En los últimos tiempos, el déficit de esta sustancia en el organismo se ha relacionado con otras patologías como algunos tipos de cáncer, diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares y más.
La Sociedad Endocrina, una organización que agrupa a más de 18.000 profesionales entre científicos, médicos, educadores, enfermeros y estudiantes de 122 países, ha publicado una nueva guía de práctica clínica con recomendaciones sobre los niveles adecuados de vitamina D. Las nuevas directrices desafían las tendencias actuales en el consumo de suplementos de esta vitamina.
La vitamina D es una hormona crucial para el mantenimiento del metabolismo del fósforo y el calcio, asegurando así una buena calidad ósea. La principal fuente de vitamina D es la exposición solar, que proporciona aproximadamente el 80% de nuestras necesidades. Bastan 10-15 minutos diarios de exposición al sol sin protección para obtener la cantidad necesaria. El restante 20% proviene de la alimentación, con alimentos como el aceite de hígado de bacalao, salmón, sardinas, caballa, atún, champiñones y yema de huevo.
Recientemente, se ha observado una asociación entre el déficit de vitamina D y diversas patologías, incluyendo algunos tipos de cáncer, diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, y enfermedades infecciosas y autoinmunes. Aunque la evidencia sobre su papel protector contra estas enfermedades aún no es concluyente, la preocupación por los niveles de vitamina D ha aumentado entre los pacientes, muchos de los cuales buscan medir sus niveles o recurrir a suplementos.
La Sociedad Endocrina ha publicado nuevas directrices sobre la ingesta de vitamina D, indicando que es poco probable que los adultos sanos menores de 75 años se beneficien de tomar más de la ingesta diaria recomendada por los Institutos de Medicina de EE.UU. (600 UI [15 µg] al día). Además, consideran innecesario realizar pruebas rutinarias de niveles de vitamina D en esta población.
Para los niños, mujeres embarazadas, adultos mayores de 75 años y aquellos con prediabetes de alto riesgo, la guía sugiere una cantidad mayor de vitamina D que la recomendada por el IOM. Estas recomendaciones están basadas en ensayos clínicos y han sido detalladas en la nueva directriz titulada "Vitamina D para la prevención de enfermedades: una guía de práctica clínica de la Sociedad Endocrina". La directriz se ha publicado online y aparecerá en la edición impresa de agosto de 2024 de la revista 'The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism' (JCEM).
- No tomar suplementos de vitamina D en dosis superiores a las ingestas dietéticas de referencia recomendadas por el IOM para adultos sanos menores de 75 años.
- No realizar pruebas de rutina para los niveles de 25-hidroxivitamina D en ninguna de las poblaciones estudiadas, ya que no se han identificado beneficios específicos basados en estos niveles. Esto incluye la detección de 25-hidroxivitamina D en personas con tez oscura u obesidad.
«El objetivo de esta directriz era abordar los requerimientos de vitamina D para la prevención de enfermedades en una población generalmente sana sin condiciones subyacentes que los pusieran en riesgo de sufrir una absorción o acción deficiente de la vitamina D», según explica la doctora Marie Demay, de la Facultad de Medicina de Harvard y el Hospital General de Massachusetts en Boston, y presidenta del panel que desarrolló la directriz.
Las poblaciones sanas que pueden beneficiarse de suplementos de vitamina D en dosis más altas incluyen:
- Niños y adolescentes de 18 años o menos: Podrían beneficiarse al prevenir el raquitismo nutricional y reducir la posibilidad de infecciones respiratorias.
- Personas de 75 años o más: Pueden experimentar una reducción en el riesgo de mortalidad.
- Mujeres embarazadas: Podrían reducir el riesgo de preeclampsia, mortalidad intrauterina, parto prematuro, nacimientos pequeños para la edad gestacional y mortalidad neonatal.
- Personas con prediabetes: Podrían beneficiarse al reducir la progresión a diabetes.
Para los adultos de 50 años o más que necesitan suplementación o tratamiento con vitamina D, se sugieren dosis diarias más bajas en lugar de dosis más altas no diarias.
La guía no recomienda pruebas rutinarias de niveles de vitamina D en ninguno de estos grupos debido a la falta de evidencia específica que demuestre beneficios basados en estas mediciones.
Aunque la evidencia sobre el papel de la vitamina D en la salud y diferentes enfermedades ha aumentado en la última década, el panel señaló muchas limitaciones en la evidencia disponible. Muchos de los grandes ensayos clínicos no fueron diseñados para varios de los resultados que informaron, y las poblaciones estudiadas generalmente tenían niveles de vitamina D en sangre que ya eran considerados adecuados. Debido a la evidencia insuficiente, el panel no pudo determinar umbrales específicos de niveles sanguíneos de 25-hidroxivitamina D para su adecuación o niveles objetivo para la prevención de enfermedades.
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