Cuando los trastornos empiezan a impactar directamente la calidad de vida del paciente de VIH, las señales suelen manifestarse en las relaciones sociales, alteraciones en el funcionamiento general y la adherencia al tratamiento.
En el marco del día mundial del sida, conmemorado el 1 de diciembre, la Revista de Medicina y Salud Pública, conversó con el Dr. Ángel Alemán, neuropsicólogo, para concienciar y educar sobre los trastornos de salud mental más comunes en pacientes con este diagnóstico.
En la conversación con la periodista, el experto mencionó cómo los pacientes con VIH enfrentan grandes desafíos tanto en su salud mental como en su bienestar físico, por lo que, a grandes rasgos, recomendó un enfoque integral en el tratamiento.
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Uno de los trastornos más relevantes en pacientes con VIH es la depresión.
El Dr. Alemán explicó que, según un estudio de Rabin (2008), hasta el "40% de las personas que viven con VIH, se vinculan con la desesperanza, el aislamiento y la disminución del interés en actividades cotidianas", dice. "Normalmente la depresión es de las más prevalentes que podemos observar".
Sin embargo, además de la depresión, la ansiedad es otro trastorno frecuente, asociado principalmente al miedo al estigma y las complicaciones del tratamiento.
"Vemos que la ansiedad se asocia al miedo al estigma", mencionó el Dr. Alemán, quien también añadió que la presencia de trastornos como el "trastorno por estrés postraumático" (PTSD), es frecuente especialmente en pacientes que han sufrido situaciones demasiado impactantes relacionadas con el diagnóstico del VIH.
Cuando los trastornos empiezan a impactar directamente la calidad de vida del paciente, las señales suelen manifestarse en diversas áreas.
Esto incluye dificultades en las relaciones sociales, alteraciones en el funcionamiento general, y la presencia de síntomas psicológicos que afectan la capacidad para trabajar, socializar y disfrutar de actividades cotidianas.
Un aspecto clave que el neuropsicólogo recomienda prevenir, es el aislamiento, pues, "cuando las personas tienden a aislarse de manera sustancial, exacerba todos los síntomas que ya tenía".
Este aislamiento social puede empeorar la situación emocional y dificultar también la adherencia al tratamiento. Como explicó el experto, "si bien el paciente tiene un tratamiento excelente, si no se adhiere a él, no veremos una mejoría".
De hecho, menciona qué, los pacientes con trastornos mentales tienen "unas probabilidades bien altas de abandonar el tratamiento antirretroviral", lo que pone en riesgo su salud a largo plazo.
El VIH puede afectar en gran medida la función neurocognitiva debido a múltiples mecanismos.
Estudios recientes, utilizando herramientas avanzadas como los fMRIs (resonancias magnéticas funcionales), PET scans y CAT scans, han identificado cambios específicos en los circuitos cerebrales. En particular, se observan alteraciones en el sistema límbico y el circuito de Papez, áreas clave para la regulación emocional y cognitiva.
El experto también mencionó que, "el VIH afecta las estructuras cerebrales, especialmente en la parte prefrontal, que está asociada a las funciones ejecutivas". Cuando la enfermedad progresa o no se trata adecuadamente, estas alteraciones pueden deteriorar patrones en estructuras cerebrales, especialmente en la corteza prefrontal, que está directamente relacionada con funciones ejecutivas como la memoria, la atención y el procesamiento de la información.
Por eso, el Dr. Alemán, experto en neuropsicología, resaltó lo necesaria que es la intervención neuropsicológica en la evaluación y tratamiento de los trastornos cognitivos en pacientes con VIH:
"El rol de un neuropsicólogo consiste en utilizar herramientas estandarizadas para evaluar los déficits en funciones ejecutivas, como la atención, la memoria y la capacidad de planificación", explicó.
A través de pruebas neuropsicológicas y tecnologías avanzadas, los neuropsicólogos pueden identificar alteraciones en el cerebro de los pacientes.
Finalmente, el Dr. Alemán habló de los avances en el diagnóstico y tratamiento de las alteraciones neurocognitivas asociadas a este diagnóstico.
Los avances tecnológicos, como "el uso de resonancia magnética para identificar cambios estructurales dentro del cerebro, ha ayudado bastante a poder identificar realmente cómo transcurre la enfermedad, cómo podemos aquellos profesionales que trabajan directamente en la integración de fármacos para atajar esos efectos a nivel neuropsiquiátrico y a nivel fisiológico de la persona", explica.
Además, se están usando herramientas innovadoras como "la rehabilitación digital, que son aplicaciones y programas para mejorar las funciones cognitivas bien específicas del paciente." Estas soluciones digitales están diseñadas para llevar este tema de manera personalizada para los déficits cognitivos.
Otro avance importante que mencionó el experto, es el desarrollo de biomarcadores: "Hoy día estamos viendo muchos más biomarcadores, son pruebas que se están desarrollando para buscar o identificar alteraciones neurocognitivas en etapas tempranas del paciente".
"Yo creo que estos avances que la tecnología ha traído, ayudan a que el diagnóstico sea más eficiente y buscan cómo nosotros podemos unirnos de manera multidisciplinaria para ayudar a los pacientes que es el fin común", concluyó.
