La llegada a Puerto Rico de la radioembolización para tratar cáncer primario y metastásico en el hígado tiene sus raíces en el deseo del doctor Javier Nazario Lerrieu
Giovanny Vega De Lleguas
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
La llegada a Puerto Rico de la radioembolización para tratar cáncer primario y metastásico en el hígado tiene sus raíces en el deseo del doctor Javier Nazario Larrieu por proveer una alternativa efectiva a los boricuas con la enfermedad.
Luego de conocer de primera mano la técnica mientras realizaba su especialidad en MD Anderson Cancer Center, en Houston, el galeno decidió regresar a la isla y junto con el doctor Jesús Vidal obtener la primera licencia en Puerto Rico para manejar el radiofármaco denominado Ytrium-90.
En esta modalidad de tratamiento ambulatorio se combina la embolización y la radioterapia y se administran partículas con material radioactivo (Ytrium-90) para causar la muerte de las células cancerosas. Actualmente se realiza el procedimiento en el Hospital HIMA San Pablo en Bayamón.
"Desafortunadamente, la quimioterapia sistémica no es tan eficaz cuando el paciente tiene metástasis en el hígado. Ahí entra el radiólogo intervencional para ayudar al oncólogo y tratar la metástasis del hígado, mientras él se encarga del resto del cuerpo”,
comentó Javier Nazario, radiólogo intervencional, a la Revista de Medicina y Salud Pública.
De acuerdo con Nazario, quien realizó un bachillerato en Ingeniería Química en el Instituto Tecnológico de Massachussets, cerca de 20 pacientes se someten a la radioembolización anualmente en Puerto Rico y obtienen resultados favorables.
Estos pacientes ya no van a responder a mucha quimioterapia. Al nosotros administrarle esto le damos calidad y alargamos su vida de sobre 24 meses. Sin ningún otro tratamiento, pudiese ser seis meses”,
añadió el también egresado de Harvard Medical School.
El tratamiento puede realizarse en cualquiera de los lóbulos principales o en el hígado en general. Su uso evita en el paciente con cáncer las dolencias y efectos secundarios usuales de una quimioterapia y permite una recuperación relativamente rápida con el fin de retomar las actividades diarias con relativa prontitud. Después de todo, no es una cura, sino un procedimiento paliativo.
"Lo ideal sería que el tumor desapareciera completamente. Pero buscamos también que disminuya en tamaño o que se mantenga estable. Cualquiera de esas tres, siendo la primera la mejor, es una respuesta positiva para nosotros”,
dijo Javier Nazario, al tiempo que mencionó el CT Scan y MRI como las opciones más frecuentadas para el monitoreo postratamiento.
Esta modalidad, que lleva realizándose en la isla por los pasados cinco años, y la quimioterapia pueden trabajar simultáneamente en el caso de que el paciente tenga metástasis u algún tipo de cáncer en otra zona del cuerpo en específico.
La radioembolización se utiliza en Estados Unidos y Europa para reducir el tamaño o cantidad de los tumores en pacientes que deseen convertirse en candidatos a recibir un trasplante de hígado.