Algunos niños aseguran presentar molestias en las extremidades inferiores del cuerpo, principalmente en la parte delantera de los muslos y las pantorrillas. Estos dolores afectan ambas piernas y suelen presentarse durante las noches.
En sí mismo, el crecimiento no es una etapa dolorosa. Sin embargo, algunos niños aseguran presentar molestias en las extremidades inferiores del cuerpo, principalmente en la parte delantera de los muslos y las pantorrillas. Estos dolores afectan ambas piernas y suelen presentarse durante las noches.
No hay evidencia médica que compruebe que el estiramiento óseo en etapa de crecimiento genere dolor, por lo que este fenómeno ha sido más bien relacionado con un bajo umbral de dolor en quienes lo padecen, e incluso, un asunto psicológico.
¿Cómo identificarlos?
Generalmente causan una especie de dolor y/o palpitación en los miembros inferiores, aunque hay casos en los que se puede llegar a presentar dolor abdominal o dolores de cabeza durante los episodios de los dolores de crecimiento. No se trata de un dolor constante, es decir, se presenta en horas de la tarde o noche y desaparece la mañana.
¿Por qué se producen?
Como se ha mencionado anteriormente, nada comprueba que estos dolores estén ligados al crecimiento, pero pueden estar relacionados con pequeñas lesiones musculares que se ocasionan durante las diferentes actividades del día a día (correr, caminar, saltar) y se manifiestan por las noches cuando el niño se halla ya en reposo. Algunos profesionales incluso relacionan estas molestias con los síntomas del síndrome de las piernas inquietas.
¿Cuándo acudir con un profesional?
Consulte con un profesional cuando:
¿Cómo contrarrestar los dolores en casa?
Masajear la zona dolorida, practicar estiramientos musculares y el uso de almohadillas térmicas pueden aliviar el dolor en la zona. Y aunque no es lo más recomendable, algunos padres optan por la administración de analgésicos tales como paracetamol o ibuprofeno en niños mayores de 12 años.