Estudios han sugerido la transmisión de la proteína beta amiloide, relacionada con el Alzheimer, entre humanos.
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por la pérdida progresiva de la memoria y otras funciones cognitivas, lo que conduce a la discapacidad y la dependencia en etapas avanzadas. Aunque se desconoce la causa exacta del Alzheimer, se cree que factores genéticos, ambientales y del estilo de vida pueden contribuir a su desarrollo.
¿El Alzheimer como enfermedad adquirida médicamente?
Cinco individuos que recibieron tratamiento con hormona del crecimiento humano derivada de pituitarias de cadáveres durante la infancia, una práctica ahora prohibida, desarrollaron trastornos cognitivos progresivos que cumplían con los criterios diagnósticos de la enfermedad de Alzheimer. Estos sorprendentes hallazgos, publicados en 'Nature Medicine', plantean la posibilidad de que el Alzheimer pueda tener formas adquiridas médicamente. Sin embargo, no hay evidencia de que esta enfermedad pueda transmitirse en contextos rutinarios o de atención médica.
El Alzheimer: ¿Una enfermedad contagiosa?
Hace apenas una década, la noción de que el Alzheimer podría ser contagioso parecía descabellada. Pero en 2015, la revista 'Nature' publicó evidencia que sugería la transmisión de la proteína beta amiloide, relacionada con esta enfermedad, entre humanos. En 2018, un estudio adicional confirmó esta idea al descubrir 'semillas' de proteína amiloide en viales de una hormona utilizada en tratamientos médicos. Estas 'semillas' pueden causar patología amiloide en ratones, un precursor del Alzheimer.
Así pues, los pacientes descritos en el estudio habían recibido hormona de crecimiento humano extraída de cadáveres, utilizada en el Reino Unido entre 1959 y 1985. Cinco de ellos desarrollaron síntomas consistentes con demencia temprana, indicativos de Alzheimer. La edad temprana de inicio de los síntomas sugiere una forma no esporádica de la
enfermedad.
Pacientes de edades tempranas están relacionadas con el uso de c-hGH
Los pacientes del nuevo estudio desarrollaron síntomas neurológicos compatibles con la EA entre las edades de 38 y 55 años. Los casos individuales fueron remitidos o revisados por expertos de la Clínica Nacional de Priones del Reino Unido entre 2017 y 2022. La clínica coordina la Cohorte Nacional de Monitoreo de Priones, un estudio longitudinal de personas con enfermedades priónicas confirmadas.
De los ocho casos, tres fueron diagnosticados con EA antes de ser remitidos a la clínica; otros dos cumplieron los criterios para un diagnóstico de EA; y tres no cumplieron con los criterios. Tres de los pacientes, dos de los cuales tenían EA, ya han fallecido.
Todos los pacientes del estudio recibieron c-hGH preparada mediante un método llamado Wilhelmi o preparación de Wilhelmi modificada por Hartree (HWP).
El vínculo entre la terapia de hormonas de crecimiento y el Alzheimer
Los análisis genéticos descartaron el Alzheimer hereditario en estos casos, y los biomarcadores respaldaron el diagnóstico de Alzheimer en algunos pacientes. Las autopsias confirmaron la presencia de patología amiloide en el cerebro de los fallecidos, reforzando la conexión entre la terapia de hormonas de crecimiento y el Alzheimer.
Si bien estos hallazgos son impactantes, es importante destacar que la transmisión iatrogénica del Alzheimer es probablemente rara, dado que la terapia de hormonas de crecimiento cadavéricas ya no se utiliza. Sin embargo, este descubrimiento destaca la necesidad de revisar las medidas para prevenir la transmisión accidental de beta amiloide en otros procedimientos médicos o quirúrgicos.
La importancia de la vigilancia y la investigación continúa
A pesar de la preocupación inicial, los expertos enfatizan que no hay razón para temer una transmisión generalizada del Alzheimer, ya que la práctica que condujo a estos casos se detuvo hace décadas. Estos hallazgos no solo proporcionan una comprensión más profunda de la enfermedad, sino que también pueden allanar el camino para investigaciones futuras que mejoren nuestra comprensión del Alzheimer y su prevención.
Por tanto, este estudio revelador sobre el Alzheimer plantea nuevas interrogantes sobre esta enfermedad y resalta la importancia de la vigilancia y la investigación continua en el ámbito de las enfermedades neurodegenerativas.
Por último, aunque los hallazgos son preocupantes, no existe evidencia de que el Alzheimer se pueda transmitir de persona a persona en situaciones cotidianas. La transmisión iatrogénica encontrada en el estudio fue resultado de un tratamiento médico específico que ya no se utiliza. Sin embargo, este descubrimiento enfatiza la necesidad de seguir investigando esta enfermedad compleja y devastadora.