Son más de 500 los santos a quienes, tanto pacientes como médicos, suelen encomendarse antes de iniciar un procedimiento o algún tratamiento.
La Iglesia católica ha denominado santo a aquellas personas que han efectuado milagros y se les debe dar culto universal. En cambio, los patronos son considerados como protectores. En el área de la medicina, hay varios santos y patronos a quienes algunos acuden.
Entre los santos y patronos más destacados se encuentran los siguientes:
En general, Lucas fue un médico nacido en Antioquia. Dedicado a la medicina y a las letras, es el autor del Evangelio de Lucas y el de Hechos de los Apóstoles. Por medio de San Pablo, se convirtió al cristianismo y predicó el mensaje de Jesucristo. Debido a su fe, murió ahorcado, a los 84 años de edad. Se le representa con el toro y su fiesta se celebra el 18 de octubre.
Cosme significa: "adornado, bien presentado" y Damián: "domador". Fueron gemelos nacidos en Cicilia, al sur de Anatolia, Asia menor. Ambos, profesionales de la medicina. No cobraban por sus servicios. Durante la persecución del emperador Diocleciano (284-305) fueron aprehendidos y torturados (ahogamiento, quemaduras, descoyuntamiento, crucifixión, lapidación, asaeteamiento), por órdenes de Lisias, gobernador de Egea y, finalmente, decapitados.
Zoilo era un rico joven cordobés, que mostraba continuamente en público sus creencias; en el año 304, fue acusado de superstitione christianitatis, por lo que fue apresado, juzgado y condenado a muerte;
San Liborio fue obispo de Le Mans, en Francia, durante el siglo IV, al que se le ha atribuido, desde finales del siglo XV, un "poder sanador" contra los cálculos urinarios; por lo que es abogado de los dolores de ijada, piedras de los riñones y retención de orina.
Los santos que están conectados con enfermedades de la glándula mamaria son: Santa Bárbara, Santa Gwen, Santa Apolonia, Santa Cristina, San Wilfredo y San Bernardo, entre otros.
Águeda o Ágata, del griego agathé, que significa "bondadosa", fue una mujer nacida en Catania (Sicilia, Italia), en el año 230; cuando tenía 21 años rechazó las propuestas amorosas del cónsul Quintiliano (o Quiniciano), gobernador de Sicilia, quien la mandó arrestar y se la entregó a Aphrodisia, una mujer que junto con sus hijas tenía un prostíbulo; un mes después fue encerrada en una celda y azotada, quemada con antorchas y atada de pies y manos, estirándola, sufriendo desgarramientos de todo el cuerpo. En una de esas torturas, le cortaron sus pechos con pinzas de acero. Posteriormente, fue arrojada moribunda de nuevo a la celda; esa anoche fue visitada por San Pedro y un ángel, quienes milagrosamente la curaron. Al día siguiente, Quintiliano se dio cuenta de que había recobrado la salud y ordenó que sembraran su celda con trozos de vidrio, cerámica rota y brasas ardientes y, desnuda, la revolcaron para luego quemarla, muriendo posteriormente (5 de febrero de 251).
Su festividad es el 5 de febrero. Todos los dedicados al tratamiento y prevención del cáncer mamario son conocidos como "los soldados de Santa Águeda". En la iconografía es representada como una joven con los senos cortados y en ocasiones con los senos en una bandeja o con unas tenazas en la mano.
Lucía, del latín lucius, que significa "luz, luminoso" (283-304), nació y murió en Siracusa, Italia; es la patrona de los enfermos de los ojos. Había sido educada en la fe cristiana y decidió renunciar al matrimonio. Su madre, llamada Eutiquia, padecía constantes hemorragias, y, junto con Lucía, peregrinaron hasta Catania para pedirle a Santa Águeda la curación. Al llegar a la tumba de Águeda, pasaron la noche orando y, mientras dormían, Águeda se apareció y le dijo a Lucía que ella misma poseía dones curativos y que su madre quedaría curada por su fe, lo que sucedió.
De vuelta a casa, Lucía pidió a su madre que no la entregara en matrimonio jamás y que repartiera sus bienes entre los pobres. La madre accedió y ambas empezaron a distribuir su patrimonio entre los más desfavorecidos. Sin embargo, tiempo más tarde, su madre la obligó a aceptar en matrimonio a un joven pagano, pero Lucía lo rehusó. Posteriormente, la trataron de quemar en la hoguera, pero como milagrosamente se salvó, le fueron arrancados los ojos, pero ella misma se los recolocó, y finalmente fue decapitada. Lucía aparece en algunos grabados medievales con sus ojos sobre una bandeja.
A Santa Apolonia se le considera patrona de los odontólogos. En 249, bajo el reinado de Decio (248-251), fue capturada y sometida a tortura por sospecha de atentar contra Roma; durante el proceso, le fueron destruidos los dientes con una piedra y, al pretender quemarla viva, saltó a la hoguera voluntariamente; sin embargo, debido a que las llamas no la consumían, terminaron degollándola. Los dientes fueron recogidos como reliquias y su cabeza se encuentra, dentro de un busto, en la iglesia de Santa María Trastévere en Roma; fue canonizada en el año 299 por el Papa Marcelino, su fiesta es el 9 de febrero, considerado el Día del Odontólogo; se le representa como una joven bonita (a pesar de sus 49 años), sosteniendo en su mano un fórceps (o tenazas) con un molar extraído o con un diente dorado colgado del cuello y con una hoja de palma, como señal de su muerte por martirio; su culto sigue vigente, de tal manera que una oración tradicional en Asturias, España, dice: "Santa Apolonia, aquí estoy, pobre pecador, me duelen los dientes, reconcíliate pronto conmigo y regálame tranquilidad para el cuerpo, para poder olvidar este tormento del dolor de dientes".
Existen cerca de 300 santos cuyos nombres se han asociado con protección y cura de ciertas enfermedades, amparo de médicos y diversos milagros, naciendo por analogía directa con el tipo de martirio del santo en cuestión o, en el caso particular de algunas enfermedades.
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