Según los autores, la fractura se atribuyó a la combinación de osteoporosis, hiperparatiroidismo y osteomalacia.
Una mujer de 67 años, posmenopáusica y autosuficiente, sin antecedentes de carcinoma, se presentó en nuestro servicio de urgencias con un intenso dolor mecánico en el lado derecho que afectaba su hombro, junto con una notable limitación funcional.
La paciente tenía antecedentes de hiperparatiroidismo primario diagnosticado hace 15 años, confirmado por hallazgos clínicos, de laboratorio y radiológicos. Además, padecía de osteoporosis, con una puntuación T en la cadera de -3,3 y una puntuación T en la muñeca de -3,2, pero no estaba recibiendo tratamiento antiosteoporótico.
El dolor en el hombro había comenzado dos semanas antes, sin historia de traumatismos, esfuerzos repetitivos o factores desencadenantes identificables, y había ido en aumento. Durante la exploración física, se observó sensibilidad a la palpación en la clavícula sin evidencia de hinchazón ni signos inflamatorios. No se presentaban síntomas sistémicos y el resto del examen físico fue normal.
Una radiografía de hombro reveló un defecto óseo medial diafisario heterogéneo y ligeramente osteodenso en la clavícula derecha, con una fractura asociada. Dada la sospecha de malignidad, se realizaron investigaciones urgentes. Sin embargo, una radiografía de todo el esqueleto no mostró fracturas ni anomalías.
Los análisis de laboratorio, incluyendo un hemograma completo y pruebas de función hepática y renal, fueron normales, sin signos de síndrome inflamatorio. Los marcadores tumorales resultaron negativos, así como las pruebas para proteínas de Bence-Jones en la orina y el aspirado de médula ósea para descartar linfoma o mieloma.
A pesar de ello, se observaron alteraciones en los marcadores metabólicos óseos. Los niveles de calcio, fosfato y fosfatasa alcalina estaban elevados, mientras que la vitamina D plasmática estaba notablemente disminuida.
Se realizaron estudios adicionales, incluyendo una tomografía computarizada de tórax, abdomen y pelvis, que no mostró evidencia de cáncer subyacente. Una radiografía de pelvis reveló desmineralización generalizada, compatible con osteomalacia, y una ecografía cervical mostró hiperplasia paratiroidea. Se procedió a realizar una microbiopsia de la lesión en la clavícula, cuyo examen anatomopatológico no reveló presencia de enfermedad relacionada con el cáncer.
La fractura espontánea de clavícula en nuestra paciente se atribuyó a la combinación de osteoporosis, hiperparatiroidismo y osteomalacia. Se aplicó un vendaje en forma de ocho para inmovilizar la fractura. Se inició tratamiento con vitamina D para la osteomalacia y ácido zoledrónico para la osteoporosis. Aunque se recomendó tratamiento quirúrgico para la hiperplasia paratiroidea, la paciente optó por no seguirlo. Lamentablemente, la paciente falleció posteriormente por causas no relacionadas con su diagnóstico.
Las fracturas de clavícula por estrés no son frecuentes, pero son más comunes en la población deportiva. Otras etiologías de las fracturas de clavícula no traumáticas son las metástasis esqueléticas, la proliferación linfomatosa o mielomatosa y las infecciones.
Las metástasis claviculares representan entre el 6 y el 18% de todas las metástasis óseas, en particular las del carcinoma de células renales. El dolor inespecífico de una fractura clavicular de estrés referido a la extremidad superior, puede desviar al clínico hacia causas más comunes de dolor de hombro, como las enfermedades del manguito rotador y del disco cervical.
Una radiografía convencional suele ser normal cuando se presentan los primeros síntomas. Posteriormente, aparece un pseudotumor en la clavícula que se corresponde con el callo de fractura, que puede diagnosticarse erróneamente como un tumor o un proceso infeccioso.
Para definir adecuadamente la fractura y apreciar la calidad del hueso circundante es necesario obtener más imágenes de la clavícula, como una tomografía computarizada o una resonancia magnética. La gammagrafía ósea sigue siendo un método precoz para la detección de esta lesión.
En la mayoría de los casos revisados, las fracturas por estrés de la clavícula, especialmente una fractura medial, se debían a una neoplasia o una infección. Las causas benignas, como las enfermedades óseas metabólicas, son muy raras.
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