La compañía dio a conocer que el anticuerpo monoclonal donanemab ralentiza el empeoramiento en pacientes con la enfermedad en estadios tempranos.
En la lucha contra el alzhéimer, un nuevo fármaco experimental pasa a la lista de nueva generación de terapias. La protagonista es la farmacéutica Lilly, la cual anunció que el anticuerpo monoclonal, donanemab, dirigido contra la proteína amiloide, precursora de la enfermedad puede retrasar hasta en un 35 % el deterioro cognitivo en pacientes sintomáticos, en estadios tempranos. Sin embargo, falta que salga a la luz el estudio completo, así como los resultados.
No obstante, muchos expertos ya celebran el logro, al tiempo que piden tener precaución, ya que no se trata de una cura de la enfermedad, sino de un freno que detiene el avance irreversible de este padecimiento.
Lo que sí es indudable es que Donanemab se suma a las opciones revolucionarias para hacer frente a una enfermedad que afecta a 50 millones de personas alrededor del mundo y que, hasta el momento, no tiene una cura.
Esta enfermedad se va gestando silenciosamente, durante 15 o 20 años, hasta que comienzan los primeros síntomas, cuando el daño neurológico ya es imposible de revertir. Por ello, la comunidad científica se enfoca en las etapas más tempranas de esta enfermedad, incluso antes de que surjan los primeros signos.
Esto explica por qué los científicos se han enfocado en las placas de proteína amiloide, tal como explica Albert Lleó, jefe de neurología del Hospital Sant Pau, de Barcelona, España: “La acumulación de amiloide es la lesión más precoz, pero esas placas están fuera de las neuronas. Con el tiempo, esas neuronas degeneran y se crea la proteína TAU, que es la que provoca el daño en la sinapsis cerebral [la conexión entre neuronas]”. Desde el punto de vista biológico, agrega el neurólogo, las personas que tienen más amiloide y más TAU, están en un nivel más avanzado de la enfermedad.
Precisamente, el donanemab va contra la proteína amiloide, se une a las placas y las marcas para que el sistema inmune las reconozca y las elimine. En un ensayo en fase III con más de 1.700 personas de entre 60 y 85 años con alzhéimer sintomático, pero en fase temprana, los investigadores constataron, según explica Lilly en un comunicado, que este medicamento provocó una ralentización del deterioro cognitivo y funcional.
El neurólogo del Sant Pau destaca, además, que estos fármacos no son inocuos. Hay riesgos y hay que tenerlos en cuenta. La compañía ha admitido, de hecho, que hay efectos secundarios —en el argot, alteraciones en resonancia magnética relacionadas con amiloide (ARIA, por sus siglas en inglés—, como edemas cerebrales (inflamación) y microhemorragias: un 24 % de los tratados con el donanemab tuvo inflamación cerebral, aunque solo el 6% experimentó síntomas; el 31,4% del brazo que recibió el fármaco y el 13,6% del grupo de placebo también registró microhemorragias.
“Quitar el amiloide del cerebro puede provocar una inflamación cerebral que suele ser asintomática y transitoria, pero obliga a hacer resonancias a las personas que tomen esto”, justifica Lleó. Lilly ha reportado la muerte de tres personas, dos de las cuales se atribuyó directamente a esos efectos graves y una tercera, que falleció tras sufrir uno de estos cuadros. “Nos sentimos alentados por los beneficios clínicos potenciales que puede proporcionar donanemab, aunque como muchos tratamientos efectivos para enfermedades debilitantes y mortales, existen riesgos asociados que pueden ser graves y potencialmente mortales”, admitió en un comunicado Mark Mintun, vicepresidente del grupo de Investigación en Neurociencias y Desarrollo de Lilly.
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