Según investigaciones realizadas en la Universidad de Monash, aproximadamente 3 de cada 4 personas con SII experimentan mejoría significativa al seguir una dieta baja en FODMAP.
El Síndrome del Intestino Irritable (SII) es un trastorno digestivo funcional que afecta predominantemente a mujeres y se caracteriza por síntomas como hinchazón, dolor abdominal, estreñimiento, diarrea, gases excesivos y distensión abdominal.
La Lcda. Melanie López, nutricionista dietista de la Universidad Ana G. Méndez de Puerto Rico, con formación en Dieta Baja en FODMAP y Manejo Dietario en SII de la Universidad de Monash en Australia: "en esta condición no se encuentran anomalías estructurales o fisiológicas en el intestino, sino que se presentan disturbios en su función", explicó en exclusiva para Revista Medicina y Salud Pública de Puerto Rico.
Aunque la causa exacta del SII no está clara y se considera multifactorial, involucrando factores como una microbiota intestinal alterada, hipersensibilidad visceral, estrés, ansiedad y procesos postinfecciosos, "la dieta baja en FODMAPs ha demostrado ser una terapia efectiva para aliviar sus síntomas" argumenta la Lcda. López.
Los FODMAP, por sus siglas en inglés, significa Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles Fermentables en español y son los carbohidratos fermentables que se encuentran en ciertos alimentos como la leche de vaca (lactosa), edulcorantes artificiales (polioles), ciertas legumbres (galacto-oligosacáridos) y la miel (fructosa en exceso). Estos componentes pueden no ser absorbidos completamente en el intestino delgado y, al llegar al intestino grueso, donde son fermentados por bacterias, pueden contribuir a la producción de gases, distensión abdominal y otros síntomas incómodos asociados con el SII.
"Esta dieta suele llevar 3 fases, por esto es importante contar con el acompañamiento de un especialista y evitar deficiencias nutricionales y complicaciones de los síntomas", advierte la Lcda. López.
1. Eliminación: Se eliminan los alimentos ricos en FODMAPs para identificar si el paciente es sensible a estos componentes, durante un período de aproximadamente 4-6 semanas. Durante esta etapa, se evitan alimentos como ciertas frutas (por ejemplo, manzanas, peras), productos lácteos ricos en lactosa, ciertos vegetales (como cebollas, ajo), y edulcorantes como el sorbitol y el xilitol.
2. Reintroducción: En esta etapa, se reintroducen gradualmente los grupos de FODMAPs para identificar qué alimentos en específico causan intolerancia. Esto se hace en colaboración con un nutricionista o experto en el área, siguiendo pautas específicas de cantidad y tiempo.
3. Personalización: La fase final implica la personalización de la dieta, liberando las restricciones de manera controlada según la tolerancia individual. Esta fase es la de personalización a largo plazo. Basándose en los resultados de la reintroducción, se establece una dieta modificada baja en FODMAPs que sea sostenible y permita mantener el bienestar digestivo a largo plazo, evitando solo los alimentos que desencadenan síntomas específicos.
La supervisión profesional durante todo el proceso de implementación de la dieta baja en FODMAP es fundamental para asegurar su eficacia y seguridad, así como para proporcionar el apoyo necesario para mejorar la calidad de vida de quienes padecen el Síndrome del Intestino Irritable.
Es esencial adoptar un enfoque proactivo hacia la salud digestiva y colaborar activamente con el médico o nutricionista dietista en el diseño y seguimiento del plan dietético, enfatizó la Lcda. López, añadiendo que esto implica comunicar abiertamente cualquier síntoma o preocupación durante el proceso, así como seguir las indicaciones precisas y realizar los ajustes necesarios según sea necesario.
Vea el programa completo aquí.