El asma es una de las condiciones crónicas más prevalentes en Puerto Rico, afectando aproximadamente al 30% de la población.
La alta incidencia del asma en la isla ha llevado a que se realicen numerosos estudios genéticos utilizando la población puertorriqueña, en un esfuerzo por comprender mejor su comportamiento y tratamiento.
El Dr. Ángel Colón Semidey, neumólogo pediátrico del Hospital Auxilio Mutuo, en exclusiva para la revista Medicina y Salud Pública explica los factores que influyen en la alta prevalencia del asma en Puerto Rico, como el componente genético.
"La predisposición genética está ahí, eso no lo cambiamos", mencionó el especialista.
Sin embargo, los factores ambientales también juegan un rol crucial. La exposición a alérgenos, humo de cigarrillo y otros irritantes pueden desencadenar la aparición de asma en personas genéticamente predispuestas, incluso si no presentaron síntomas en su niñez.
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Según el especialista, si bien el asma se diagnostica comúnmente en la niñez, puede llegar a manifestarse en cualquier etapa de la vida.
"Hay algo que se dice la marcha alérgica; tú empiezas a ver la piel súper sensitiva, y los catarros complicándose", describe refiriéndose a los patrones que pueden indicar una predisposición a desarrollar asma.
Una vez diagnosticada la enfermedad, el tratamiento varía dependiendo de la gravedad de los síntomas, incluyendo el uso de broncodilatadores y esteroides inhalados para controlar la inflamación y facilitar la respiración.
"Hay competidores olímpicos que son pacientes asmáticos", afirma. Lo cierto es que con un tratamiento adecuado, y un buen manejo del entorno, los pacientes con asma pueden realizar cualquier actividad física sin limitaciones.
Para esto, es importante tomar el control de la condición, evitando factores desencadenantes, como bien lo son el polvo del Sahara, los olores fuertes y el humo del cigarrillo. Además, también es fundamental tener una hoja de ruta clara para cuando se presenten exacerbaciones.
Por otro lado, el especialista señaló que el manejo del asma ha evolucionado significativamente, proporcionando mejores opciones para los pacientes.
"Estamos usando medicamentos que podemos usar todos los días por años", señaló.
Las alternativas más modernas para el control del asma, son más efectivas y tienen menos efectos secundarios que los tratamientos antiguos.
Del mismo modo, en la actualidad se cuenta con el uso de inmunomoduladores para pacientes con un componente alérgico fuerte y nebulizadores. Sin embargo, a pesar de traer consigo estos medicamentos, para nada se descartan las visitas regulares a los consultorios.
"En mi caso, de neumólogo pediátrico, debemos tener un seguimiento por lo menos dos o tres veces al año y ver qué es lo que vamos a hacer", dijo. Sin embargo, en el caso de los casos más severos, estas visitas deben realizarse con mayor frecuencia para evitar cualquier tipo de complicación futura.
