Las personas deben educarse sobre esta enfermedad, con el propósito de prevenirla, ya que puede avanzar sin mostrar señales o síntomas que el paciente pueda percibir.
La enfermedad renal es un problema serio. Según datos del Consejo Renal de Puerto Rico, más de 6,000 pacientes en el país se encuentran recibiendo tratamiento de diálisis, en etapa terminal, y en Estados Unidos, los hispanos son el segundo grupo étnico con mayor prevalencia, después de la comunidad afroamericana.
Cualquier persona, de cualquier género y a cualquier edad puede sufrir de enfermedad renal, sin saberlo. Para comprender un poco más sobre esta condición, el nefrólogo, Dr. Rafael Burgos Calderón, en exclusiva con la Revista Medicina y Salud Pública (MSP), explica más detalles al respecto.
En las etapas tempranas de la enfermedad renal crónica, las señales o síntomas pueden ser pocos y quizá no se manifieste hasta que la función renal se vea totalmente afectada. Con el paso del tiempo, y a medida que la enfermedad avanza lentamente, la persona puede experimentar pérdida del apetito, fatiga, problemas para dormir, calambres musculares, hinchazón de pies y tobillos, dolor en el pecho y presión arterial alta.
El tratamiento para esta condición se centra en detener el avance de la enfermedad. La enfermedad renal crónica puede ser terminal si no se realiza un trasplante renal o filtraciones artificiales.
Según el doctor Burgos, el riñón es esencial para la vida. El riñón mantiene el balance hídrico, el ácido base del cuerpo, controla la hipertensión. Cuando el riñón se daña, comienzan a actuar los ácidos del cuerpo, los cuales pueden afectar los huesos.
A su vez, el riñón es un órgano endocrino, produce dos hormonas importantes para el cuerpo. Una es la eritropoyetina, que aumenta la hemoglobina, además de otras hormonas que aumentan el calcio y reducen la enfermedad ósea.
Los riñones son vitales, ya que filtran, metabolizan y producen hormonas que ayudan al funcionamiento correcto del cuerpo.
Entre los factores de riesgo que llevan a la enfermedad o a la insuficiencia renal se encuentran el fumar en exceso, la obesidad, la diabetes descontrolada, la hipertensión descontrolada, la enfermedad cardiovascular porque hay una relación entre el corazón y el riñón, además, los estilos de vida nocivos, el exceso de sal, el exceso de proteínas y no hacer ejercicios.
Algunas veces, el modelo biomédico parece enfocarse solo en la persona, pero hay otra visión al respecto.
"Hay un aumento en la obesidad en los niños. La juventud está marcada por los medios audiovisuales, pasando muchas horas frente a una pantalla, y con un estilo de vida sedentario", que son de riesgo, remarca el doctor Burgos.
El doctor Brugos añado: "No solo se trata del individuo, sino de la estructura de los sistemas de salud, los cuales están dirigidos a la enfermedad, y no a la prevención. Al término salud renal, le falta la prevención".
Más allá de la hemoglobina y los resultados de la orina, hay una clasificación para las enfermedades renales, en etapa 1, etapa 2, etapa 3, etapa 4 y etapa 5. Se debe identificar la puntuación para conocer en qué etapa se encuentra, lo cual puede salvar la vida.
Una puntuación de 20, indica una enfermedad severa. Si se administran fármacos, desconociendo la función del riñón, pueden acelerar la enfermedad, explica el experto.
La enfermedad renal se puede clasificar en insuficiencia renal aguda e insuficiencia renal crónica. Respecto a los estadios, estos se encuentran divididos de la siguiente manera:
Etapa 1: 90 o superior = función renal saludable.
Etapa 2: de 60 a 89 = pérdida leve de la función renal.
Etapa 3a: de 45 a 59 = pérdida leve a moderada de la función renal.
Etapa 3b: de 30 a 44 = pérdida moderada a grave de la función renal.
Etapa 4: de 15 a 29 = pérdida grave de la función renal.
Etapa 5: menos de 15 = insuficiencia renal.
La vida va a depender de qué etapa se encuentre la persona. Por ello, lo más importante es tratar de que la persona no entre en esa clasificación y pregunte siempre a su médico cuál es su puntuación. Ello determina la filtración del glomérulo y la causa de la misma. Finalmente, el sistema biomédico debe enfocarse en la educación del paciente y la prevención.
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