La actividad física de bajo impacto es fundamental en el tratamiento de estas condiciones para fortalecer los músculos que rodean las coyunturas.
La osteoartritis es la enfermedad reumatológica más frecuente en el mundo, pues se asocia al desgaste usual de las articulaciones, la genética, traumatismos articulares y sobrepeso. Debido a su naturaleza, esta condición suele afectar a adultos mayores de 60 años de edad, sin que esto excluya los demás grupos de edades.
Aún así, se estima que su prevalencia siga aumentando, no solo en Puerto Rico, sino a nivel mundial, debido al envejecimiento de la población y a la alta tasa de obesidad que actualmente enfrentamos.
Según la Dra. Lee Ming Shum, reumatóloga, la osteoartritis afecta principalmente al cartílago de las coyunturas de las rodillas, la cadera, las manos y la espalda, que son aquellas articulaciones que suelen cargar peso.
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Según explicó la especialista durante su ponencia en ´ReumaExpo Oeste´, son varios los factores que se asocian al desarrollo de la condición, como la genética, el sobrepeso, la edad, el sexo y los traumas.
"Ya una coyuntura con trauma es una coyuntura con un mayor riesgo de desarrollar osteoartritis", enfatizó.
Ahora bien, dentro de los principales síntomas que puede experimentar el paciente con esta condición, se encuentra el dolor que puede empeorar durante la actividad física, la rigidez, el entumecimiento mañanero (que no suele exceder los 30 minutos), hinchazón, deformidad o limitación en movimiento, y esto es importante a la hora de detectar la enfermedad.
"Para hacer el diagnóstico de la osteoartritis, no tenemos ningún laboratorio de sangre que nos pueda ayudar para hacer este diagnóstico", reconoció. "El diagnóstico es, mayormente, basado en el examen físico, el historial, los síntomas y también podemos usar radiografías".
Por otro lado, es importante señalar que esta condición aún no cuenta con una cura. El objetivo terapéutico se centra en aliviar el dolor, dar un mejor control a los síntomas, y aumentar la calidad de vida de los pacientes.
Y para lograr esto, el paciente puede beneficiarse de un tratamiento farmacológico y no farmacológico en el que, si bien se incluyen medicamentos, también se insta al paciente a realizar actividad física de bajo impacto.
"El propósito del ejercicio es fortalecer los músculos asociados a esa coyuntura, mantenerlos fuertes, flexibles a la vez que alivia el dolor y mantiene la funcionalidad de la coyuntura. Se puede caminar, usar bicicleta, ejercicios en el agua, como nadar, yoga, tai-chi", mencionó.
El objetivo de esto, además de mejorar la flexibilidad de las articulaciones, es reducir el peso en el paciente, para prevenir o ralentizar la progresión de la enfermedad, y aliviar el dolor.
Por otro lado, dentro de las mismas alternativas no farmacológicas se encuentra la terapia física, para ayudar a construir un régimen de ejercicio, el uso de dispositivos especiales, como bastones o andadores, y el uso de compresas frías y calientes para controlar mejor los síntomas.
En términos de medicamentos, explica la especialista que se suelen utilizar analgésicos para aliviar el dolor, antiinflamatorios no esteroides, entre otros. En casos más severos, se utilizan inyecciones intraarticulares, iniciando con esteroides o viscosuplementación (ácido hialurónico).
Mantener un estilo de vida saludable no solo es importante para su salud cardiovascular, sino también para sus articulaciones, donde se incluya una dieta balanceada y ejercicio moderado.
Asimismo, es importante tener en cuenta el control glucémico, evitar el consumo de tabaco, mantener un peso ideal, y prevenir cualquier tipo de caída o trauma.