El Parkinson, una enfermedad degenerativa del sistema nervioso, es uno de los trastornos del movimiento más conocidos.
En una entrevista exclusiva de la revista MSP, con el reconocido neurocirujano y director de la sección de Trastornos de Movimiento del Instituto de Neurociencia del Manatí Medical Center, el doctor David Lozada ofrece una visión detallada sobre los trastornos del movimiento y los avances en su tratamiento.
Los trastornos del movimiento son una serie de condiciones que se desarrollan en el cerebro, causando problemas en la comunicación entre diferentes regiones cerebrales. "Esto puede resultar en síntomas diversos, siendo los temblores y la enfermedad de párkinson los más comunes". explica el Dr. Lozada.
El diagnóstico de los trastornos del movimiento es clínico, y puede ser desafiante debido a la variedad de síntomas. Es esencial acudir a un especialista con experiencia para obtener un diagnóstico correcto.
El Dr. Lozada enfatiza la importancia de continuar investigando y desarrollando nuevas terapias para abordar los desafíos asociados con los trastornos del movimiento. "Nuestro objetivo es mejorar la vida de los pacientes y proporcionarles opciones de tratamiento efectivas y seguras", concluye el neurocirujano.
Así mismo, el especialista profundiza en los criterios para determinar la idoneidad de los pacientes para la estimulación cerebral profunda. Las fluctuaciones en los síntomas son un factor crucial. Si el paciente experimenta cambios bruscos en su estado funcional, como encenderse y apagarse repetidamente, puede ser un indicador de que la cirugía es una opción viable.
En cuanto al tratamiento se destaca la eficacia de los medicamentos en la mayoría de los pacientes. Sin embargo, en casos avanzados donde los medicamentos no son suficientes, la estimulación cerebral profunda emerge como una opción prometedora.
"La estimulación cerebral profunda es un procedimiento que ha demostrado mejorar la calidad de vida en pacientes con trastornos del movimiento resistentes a medicamentos", explica el especialista. Es crucial identificar a los candidatos adecuados para este tratamiento, y esto se basa en una evaluación exhaustiva de cada paciente.
Además, el tiempo desde el diagnóstico es un factor determinante. El paciente generalmente debe tener un diagnóstico de la enfermedad de Parkinson durante al menos cuatro años antes de considerar la cirugía. Esto se debe a que en los primeros años pueden existir otras condiciones que imitan el párkinson, pero evolucionan de manera diferente.
El estado emocional del paciente también es crucial. "No se recomienda la cirugía en pacientes con depresión severa o demencia", enfatiza el Dr. Lozada.
Es fundamental que el paciente esté en condiciones de participar activamente en su proceso de recuperación y pueda experimentar una mejora en su calidad de vida.
El enfoque multidisciplinario es fundamental en todo el proceso. "Trabajamos en estrecha colaboración con neurólogos, neuropsicólogos, psicólogos y psiquiatras para garantizar una evaluación completa y un tratamiento integral", explica el Dr. Lozada. Después de la cirugía, el paciente recibe atención postoperatoria especializada, incluyendo rehabilitación física, terapia del habla y ocupacional.
Con un equipo dedicado y una evaluación exhaustiva de cada caso, la estimulación cerebral profunda continúa ofreciendo esperanza y mejorando la calidad de vida de los pacientes con trastornos del movimiento.
El Dr. David Lozada, director de la sección de Trastornos de Movimiento del Instituto de Neurociencias del Manatí Medical Center, resalta la importancia de un enfoque integral para abordar los trastornos del movimiento. "Es una condición que definitivamente necesita ayuda integral de todos estos servicios", enfatiza.
En cuanto a la cantidad de pacientes que son candidatos para la cirugía de estimulación cerebral profunda, el Dr. Lozada explica que aproximadamente entre un 10% y un 15% de toda la población de pacientes con enfermedad de Parkinson podría ser considerada. Sin embargo, señala que este porcentaje no refleja necesariamente un fracaso de los tratamientos farmacológicos. "La mayoría de ellos responden bien a los medicamentos", aclara.
El neurocirujano proyecta un aumento en la prevalencia de estos trastornos debido al envejecimiento de la población. "La población mayor de 60 años en Puerto Rico es aproximadamente del 27%", señala. "Esto sugiere que veremos una mayor prevalencia de trastornos del movimiento en el futuro".
Respecto a la mejora en la calidad de vida de los pacientes que se someten a la cirugía, el Dr. Lozada destaca los beneficios significativos. "La cirugía de estimulación profunda mejora casi todos los síntomas", asegura. Sin embargo, también enfatiza la importancia de ser transparente sobre las expectativas. "Siempre les explico a los pacientes las posibles mejoras y también las limitaciones", afirma.
En cuanto a la comunicación con los pacientes, el Dr. Lozada destaca la importancia de explicar el proceso de manera comprensible y transparente. "Utilizo imágenes y dedico tiempo a cada paciente para que comprendan completamente el proceso y las posibles complicaciones", explica.
En su compromiso por mejorar la calidad de vida de los pacientes con trastornos del movimiento, el Instituto de Neurociencias del Manatí Medical Center continúa liderando esfuerzos para ofrecer tratamientos integrales y especializados. El Dr. Lozada y su equipo trabajan incansablemente para proporcionar atención de vanguardia y apoyo compasivo a aquellos que luchan contra estas condiciones debilitantes. Con una visión centrada en el paciente y un enfoque multidisciplinario, están marcando una diferencia significativa en la vida de quienes enfrentan estos desafíos.