El estudio ‘Movilización temprana de bebés intubados por insuficiencia respiratoria aguda’, realizado en el Hospital Infantil de la Misericordia en Estados Unidos da un parte de tranquilidad ante las preocupaciones existentes sobre las intervenciones de movilidad en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, (UCIP).
Diana Castañeda
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
El estudio ‘Movilización temprana de bebés intubados por insuficiencia respiratoria aguda’, realizado en el Hospital Infantil de la Misericordia en Estados Unidos da un parte de tranquilidad ante las preocupaciones existentes sobre las intervenciones de movilidad en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos, (UCIP).
La seguridad de los pacientes neonatales, la extracción de dispositivos médicos, la falta de recursos y el desacuerdo sobre cuándo están lo suficientemente estables, son algunas de las barreras para movilizar a los infantes intubados, que fueron tenidas en cuenta en la investigación en el que fueron involucrados 23 recién nacidos prematuros, observados durante 158 episodios en una unidad de cuidados intensivos pediátricos.
Normalmente, cuando ocurre un parto fisiológico, los pulmones del recién nacido (RN) pasan de ser un órgano ocupado por líquido, a llenarse de aire debido a la compresión intermitente del tórax, de esta forma, se logra la homeostasis. Este proceso natural inicia con la redistribución del gasto cardiaco y la reducción de la temperatura corporal, producidos por la interrupción de la circulación placentaria, la cual estimula al agente tenso activo, para que disminuya el pH y la presión de oxígeno en sangre arterial (PaO2), por lo tanto, se eleva al mismo tiempo la presión de dióxido de carbono en sangre arterial (PaCo2) necesaria para que los alvéolos se abran y llenen de gas a los pulmones, para dar paso a la primera respiración del neonato. Todo este proceso fisiológico normal acompañado de cuidados específicos y efectivos de los profesionales de la salud, favorecen la adaptación y evolución satisfactoria del neonato. Cabe mencionar que algunos RN pueden presentar problemas respiratorios, que requieren de asistencia con ventilación mecánica.
“Cuando se completó el estudio de 16 meses, la práctica de mantener a los bebés en la UCIP ya no era una ocurrencia rara y se había expandido a una amplia variedad de otros bebés críticos, incluidos los recién nacidos que se recuperaban de procedimientos quirúrgicos para enfermedades cardíacas congénitas complejas”, afirmó la coautora Laura Ortmann, quien realizó el estudio durante su residencia en Hospital Infantil de la Misericordia.
La movilidad temprana ahora se integra en la atención de pacientes críticos, desde neonatos prematuros hasta adultos, pero ha sido más lento para obtener la aceptación de aquellos más jóvenes. Los bebés intubados en la UCIP no tienen acceso a sus mecanismos normales de calma y con frecuencia requieren sedación para tratar la agitación y prevenir la extubación, señala News Medical.
Por su parte, la Revista El Hospital publicó que, en el estudio, los pacientes fueron examinados a diario para identificar a los recién nacidos intubados por insuficiencia respiratoria aguda secundaria, o cualquier enfermedad viral o bacteriana del tracto respiratorio inferior, con una duración esperada de ventilación mecánica de más de 48 horas. Los bebés fueron evaluados para asegurarse de que cumplían con 10 criterios diferentes relacionados con su salud individual, incluidos niveles definidos de oxígeno inspirado, presión inspiratoria y dosis de sedantes.
En los días en que cada paciente cumplía con los criterios de intervención, el objetivo era que el bebé fuera sostenido un mínimo de dos veces durante al menos una hora. No había límite para el número de veces por día o el tiempo. Los infantes fueron sostenidos con mayor frecuencia y por más tiempo que los mínimos establecidos en el protocolo, y la mitad de las sesiones duraban más de 90 minutos. Los signos vitales no fueron diferentes, lo que demuestra que la estimulación era fisiológicamente bien tolerada.
Los resultados se compararon con los registros médicos de un grupo de control histórico emparejado por edad y otras medidas. No hubo diferencias entre los grupos de control e intervención en la duración de la intubación, la duración de la estadía en la UCIP o la duración total en el hospital. El uso de sedantes fue significativamente diferente entre los dos grupos, pero esto probablemente tenga más que ver con los cambios en las prácticas de sedación que con la intervención.
El estudio estuvo limitado por un pequeño tamaño de muestra de bebés intubados por insuficiencia respiratoria primaria. Los investigadores solicitan más estudios que se centren en los resultados tanto infantiles como de los padres y que evalúen las poblaciones de pacientes de mayor agudeza.