Las lesiones causadas por la ingestión de cuerpos extraños son raras pero son un desafío para los servicios de salud por las dificultades en el diagnóstico y manejo.
Una mujer de 38 años de edad, sin antecedentes importantes de enfermedades, acudió al servicio de urgencias por dolor torácico opresivo repentino que irradiaba a la espalda, asociado a tos, disnea, náuseas, vómitos y dispepsia. Además, refirió que previamente había consumido un pescado óseo.
Al cabo de una semana, los síntomas de la paciente empeoraron, y fue hospitalizada localmente para una nueva evaluación más detallada. Estas investigaciones llevaron al diagnóstico de pericarditis purulenta, lo que resultó en su remisión al hospital terciario especializado localizado en São Luís, Maranhão.
Durante su hospitalización, la paciente presentaba un estado hemodinámico anormal, angustia, tos persistente y disnea leve. Se realizó intubación y traslado a la unidad de cuidados intensivos cardíacos para ventilación mecánica. Las pruebas revelaron pericarditis constrictiva y neumopericardio.
Se inició tratamiento antibiótico por infección activa. Se realizó una toracotomía para abordar una comunicación esófago-pericárdica, que liberó líquido purulento. Sin embargo, la paciente empeoró, desarrollando shock mixto, disfunción biventricular grave y complicaciones multiorgánicas.
A pesar de los esfuerzos de tratamiento, incluida la hemodiálisis y ajustes en el tratamiento antibiótico, la paciente no respondió y falleció debido a una parada cardíaca terminal.
Las lesiones del esófago causadas por la ingestión de cuerpos extraños que atraviesan la pared, son muy infrecuentes, pero representan un reto para los servicios sanitarios especializados porque pueden presentar dificultades en el diagnóstico, el manejo clínico y se asocian a una elevada letalidad.
La relación anatómica del esófago con varias estructuras intratorácicas vitales, especialmente el corazón, hace que la identificación del sitio exacto de la lesión sea muy importante para un abordaje quirúrgico oportuno; puede repercutir directamente en la supervivencia de esta lesión potencialmente mortal.
En Estados Unidos, este tipo de lesión provoca aproximadamente 1 de cada 100.000 visitas anuales a los servicios de emergencia. La presentación típica de esta afección puede caracterizarse por disfagia de aparición súbita, sialorrea (producción de saliva), dolor en la garganta y en la región retroesternal, sensación de cuerpo extraño, náuseas, vómitos y, en casos de afectación de las vías respiratorias, disnea.
Sin embargo, la sintomatología de un paciente puede variar debido a la presencia de varias estructuras adyacentes al esófago; la afectación de cualquiera de ellas puede dar lugar a mediastinitis y pericarditis.
Dado que se trata de una afección poco frecuente, es posible que las perforaciones esofágicas por cuerpos extraños no se aprecien inicialmente, lo que, por supuesto, puede conducir a un diagnóstico y un tratamiento incorrectos.
De suma importancia, la evaluación primaria de la disfagia de inicio súbito con cualquier otro síntoma debe incluir la obtención de la historia clínica del paciente en profundidad, la exploración física y bioquímica, y acompañarse de pruebas de imagen tempranas que incluyan radiografía y tomografía computarizada (TC).
La TC también es de vital importancia para determinar la localización, forma y tamaño del cuerpo extraño y su proximidad a otras estructuras vitales. También puede ayudar a evaluar las complicaciones relacionadas con esta afección, como la perforación de estructuras anexas, abscesos, mediastinitis y fístulas aórticas.
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