Los resultados sugieren que por cada 13 niños con enfermedad latente que reciben tratamiento durante dos años, se evita que un niño desarrolle una enfermedad grave.
Un tratamiento con penicilina regular y asequible redujo significativamente el riesgo de progresión de la cardiopatía reumática subyacente en niños y adolescentes, según un nuevo estudio publicado en el 'New England Journal of Medicine'.
La investigación, dirigida por el Instituto de Investigación Infantil Murdoch (MCRI), el Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati, el Instituto del Corazón de Uganda y el Hospital Nacional Infantil de Washington, también demostró que el cribado precoz era fundamental para prevenir la progresión de la cardiopatía reumática grave y la muerte en niños pequeños.
La cardiopatía reumática afecta a 40,5 millones de personas en todo el mundo y causa al menos 306.000 muertes al año. Esta enfermedad crónica está causada por daños en las válvulas del corazón, tras un caso de faringitis estreptocócica.
La profesora asociada del Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati, Andrea Beaton, dijo para Infosalus que hasta este estudio se desconocía si los antibióticos eran eficaces para prevenir la progresión de la cardiopatía reumática latente.
"El ensayo es el primer ensayo controlado aleatorio contemporáneo sobre la cardiopatía reumática. Los resultados son increíblemente importantes por sí mismos, pero también demuestran que los ensayos clínicos de alta calidad son factibles para abordar esta enfermedad cardiovascular desatendida", asegura.
En el ensayo participaron 818 niños ugandeses de entre 5 y 17 años con cardiopatía reumática latente. Los participantes recibieron inyecciones de penicilina cada cuatro semanas durante dos años, o no recibieron ningún tratamiento.
Todos se sometieron a una ecocardiografía, en la que las ondas de ultrasonido producen imágenes del corazón, al principio y al final del ensayo.
Los resultados de los exámenes indican que sólo tres (0,8%) participantes que recibieron penicilina experimentaron una progresión de la cardiopatía reumática latente, frente a 33 (8,3%) que no recibieron el tratamiento.
El doctor Daniel Engelman, del MCRI, señala que los resultados mostraban una reducción significativa del desarrollo de la enfermedad y que era más sustancial de lo que se preveía,
"Los resultados sugieren que por cada 13 niños con enfermedad latente que reciben tratamiento durante dos años, se evita que un niño desarrolle una enfermedad más grave. Como estrategia preventiva para una enfermedad grave y crónica, se trata de un hallazgo muy importante”, explica.
Por su parte, el profesor del MCRI Andrew Steer subraya que el cribado de la cardiopatía reumática latente era fundamental para detener su progresión, ya que el daño en las válvulas del corazón era en gran medida intratable.
"Los niños con cardiopatía reumática latente no presentan síntomas y no podemos detectar clínicamente las leves alteraciones de las válvulas cardíacas”, explica.
"Actualmente, la mayoría de los pacientes son diagnosticados cuando la enfermedad está avanzada y ya se han desarrollado complicaciones -continúa- Este diagnóstico tardío se asocia a una elevada tasa de mortalidad a una edad temprana, en parte debido a la oportunidad perdida de beneficiarse de un tratamiento antibiótico preventivo. Si los pacientes pueden ser identificados a tiempo, existe la oportunidad de intervenir y mejorar los resultados sanitarios".
El doctor Emmy Okello, del Instituto del Corazón de Uganda, advierte de que el gobierno ugandés debe fortalecer los programas que promueven la detección de la enfermedad cardíaca reumática y la disponibilidad de la penicilina.
En 2018, Uganda apoyó la resolución de la Organización Mundial de la Salud para hacer que la condición sea una prioridad mundial:
"Nuestro estudio encontró que una penicilina barata y fácilmente disponible puede prevenir la progresión de la enfermedad cardíaca reumática latente en un daño valvular más grave e irreversible que se ve comúnmente en nuestros hospitales con poco o ningún acceso a la cirugía valvular”, concluye Okello.
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