La inflamación crónica puede manifestarse de diversas maneras, dependiendo de la región en la que se desarrolle.
Según la definición proporcionada por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos (NLM), la inflamación representa uno de los mecanismos de defensa naturales del organismo. Durante este proceso, el sistema inmunitario identifica y contrarresta estímulos perjudiciales, iniciando así el camino hacia la recuperación.
Con mayor precisión, en un episodio inflamatorio, el cuerpo genera sustancias químicas para hacer frente a infecciones o tejidos dañados. Además de las infecciones, las heridas y las lesiones activan este proceso, dirigido por el sistema inmunitario.
Tipos de inflamación
Originada por invasiones microbianas, sustancias nocivas o traumatismos, la inflamación aguda se caracteriza por su rápida aparición y un agravamiento en un corto período. A pesar de su prontitud, los síntomas pueden persistir durante varios días.
En contraste, la inflamación crónica se desarrolla a lo largo de períodos más extensos, llegando a tomar meses o incluso años. Sucede cuando las infecciones o enfermedades persisten, o cuando el cuerpo sufre lesiones recurrentes en la misma zona, como en el caso de la inflamación derivada del humo del tabaco.
Síntomas
La inflamación crónica puede manifestarse de diversas maneras, dependiendo de la región en la que se desarrolle. Es importante señalar que problemas como la ansiedad y la depresión pueden vincularse con este fenómeno. A continuación, se presentan algunos de los signos y síntomas más frecuentes de esta respuesta del sistema inmunitario:
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