vitamina A bajo supervisión médica, pero algunos critican que no se haya enfatizado la vacuna como el método más seguro y efectivo.