Investigadores de Stanford descubren una firma molecular que predice la durabilidad de la inmunidad post-vacunación
Las vacunas son esenciales para protegernos de diversas enfermedades, pero uno de los desafíos más grandes que enfrentan los científicos es conocer con precisión la duración de esa protección.
Ahora, un innovador estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de Stanford ha revelado una firma molecular en la sangre que podría predecir cuánto tiempo permanecerá la inmunidad generada por una vacuna.
Este descubrimiento, publicado en la revista Nature Immunology en enero de 2025, promete revolucionar el desarrollo y la personalización de las vacunas.
La durabilidad de la protección que ofrecen las vacunas varía significativamente. Mientras que algunas vacunas proporcionan inmunidad de por vida, otras pierden eficacia rápidamente. Este fenómeno ha desconcertado a los científicos durante años.
Por ejemplo, las vacunas de virus vivos atenuados, como las de la viruela o la fiebre amarilla, inducen respuestas de anticuerpos de larga duración. En cambio, otras como la vacuna contra la gripe estacional o la RTS,S contra la malaria muestran una protección más limitada en el tiempo.
Los adyuvantes son sustancias que se agregan a las vacunas para mejorar la respuesta inmunitaria.
En las últimas tres décadas, la investigación ha permitido la creación de adyuvantes más sofisticados que aumentan la durabilidad de la inmunidad, como las emulsiones de aceite en agua (utilizadas en algunas vacunas contra la gripe) o los adyuvantes basados en saponinas (en vacunas como la de COVID-19).
Sin embargo, los científicos también han encontrado que la activación de ciertos mecanismos biológicos en el cuerpo es crucial para mantener una respuesta inmunitaria a largo plazo.
El estudio de Stanford ha identificado una firma molecular en la sangre, que aparece días después de la vacunación y podría predecir la durabilidad de la inmunidad.
Esta firma se compone de fragmentos de ARN de megacariocitos (células precursoras de las plaquetas) que son transportados al torrente sanguíneo por las plaquetas.
Este descubrimiento fue posible gracias a un análisis profundo de la respuesta inmunitaria humana a la vacuna contra la gripe H5N1, tanto con como sin el adyuvante AS03. Los investigadores notaron que las muestras de sangre tomadas dentro de los 100 días posteriores a la vacunación revelaban una firma molecular asociada a respuestas inmunitarias duraderas.
Basándose en estos hallazgos, los investigadores desarrollaron un modelo de aprendizaje automático que utiliza esta firma molecular para predecir la longevidad de la inmunidad inducida por diferentes vacunas.
El estudio incluyó datos de respuesta a anticuerpos de 244 personas que recibieron siete vacunas diferentes, incluyendo las de la gripe estacional, la fiebre amarilla, la malaria y la COVID-19. En todos los casos, las mismas moléculas de ARN de plaquetas fueron indicadores consistentes de una producción de anticuerpos más duradera.
Este avance podría conducir a la creación de un análisis de sangre sencillo que permita predecir la duración de la protección generada por una vacuna. Los investigadores de Stanford ya están trabajando en la validación de este análisis para diferentes vacunas y en diversas poblaciones alrededor del mundo, lo que podría acelerar el desarrollo de vacunas y estrategias de vacunación más personalizadas.
Si este análisis se valida y se implementa a gran escala, podría transformar la forma en que se desarrollan y administran las vacunas.
Los resultados permitirían personalizar la duración de las estrategias de vacunación, realizando ajustes según las necesidades individuales y poblacionales, y mejorando la respuesta inmunitaria a lo largo del tiempo. Además, podría acelerar los ensayos clínicos de nuevas vacunas y ofrecer soluciones más efectivas para combatir enfermedades a nivel global.
Este descubrimiento no solo abre la puerta a nuevas formas de personalizar las vacunas, sino que también nos acerca un paso más a comprender los complejos mecanismos biológicos detrás de la inmunidad duradera.Con estos avances, el futuro de la vacunación promete ser más eficiente, efectivo y adaptable a las necesidades de la población mundial.
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