El síndrome de Tietze es raro y benigno. Se manifiesta como un dolor torácico agudo y localizado, generalmente acompañado de hinchazón en los cartílagos esternocostales.
Hombre de 26 años, refiere que desde la infancia, a partir de los 12 años, ha estado lidiando con episodios de dolor en el pecho. Comenta que este dolor es recurrente y se presenta principalmente por la noche y le ocasiona despertares nocturnos.
Describe el dolor de diferentes maneras: a veces como punzante o simplemente molesto, pero la mayoría de las veces lo califica como "sordo, profundo y opresivo". La zona donde más siente el dolor es en el lado derecho del pecho, aunque también irradia hacia el lado izquierdo y el brazo correspondiente.
La intensidad del dolor aumenta con movimientos del cuerpo y con respiraciones profundas. Por otro lado, el dolor mejora ligeramente al adoptar ciertas posturas, como hiperflexionar el tronco o al mantener la respiración espiratoria. Acompañando estos episodios, el paciente también experimenta síntomas neurovegetativos, como sudoración y ansiedad.
A lo largo de los años, este joven ha sido considerado un "frecuentador hospitalario", ya que ha visitado el servicio de urgencias en numerosas ocasiones debido a la naturaleza de su dolor. Durante estas visitas, le han diagnosticado siempre síndrome de Tietze, lo que ha llevado a la prescripción de varios analgésicos, incluidos antiinflamatorios no esteroides (AINE), corticoides y opioides.
Sin embargo, su respuesta a estos tratamientos ha sido decepcionante; el alivio que experimenta es breve y muchas veces insuficiente, lo que obliga a aumentar las dosis.
A pesar de someterse a diversas pruebas, como análisis de sangre y electrocardiogramas, no se han encontrado anomalías significativas. En cada ocasión, los resultados fueron normales, y nunca se le realizaron estudios más exhaustivos como ecografías o tomografías para descartar otras condiciones.
En cuanto a su historial médico, tuvo episodios de convulsiones en la infancia, que se catalogaron como "convulsiones febril". Sin embargo, nunca se realizaron estudios electrocardiográficos adicionales que podrían haber ayudado a identificar problemas cardíacos subyacentes.
Además, hay antecedentes familiares de muertes súbitas de origen cardíaco, incluyendo a un tío que falleció a los 35 años y un abuelo que murió a los 55, ambos durante el sueño, lo que sugiere una posible predisposición genética a problemas del corazón.
En su última visita al hospital, el paciente fue dado de alta después de recibir diclofenaco y un relajante muscular. Sin embargo, aproximadamente dos horas después, comenzó a experimentar un fuerte dolor opresivo en el pecho, palpitaciones intensas y dificultad para respirar. Llamó a emergencias y fue llevado de nuevo al hospital, donde su estado se deterioró rápidamente, mostrando signos de choque con presión arterial muy baja (menos de 90 mmHg).
A pesar de que su presión se recuperó momentáneamente, sufrió un colapso repentino y entró en un estado de estupor.
Durante el monitoreo, se observó una fibrilación ventricular con un patrón de torsade de pointes, lo que complicó aún más su situación. Los esfuerzos de reanimación incluyeron descargas eléctricas y la administración de sulfato magnésico para intentar restaurar un ritmo cardíaco normal, pero lamentablemente no tuvieron éxito, y el paciente falleció.
Es una condición rara y benigna que se manifiesta principalmente como un dolor torácico agudo y localizado, generalmente acompañado de hinchazón en los cartílagos esternocostales.
En la mayoría de los casos, este dolor es autolimitado y responde bien al tratamiento con analgésicos y antiinflamatorios, pero su similitud con otros problemas de la cavidad torácica, como afecciones cardíacas, puede llevar a errores diagnósticos, como ocurrió en este caso.
En este caso (F.R. Breijo-Márquez y M. Pardo Ríos), al paciente, lo diagnosticaron con síndrome de Tietze, pues el diagnóstico se basó en las características de su dolor y en la exclusión de otras condiciones, pero no se realizaron estudios más detallados, como ecografías, tomografías computarizadas o gammagrafías óseas, que podrían haber ayudado a descartar otras causas potencialmente graves del dolor torácico.
Una de las omisiones más críticas fue no considerar los antecedentes familiares del paciente, que incluían dos muertes súbitas cardíacas (su tío a los 35 años y su abuelo a los 55, ambas durante el sueño).
Estos antecedentes, junto con los episodios convulsivos que el paciente sufrió en su infancia, deberían haber alertado a los médicos sobre la posibilidad de un trastorno cardíaco subyacente y revelado la arritmia cardíaca.
Sin embargo, el análisis postmortem reveló que el paciente sufría de un trastorno del ritmo cardíaco caracterizado por un intervalo PQ corto y un intervalo QT prolongado, ambos factores que aumentan significativamente el riesgo de muerte súbita cardíaca. La confusión diagnóstica con el síndrome de Tietze, que se caracteriza por dolor osteomuscular en la caja torácica, fue un error crítico, ya que el problema subyacente del paciente era cardíaco y no musculo-esquelético.