Es importante destacar que un infarto requiere atención médica inmediata, mientras que los ataques de ansiedad pueden manejarse de diversas formas.
En la actualidad, las enfermedades cardiovasculares se han convertido en la principal causa de muerte en todo el mundo, incluyendo la mayoría de los países de América. Según datos proporcionados por la Organización Panamericana de la Salud, estas enfermedades se estima que causan alrededor de 1,9 millones de muertes al año en la región.
Muchas enfermedades cardiovasculares son prevenibles
Las enfermedades cardiovasculares, que incluyen el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular, son afecciones no transmisibles, además, muchas de ellas pueden prevenirse mediante cambios en los hábitos de vida, como mantener una dieta saludable, realizar actividad física y adoptar medidas preventivas adecuadas.
Ataques de ansiedad
Por otro lado, los ataques de ansiedad, aunque no son mortales, representan un desafío significativo para quienes los experimentan. La ansiedad es un trastorno psiquiátrico de gran relevancia a nivel mundial, afectando a más de 264 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud.
La ansiedad es una respuesta adaptativa del cuerpo ante situaciones de peligro potencial, desencadenando una intensa sensación de miedo como respuesta inmediata.
Síntomas de ansiedad
Los síntomas de la ansiedad, que incluyen sudoración, tensión muscular, dificultad para respirar, dolores físicos, dilatación de las pupilas y temblores, a menudo pueden asemejarse a los síntomas de un infarto.
Diferencias significativas
Ambos padecimientos comparten síntomas como dolor en el pecho, palpitaciones y taquicardia, lo que puede llevar a la confusión entre ellos. Sin embargo, existen diferencias clave que permiten distinguirlos.
Un infarto, o ataque cardíaco, ocurre cuando una arteria coronaria se obstruye, lo que interrumpe el flujo sanguíneo hacia el corazón y puede causar daño al músculo cardíaco. Los síntomas típicos incluyen opresión en el pecho, dolor que puede irradiar hacia la mandíbula, brazo izquierdo y espalda, dificultad para respirar, sudoración y mareos.
Por otro lado, un ataque de ansiedad se caracteriza por una intensa sensación de miedo o malestar repentino. Sus síntomas pueden incluir aceleración del pulso, sensación de ahogo, sudoración, temblores, dolor de cabeza, presión en el pecho, llanto o gritos incontrolables, náuseas, escalofríos, mareos y hormigueo en manos y rostro. A diferencia del infarto, los síntomas de un ataque de ansiedad tienden a variar con la actividad física y la respiración.
Es importante destacar que un infarto requiere atención médica inmediata, mientras que los ataques de ansiedad pueden manejarse de diversas formas, incluyendo terapia y técnicas de relajación.
Prevención
La prevención desempeña un papel fundamental en la salud cardiovascular. Mantener una dieta saludable, evitar el tabaquismo y hacer ejercicio regularmente son medidas clave para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Además, la atención médica preventiva es esencial para quienes tienen riesgo de sufrir un infarto.
En resumen, tanto las enfermedades cardiovasculares como los ataques de ansiedad son afecciones significativas que pueden compartir síntomas similares, pero se diferencian en sus causas y tratamientos. La comprensión de estas diferencias es fundamental para garantizar un diagnóstico y tratamiento adecuados.
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