Los abscesos tiroideos son poco frecuentes en la práctica clínica y sus características no son bien conocidas, aún más raro es uno provocado por salmonella.
Una mujer de 55 años, en seguimiento por bocio multinodular durante 1 año, acudió a urgencias por una tumoración inflamatoria en la parte anterior del cuello de rápido crecimiento, asociada a fiebre y escalofríos, según reportes de un caso clínico en literatura.
El interrogatorio clínico reveló, también, la presencia de diarrea y calambres abdominales antes de la aparición de los síntomas en el cuello. La exploración física reveló una masa anterior del cuello fluctuante y sensible con secreción purulenta de una fístula en el lado izquierdo del cuello, añade el reporte.
El hallazgo se dio por una inflamación de rápido crecimiento en la parte anterior de la zona inferior del cuello, y como se sospechaba el diagnóstico de cáncer anaplásico, se realizó una TC de cuello pero no se visualizaron signos de invasión. En su lugar, se observó una gran masa necrótica loculada que surgía a expensas del lóbulo izquierdo y un nódulo que afectaba a todo el lóbulo derecho con un centro necrótico.
Estos hallazgos eran sugestivos de una enfermedad tiroidea supurativa, que se confirmó mediante aspiración-incisión con aislamiento de Salmonella enteritidis en el examen bacteriológico. El tratamiento consistió en una terapia antibiótica intravenosa adaptada con ceftriaxona (2 g diarios) durante dos semanas y metronidazol durante 5 días. Tres meses después, se realizó una tiroidectomía total y el examen histológico excluyó la presencia de malignidad.
La salmonella es una enfermedad bacteriana común que afecta el tubo intestinal. Por lo general, la bacteria responsable de esta infección vive en los intestinos de animales y humanos y se expulsa mediante las heces. Con frecuencia, la forma de contagio es a través del contacto con el agua o consumo de alimentos contaminados.
Los patógenos más comunes son los estreptococos y los estafilococos, mientras que la salmonela es una causa extremadamente rara de infección tiroidea. El factor etiológico más frecuente es la fístula del seno piriforme izquierdo, aunque también es posible la propagación hematógena, especialmente en pacientes inmunodeprimidos y en sujetos con anomalías morfológicas del cuerpo tiroideo, explican los médicos.
El drenaje del absceso y una terapia antibiótica adecuada durante una media de 14 días suelen ser suficientes para lograr la curación en ausencia de anomalías morfológicas del tiroides. En nuestro caso, se realizó una tiroidectomía total varios meses después para prevenir la recidiva y evitar una lesión iatrogénica del nervio laríngeo recurrente.
La vascularización y la cápsula gruesa y resistente de la glándula tiroidea son los factores esenciales que explican la rareza de las infecciones de la glándula tiroidea.
Por esto, la citología por aspiración con aguja fina con examen bacteriológico e histológico, es esencial para confirmar el diagnóstico y también excluye una enfermedad maligna como el cáncer anaplásico, que constituye el principal diagnóstico diferencial.
Finalmente, cuando se sospecha de una fístula del seno piriforme debe realizarse una serie de bario o una laringoscopia bajo anestesia general, pero solo después de la resolución del episodio inflamatorio, insiste el caso.
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