El objetivo del tratamiento se establece con base en la severidad de los síntomas y la progresión de la enfermedad.
La literatura médica define a la artritis reumatoide como una enfermedad crónica, que causa inflamación no solo en las articulaciones, sino en todo el cuerpo.
"Todo mundo piensa que la artritis reumatoide es una enfermedad de las coyunturas, pero esto puede afectar muchas otras partes del cuerpo", explicó la Dra. Noemí Varela, reumatóloga y vicepresidenta de la Fundación de Enfermedades Reumatológicas de Puerto Rico (FER), desde ´ReumaExpo Oeste´.
"Y puede estar en la adolescencia, pero es más común entre los 40 o 50 años".
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Afectación sistémica de la Artritis Reumatoide (AR)
Si bien es cierto que la artritis reumatoide se asocia con inflamación, rigidez, deformidad y dolor de las articulaciones, esta enfermedad puede afectar a todo el cuerpo. Empezando por los síntomas somáticos, como el cansancio, malestar y depresión en algunos casos.
"La depresión no es inherente a la enfermedad. Es algo que puede ocurrir por el cambio tan dramático que esto puede causar en el estilo de vida", enfatizó. "Por lo tanto hay efectos emocionales, asociados a la condición que hay que atenderlos. El bienestar es integral, esto quiere decir que hay que seguir con las medicinas, cuidar la salud mental, la alimentación y la condición física".
Asimismo, la artritis reumatoide también puede ser responsable de la inflamación de los pulmones (que podría derivar en complicaciones severas a futuro), así como de los ojos, pérdida de peso, la formación de nódulos reumatoideos, entre otros.
Tras hacer un examen físico, los especialistas recurren a los laboratorios para medir los niveles de FR (proteínas específicas producidas por el sistema inmunitario) en sangre, y de esta manera detectar el riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes.
El FR puede estar presente en la sangre en un 80% de pacientes con la condición, por ello esta prueba, si bien es de gran ayuda, no es determinante.
"Usted puede tener un FR por un virus, por Sjögren, porque ha envejecido. A veces llegan pacientes en pánico total porque les salió la prueba del lupus o AR positiva, pero en realidad no tienen nada", comentó. "Esto es un rompecabezas y las piezas tienen que estar todas allí presentes".
La enfermedad se manifiesta de diferente manera en cada persona, y durante su curso natural, los pacientes pueden experimentar períodos de pocos síntomas, agudos, de inactividad o de progresión que genera daños permanentes.
"No todos los pacientes se deben tratar de la misma manera, no es un libro de recetas", aseveró. "Es un error que veo cometer en personas que no están familiarizadas con estas condiciones(...) El tratamiento se debe ajustar a la necesidad del paciente".
Y es que es importante tener en cuenta los objetivos del tratamiento, que también deben ser individualizados y establecerse con base en la severidad de los síntomas que experimente el paciente.
"Uno tiene que ver qué necesita el paciente y qué complicaciones están asociadas a él". Del mismo modo, la especialista señaló que es importante el rol activo de los pacientes al iniciar el tratamiento, específicamente farmacológico.
"Si usted experimenta uno de los efectos secundarios, debe notificárselo a su doctor. Cuando usted está de acuerdo con su reumatólogo de comenzar terapia tiene que entender que eso le va a ayudar, que va a mejorar su calidad de vida, pero no es un vaso de agua".