Se registra una disminución del 10% en el contenido graso hepático, una condición que afecta a hasta un tercio de los adultos estadounidenses.
En un descubrimiento que promete cambiar el tratamiento de la enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD), un pequeño estudio realizado por el Hospital General de Massachusetts y publicado en JAMA ha revelado que la aspirina puede reducir significativamente la acumulación de grasa en el hígado. Esta condición, que afecta hasta a un tercio de los adultos en los Estados Unidos, está directamente relacionada con problemas metabólicos como la obesidad y la diabetes tipo 2 y puede conducir a complicaciones severas como la cirrosis y el cáncer hepático.
Dirigido por Andrew T. Chan, gastroenterólogo y profesor en la Facultad de Medicina de Harvard, el estudio de fase 2 evaluó los efectos de la aspirina en 80 adultos diagnosticados con MASLD. Los participantes fueron asignados aleatoriamente para recibir una dosis diaria baja de aspirina o un placebo durante un período de seis meses. Los resultados mostraron una disminución promedio del contenido de grasa en el hígado de un 10.2% en el grupo de la aspirina en comparación con el grupo placebo, donde incluso se observó un aumento de más de 3.6%.
La aspirina no solo demostró ser efectiva en la reducción de la grasa hepática, sino que también fue segura y bien tolerada por los participantes. Además, la investigación arrojó mejoras en varios marcadores de salud hepática. "Las pruebas de sangre no invasivas y las evaluaciones basadas en imágenes para detectar grasa hepática, inflamación y fibrosis mostraron una tendencia beneficiosa similar a favor del tratamiento con aspirina", señaló Tracey G. Simon, hepatóloga e investigadora principal del estudio y también instructora en la Facultad de Medicina de Harvard.
La enfermedad del hígado graso es un trastorno en el que se acumula grasa en el hígado, y se clasifica en dos tipos principales, según su relación con el consumo de alcohol: la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) y la enfermedad del hígado graso por alcohol (EHGA).
Enfermedad del Hígado Graso No Alcohólico (EHGNA): Ocurre en personas que no consumen alcohol en exceso e incluye dos condiciones:
Hígado graso simple: En esta etapa inicial, el hígado acumula grasa pero sin inflamación ni daño significativo en las células hepáticas. Generalmente, el hígado graso simple no conduce a complicaciones serias ni afecta la función del hígado.
Esteatosis hepática no alcohólica: No solo hay acumulación de grasa, sino también inflamación y daño a las células hepáticas. Estos cambios pueden provocar fibrosis (cicatrización) del hígado, que a su vez puede evolucionar hacia la cirrosis o incluso cáncer de hígado si no se maneja adecuadamente.
Enfermedad del Hígado Graso por Alcohol (EHGA): Es causada directamente por el consumo excesivo de alcohol, produce sustancias químicas tóxicas que pueden dañar las células hepáticas, provocar inflamación y debilitar las defensas naturales del cuerpo. Hay 3 etapas:
Esteatosis: Es la etapa inicial y se caracteriza por la acumulación de grasa en las células hepáticas, generalmente reversible si el consumo de alcohol se detiene.
Hepatitis alcohólica: Un estado inflamatorio más avanzado y serio que puede ser fatal si no se trata.
Cirrosis: La etapa final en la que el tejido normal del hígado es reemplazado por tejido cicatricial, limitando severamente la función hepática y siendo potencialmente mortal.
Ambas formas de enfermedad del hígado graso están influenciadas por diferentes factores de riesgo. En el caso de la EHGNA, factores como la obesidad, diabetes tipo 2, edad avanzada y ciertas predisposiciones genéticas son prevalentes. En contraste, la EHGA está directamente relacionada con el consumo de alcohol, siendo el riesgo proporcional a la cantidad y duración del consumo.
Si bien estos resultados son prometedores, los investigadores subrayan la necesidad de estudios adicionales para evaluar si el uso continuo de aspirina puede efectivamente disminuir el riesgo de desarrollar complicaciones más graves asociadas con MASLD. El éxito en estos ensayos podría solidificar el papel de la aspirina como una estrategia de prevención accesible y de bajo costo para esta creciente amenaza para la salud pública.
MASLD no solo es la enfermedad hepática crónica más común en Estados Unidos, sino que también es una de las principales causas de morbilidad relacionada con problemas hepáticos. La asociación de MASLD con otras enfermedades metabólicas la convierte en una preocupación central en la medicina contemporánea, haciendo que los resultados de estudios como este sean de vital importancia para el futuro del manejo de la salud hepática y metabólica en la población general.
La aspirina, conocida científicamente como ácido acetilsalicílico, es un medicamento antiinflamatorio no esteroideo (AINE) ampliamente utilizado por sus múltiples beneficios terapéuticos. Los principales usos de la aspirina incluyen:
Analgésico: La aspirina alivia el dolor de leve a moderado, como dolores de cabeza, dolores menstruales, dolores musculares y otras molestias sin causar pérdida del conocimiento o insensibilidad.
Antipirético: Es eficaz en la reducción de la fiebre, lo cual es especialmente útil en condiciones como resfriados y gripe.
Antiinflamatorio: En dosis más altas, la aspirina puede reducir la inflamación, siendo útil en el tratamiento de condiciones inflamatorias como la artritis reumatoide, pericarditis y fiebre reumática.
Prevención de coágulos sanguíneos: En dosis bajas, la aspirina se utiliza para prevenir la formación de coágulos de sangre. Esto es particularmente importante para reducir el riesgo de ataques cardíacos y derrames cerebrales en personas con factores de riesgo cardiovascular, como alta presión arterial, colesterol alto, diabetes y para aquellos que fuman.
Prevención de enfermedades cardiovasculares: La aspirina puede ayudar a prevenir eventos como ataques isquémicos transitorios y angina inestable, especialmente en personas con enfermedad cardiovascular previa.
Prevención del cáncer colorrectal: Algunos estudios sugieren que la aspirina en dosis bajas puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal, especialmente en personas con un alto riesgo de esta enfermedad.
Estos usos hacen de la aspirina un medicamento de gran utilidad en diversas situaciones clínicas, contribuyendo significativamente al manejo del dolor, la inflamación y la prevención de complicaciones serias en personas con riesgos de trastornos cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.