Se identificaron otros elementos o hábitos que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar diverticulitis y que son susceptibles de ser modificados o controlados para reducir ese riesgo.
La diverticulitis puede variar desde casos leves que se resuelven con cambios en la dieta y medicamentos hasta casos más graves que requieren tratamiento médico o, en casos extremos, cirugía.
Los divertículos son pequeñas bolsas abultadas que pueden formarse en el revestimiento del sistema digestivo, comúnmente en la parte inferior del intestino grueso (colon). Son frecuentes, especialmente después de los 40 años, y raramente causan problemas.
La presencia de divertículos se llama diverticulosis. Cuando una o más de estas bolsas se inflaman o infectan, la condición se denomina diverticulitis. La diverticulitis puede provocar dolor abdominal intenso, fiebre, náuseas y un cambio notable en los hábitos intestinales.
- Dolor constante y persistente, que suele sentirse en la parte inferior izquierda del abdomen. En algunas personas, el dolor puede ser más intenso en la parte inferior derecha del abdomen.
- Náuseas y vómitos.
- Fiebre.
- Sensibilidad abdominal.
- Estreñimiento o, con menos frecuencia, diarrea.
Es necesaria la atención médica si experimentas dolor abdominal constante e inexplicable, especialmente si se acompaña de fiebre, estreñimiento o diarrea.
La diverticulitis se produce cuando se desgarran los divertículos, lo que provoca inflamación y, en algunos casos, infección.
Existen varios factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir diverticulitis:
La edad es un factor importante, ya que la incidencia de la diverticulitis aumenta a medida que se envejece. La obesidad también juega un papel significativo; tener un gran sobrepeso incrementa las posibilidades de desarrollar esta afección. Además, el tabaquismo es otro factor de riesgo, ya que las personas que fuman cigarrillos son más propensas a experimentar diverticulitis en comparación con quienes no fuman.
La falta de ejercicio es otro factor relevante; el ejercicio intenso parece reducir el riesgo de diverticulitis. Asimismo, una dieta alta en grasa animal y baja en fibra puede aumentar el riesgo. Aunque no está claro el papel exacto de la baja fibra por sí sola, la combinación de una dieta baja en fibra y un alto consumo de grasa animal parece ser perjudicial.
Finalmente, ciertos medicamentos están asociados con un mayor riesgo de diverticulitis. Entre ellos se incluyen los esteroides, los opiáceos y los antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB, entre otros) y el naproxeno sódico (Aleve).
El conocimiento sobre cómo el consumo de alcohol y tabaco afecta la enfermedad diverticular se ha basado principalmente en estudios de personas con diverticulosis asintomática o diverticulitis complicada. Sin embargo, para investigar más a fondo, se analizó cómo el consumo de tabaco y alcohol influye en el riesgo de desarrollar diverticulitis en mujeres, utilizando datos recopilados de una gran población femenina.
Este enfoque permitió comprender mejor la relación entre estos hábitos de consumo y la incidencia de la enfermedad diverticular, proporcionando información valiosa para la prevención y el manejo de esta condición.
El estudio prospectivo realizado involucró a 84,232 mujeres en el Estudio de Salud de Enfermeras II (NHS II), quienes al inicio del estudio en 2003, tenían entre 39 y 52 años y no presentaban diverticulitis conocida. Se registró el hábito de fumar cada 2 años y el consumo de alcohol cada 4 años.
Utilizando análisis estadísticos como la regresión de riesgos proporcionales de Cox, se calcularon los índices de riesgo ajustados multivariables y los intervalos de confianza del 95%.
Los resultados mostraron que durante el período de seguimiento, se identificaron 3,018 casos incidentes de diverticulitis. Después de ajustar por otros factores de riesgo, se encontró que tanto el tabaquismo actual como el pasado se asociaban con un mayor riesgo de diverticulitis en comparación con aquellos que nunca habían fumado.
Además, se observó que las mujeres que consumían =30 g/día de alcohol tenían un mayor riesgo de diverticulitis en comparación con aquellas que no bebían.
Un análisis conjunto de los efectos del tabaquismo y el alcohol reveló que las personas que alguna vez fumaron y consumían =15 g/día de alcohol tenían un riesgo aún mayor de desarrollar diverticulitis en comparación con aquellas que nunca habían fumado y no consumían alcohol.
Este estudio demostró que tanto el tabaquismo como el consumo de alcohol están asociados con un mayor riesgo de diverticulitis en mujeres, y que el riesgo aumenta significativamente cuando se combinan estos dos factores de riesgo.
Los datos resaltan factores de riesgo modificables adicionales para la diverticulitis que pueden ayudar en la prevención.
Fuentes consultadas aquí y aquí.